06:00 hrs.  30 de Noviembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-976

Ciudad Universitaria

 

 

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SERÍAN CATASTRÓFICAS LAS CONSECUENCIAS DE UNA PANDEMIA DE INFLUENZA AVIAR

 

 

Las consecuencias de una pandemia de influenza aviar serían catastróficas para nuestro país y el mundo, en términos de vidas humanas, en casos de enfermedad y servicios de salud, destacó José Narro Robles, director de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

 

Al participar en el Simposio “La epidemia inminente: influenza A H5-N1. Escenarios e intervenciones posibles”, agregó que también en cuanto a lo económico, pues el libre tránsito de bienes y personas se restringiría, habría cierre de las fronteras a las importaciones y exportaciones, y el turismo disminuiría, entre otras.

 

Incluso, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, sostuvo, calculan que sólo en ese país un evento de este tipo podría generar hasta 80 millones de casos, “y si nos vamos con las cifras bajas de mortalidad, de aquellos fallecerían el 20 por ciento”. Por eso, es indispensable prepararnos como nación.

 

 

La influenza, expuso, es una enfermedad viral que afecta de manera primordial las vías respiratorias del ser humano, se puede registrar en todos los grupos de edad y se presenta con mayor severidad en los extremos de la vida. El virus desencadenante pertenece a la familia Orthomyxoviridae y registra tres tipos: A, B y C. El primero se relaciona con las grandes pandemias, pues circula y se replica en distintas especies, en particular las aves.

 

Sus efectos, refirió, aparecen en ciclos de entre 10 y 25 años. Por esta situación es que en los últimos lustros se ha esperado la aparición de una variedad que pueda afectar al ser humano y contribuir a la producción de una epidemia: alta transmisibilidad, virulencia y letalidad; gran capacidad de recombinación y mutación, así como de infección de un animal a un ser humano y de un individuo a otro.

 

Parecería que ese subtipo, recalcó, fuese el H5N1. “No podemos estar seguros de que esto suceda, pero sí tenemos la obligación de prepararnos por si lo fuera”. Este es de una letalidad alta en aves, cercana al cien por ciento; en los seres humanos varía: se dice que podría estar entre el 20 y el 60 por ciento.

 

Preocupa que a partir de que empezaron a presentarse casos en los seres humanos en el 2003 en Hong Kong, las cifras han venido incrementándose, “y a lo largo del año se han presentado 86 de los 130, en Indonesia, Camboya, Tailandia, Vietnam y China”, aseguró Narro Robles.

 

No obstante, en el mundo y en nuestro país existe una mayor preparación para detectar, diagnosticar y establecer mecanismos para el mejor manejo de una epidemia de influenza aviar, pues la posibilidad de una pandemia existe, y no es una exageración, señaló.

 

En buena parte, indicó, la participación social y el manejo responsable de la información, junto con la capacidad organizativa, pueden dar una efectiva posibilidad de mejorar el desempeño ante una situación sanitaria de emergencia, como la que se prevé pudiera ocurrir en un dado caso.

 

Opinó que existen posibilidades preventivas y terapéuticas. Pero, aseguró, nuestro país tendría que competir con el resto del mundo para la adquisición, tanto de antivirales como de vacunas, que se están desarrollando.

 

A su vez, Pablo Kuri Morales, director general de Epidemiología de la Secretaría de Salud, informó que en nuestro país se espera tener, en su momento, la capacidad de producir una vacuna contra la influenza estacional, que sirva para cubrir la demanda interna, pero eventualmente pasar a la aviar.

 

El funcionario gubernamental adelantó que este proceso llevará por lo menos de cinco a seis años. De ahí que indudablemente se debe hacer más investigación básica, clínica y epidemiológica para desarrollar mejores antivirales, por ejemplo.

 

Anunció que existe un Plan Nacional de Preparación y Respuesta, cuyo objetivo es proteger a la población mexicana ante el riesgo de que ocurriera esta expansión. Sus líneas de acción abarcan seis puntos: difusión y movilización social, coordinación (fundamental para la respuesta oportuna), vigilancia epidemiológica, atención médica, servicios a la población, así como reserva estratégica (que incluiría antivirales y antibióticos, por mencionar algunos).

 

Así, expresó, los retos son planear acciones ante un escenario de total incertidumbre y operar el plan a todos los niveles. Para probar su eficacia es necesario hacer ejercicios y simulacros para evaluar la respuesta. Si hubiera una pandemia, se estima que en un periodo de seis meses pudiera afectarse entre 10 y 25 por ciento de la población.

 

Por su parte, Néstor Ledesma Martínez, jefe del Departamento de Producción Animal: Aves de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, advirtió que la influenza aviar representa una amenaza para la agricultura nacional; sin embargo, la información equivocada entraña un riesgo mayor.

 

El especialista comentó también que ese mal tiene dos presentaciones clínicas: de baja y alta patogenicidad. En México, se tiene en aves desde 1994 el virus H5N2, que pertenece al primer grupo; del segundo, no existen en nuestro territorio.

 

Recordó, además, que en 1995 hubo un brote de influenza aviar de alta patogenicidad en aves comerciales que fue controlado mediante sacrificio y vacunación. De hecho, en medicina veterinaria se puede decir que nuestro país es el primero que de manera exitosa aplica una vacuna comercial para proteger a las aves domésticas.

 

Asimismo, precisó, se cuenta con la Norma Oficial Mexicana 044-ZOO-1995 dedicada a la Campaña Nacional contra la Influenza Aviar, respuesta para controlar a la que se presentó a mediados de los noventa, que se encarga de la prevención, control y erradicación de ese padecimiento. Hay, de hecho, más de 10 estados libres del virus.

 

Para María Yolanda Cervantes Apolinar, directora médica de Vacunas de Glaxo Smith Kline México, las dosis son consideradas la primera línea de defensa contra la influenza aviar en humanos para reducir la morbimortalidad. No obstante, aclaró, ningún país tendrá el suministro adecuado al inicio de la pandemia. Aparecerán a los tres o seis meses después, y no necesariamente en todo el mundo al mismo tiempo.

 

En la actualidad, comentó, cerca de 10 naciones y ocho empresas trabajan en estas vacunas. Inclusive, una de esas compañías va a presentar sus resultados al inicio de diciembre próximo con el uso de H5N1 a la OMS. 

 

Intervinieron además en el Simposio: Javier Barroso, jefe de Epidemiología Hospitalaria del Instituto Nacional de Perinatología; Juan Carlos Tinoco Favila, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital General de Durango, y Eduardo Rodríguez Noriega, del Departamento de Infectología del Hospital Civil de Guadalajara.

 

Asimismo, Gustavo Reyes Terán, del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias; Irma López Martínez, del Instituto Nacional de Diagnóstico y de Referencia Epidemiológica, así como Samuel Ponce de León Rosales y Sigfrido Rangel Frausto, director médico y director médico asociado de Virología e Inmunología de Bristol-Myers Squibb de México, respectivamente.

 

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PIES DE FOTO

 

 

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Samuel Ponce de León y José Narro Robles al participar en el Simposio “La epidemia inminente: influenza A H5-N1. Escenarios e intervenciones posibles”, en la Facultad de Medicina de la UNAM.

 

 

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En la Facultad de Medicina de la UNAM se efectuó el Simposio “La epidemia inminente: influenza A H5-N1. Escenarios e intervenciones posibles”, donde se dieron cita renombrados especialistas.

 

 

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Nuestro país espera tener capacidad de producir una vacuna contra la influenza aviar, señaló en la UNAM Pablo Kuri Morales, director general de Epidemiología de la Secretaría de Salud.