Boletín
UNAM-DGCS-974
Ciudad Universitaria
DESCUBREN CIENTÍFICOS DE LA UNAM LA ZONA DEL CEREBRO DONDE OCURREN LOS PROCESOS DE PERCEPCIÓN
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El hallazgo de Ranulfo Romo y Víctor de Lafuente,
del Instituto de Fisiología Celular, revoluciona conocimientos arraigados desde
hace cien años
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Abre posibilidades de avances en tecnologías
interfase mente-máquina
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Por su importancia, los resultados se publicaron
en la prestigiada revista Nature
Neuroscience
En un hecho que revoluciona conocimientos arraigados por
más de un siglo y abre posibilidades de avances en tecnologías de interfase
mente-máquina, así como en enfermedades neurodegenerativas, un grupo de
científicos del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, encabezado por
Ranulfo Romo y Víctor de Lafuente, descubrió que los procesos finos de la
percepción ocurren en el lóbulo frontal del cerebro y no en las zonas
sensoriales primarias de la corteza cerebral, como se creía tradicionalmente.
El hallazgo fue hecho por universitarios mexicanos en uno
de los laboratorios de Fisiología Celular, único en Iberoamérica y de los más
avanzados del mundo, equipado con tecnología de punta, luego de un trabajo de
cuatro años de entrenamiento y experimentación en monos. Por su importancia,
los resultados de la investigación se publicaron ya en la prestigiada revista Nature Neuroscience.
Ranulfo Romo explicó que con este experimento, que fue la
tesis doctoral de Víctor de Lafuente, bajo su tutoría, se demostró de manera
inequívoca dónde ocurren realmente las señales neurales que determinan nuestra
percepción.
Sobre la posibilidad de que puedan desarrollarse, a
partir de este hallazgo, tecnologías de interfase mente-máquina, ambos científicos detallaron que las
neuronas procesan información y la comunican a través de impulsos eléctricos.
“Si somos capaces de registrarlos,
podemos saber las intenciones de un sujeto y transmitirlas a un dispositivo
mecánico. En este sentido, se puede leer el
pensamiento porque éste no es más que actividad eléctrica en el cerebro,
al igual que las emociones, sensaciones y percepciones”.
Ranulfo Romo ejemplificó que si se logra decodificar,
encontrar el código neural de cómo
tenemos la intención de mover un brazo, se podría tomar la información de estas
células y llevarla directamente a los nervios generadores del movimiento, lo
que podría contribuir a favor de personas parapléjicas.
“El sujeto tiene la intención de generar un movimiento.
Posiblemente no puede mandar el comando, lo que se trataría de hacer es un puente entre la lectura de esta
información de las neuronas, la intención
y pasarlo directamente a los miembros”, resaltó.
El descubrimiento, aseveró, va a tener implicaciones
importantes en los próximos diez o 15 años, ya que se demuestra por primera vez
cuál es el rol funcional de estas zonas corticales del cerebro y dónde
ocurren los procesos finos de nuestra
percepción.
Entre el sofisticado material con el que trabajan
destacan computadoras, software y equipo de electrónica avanzado, por lo que a
partir de este hallazgo, continuarán las investigaciones porque aún “hay mucho
qué descubrir en torno al cerebro humano”.
Los expertos abundaron que tradicionalmente se pensaba
que el sustrato neural de nuestras percepciones ocurría en las cortezas
sensoriales primarias, que son las etapas más tempranas del procesamiento de la
información que viene de los órganos de los sentidos.
Sin embargo, el experimento muestra inequívocamente que
en el lóbulo frontal, concretamente en el área motora suplementaria, se crea un
sistema o centro de convergencia que puede tomar información, tanto de la
memoria como de la parte sensorial, para generar acciones, precisaron.
Parte del trabajo ha sido saber cómo la neurona en el
cerebro combina la información de memoria con la sensorial, en tiempo real, lo
cual lo hace en aproximadamente 200 minisegundos. Un ejemplo de ello es cuando
hay sujetos que sufren amputaciones de algún miembro y refieren sensaciones
extrañas en la parte “fantasma”, que llega a producir dolor interno,
aseguraron.
Ranulfo Romo previó que este hallazgo creará un gran
debate a nivel internacional. En los últimos años el laboratorio ha aportado
evidencias de cómo pueden ocurrir diversos procesos en el cerebro.
El experimento realizado en el Instituto de Fisiología
Celular requirió que los monos, nacidos en el laboratorio, fueran
cuidadosamente entrenados entre seis y dos años, para estudiar el
funcionamiento y actividad de las células individuales de distintas zonas del
cerebro, mientras el animal elaboraba la percepción, indicó.
“Nos permitió leer la mente del mono y su actividad
eléctrica para buscar correlatos precisos con los estímulos sensoriales, y con
el grado de percepción que experimentaba el animal en ese instante”, señaló el
investigador.
Los monos, expuso Víctor de Lafuente, recibieron una
descarga de vibración en uno de los dedos y
apretaron botones como respuesta al sentirlo. “Si el animal sentía el
estímulo, las neuronas de la corteza frontal se activaban y sabíamos por
adelantado, antes de que el mono apretara el botón, que lo había percibido”.
Por el contrario, continuó, “cuando el estímulo era
pequeño, y el animal no lo sentía, estas neuronas no se activaron, es decir no
reflejaban la cantidad física del mismo, sino la percepción del animal”. Ello,
a diferencia de las neuronas sensoriales, que no muestran lo que el mono
percibe, sino las cantidades físicas de una sensación.
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Ranulfo Romo y Víctor de Lafuente, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, descubrieron que los procesos finos de la percepción ocurren en el lóbulo frontal del cerebro.
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Ranulfo Romo y Víctor de Lafuente,
del IFC de la UNAM, publicaron los resultados de sus investigaciones sobre
la ubicación de la percepción en el cerebro, en la revista
Nature Neuroscience.