Boletín
UNAM-DGCS-914
Ciudad Universitaria
Pies de foto al final del boletín
EN RIESGO PROCESOS DEMOCRÁTICOS DE MÉXICO, DE NO HABER CONFIANZA EN LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS
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Advirtió Diego Valadés, director del
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, quien dijo que la democracia
exige la dosis de credibilidad en la vida institucional
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El presidente de la SCJN, Mariano Azuela
Güitrón, resaltó que el problema de esta época moderna es la difusión de una libertad
sin límites, que tiene aceptación por gran parte de la comunidad
De no generarse
corrientes importantes de confianza fundada en la acción de las instituciones
públicas, los procesos democráticos que se viven en México pueden estar en riesgo,
advirtió el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la
UNAM, Diego Valadés.
La democracia,
precisó, exige la dosis fundamental de credibilidad en la vida institucional,
la cual se genera a partir de que los gobernados estén convencidos de la ética
de sus dirigentes.
Durante el primer
día de trabajos del Congreso Internacional sobre Ética Judicial, Profesional y
Académica, inaugurado por el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN), Mariano Azuela Güitrón, el titular del IIJ aseveró que en este
momento una de las preocupaciones centrales de las sociedades es el
comportamiento, la conducta apegada a patrones morales de sus líderes.
De ahí, sostuvo,
surgen factores de escepticismo o de confianza en el funcionamiento de las
instituciones.
En todas las
sociedades, subrayó, hay una creciente mortificación relacionada con un nuevo
tipo de libertad. Lo que se teme no es tanto la acción opresiva del Estado,
sino la desviación de las funciones públicas en perjuicio de los gobernados, lo
cual es un tema ético.
Se trata, alertó,
de un nuevo riesgo que se cierne sobre las sociedades y que genera temores, en
la mayor parte de las circunstancias, porque el sistema de desviación del poder
–en función de acciones que se alejan de los principios–, para el gobernado
constituye una forma de ver amenazada su integridad, libertad y capacidad de
actuar en la colectividad, así como en la equidad y en la justicia.
Diego Valadés
puntualizó que en México se han dado importantes avances, debido a que el Poder
Judicial de la Federación ha emprendido una relevante acción en ese sentido.
En el país,
resaltó, es claro el nerviosismo generalizado por los problemas éticos, pero
también porque las acciones se realizan de manera aislada, de forma tal que
cada grupo, organización, gremio e institución, adopta decisiones en la
materia, pero que no tienen correspondencia con las que se llevan a cabo en
otras áreas.
Hacia el futuro,
confió en que se integrará un Centro de Estudios de Problemas de Ética Pública
que permita, por lo menos, concentrar la información generada en el país sobre las acciones emprendidas, a fin de
orientar a grupos y organizaciones que requieran de apoyo.
A su vez, el
presidente de la SCJN, Mariano Azuela Güitrón, resaltó que al lado de las
preocupaciones de que se cumpla con las obligaciones propias de cada actividad
humana, el problema de esta época moderna, del siglo XXI, es la difusión de una
libertad sin límites que tiene aceptación por gran parte de la comunidad.
Así, abundó, cuando
les corresponde desempeñar un compromiso determinado surge esa contradicción,
por lo que será de gran utilidad un documento o un código de ética respectivo,
que les precise la conducta debida y esperada por la población en el desarrollo
de su cargo.
La intranquilidad
generalizada en esta época por los valores, la deontología y la ética, aclaró,
es parcialmente cierta, porque una sociedad consumista con facilidad ofrece un
panorama de gran influencia mediática, en la que la difusión sobre la libertad
lleva el mensaje de que es ilimitada. Es decir, “soy libre para hacer lo que me
dé la gana”.
Esto, recalcó,
pugna con lo que es la ética, la cual supone “soy libre para hacer lo que
debo”. En estos temas, hay cierto consenso donde las comunidades se ponen de
acuerdo, juzgan y condenan a quien en determinado sitio actúa de una manera
diversa, no conforme a los valores que en esa colectividad se presentan.
Pero, normalmente
cuando los órganos lo reflejan en la Constitución, forma parte implícita de los
valores que están dentro de las normas.
Mariano Azuela
confió en que haya una transformación que haga que se tenga un recto concepto
de la libertad, la cual sea criterio rector en todas las comunidades.
La ética judicial, explicó,
es el conjunto de deberes cuyo cumplimiento deviene de la plena aceptación de
esos parámetros, para asumirlos y vivificarlos en forma cotidiana.
En la primera de
tres sesiones, que estuvo moderada por Edgar Corzo, participaron los ministros
del Supremo Tribunal Federal de Brasil, Eros Grau, y de la Suprema Corte de
Justicia de Argentina, Rodolfo Vigo, así como el magistrado del Tribunal
Supremo de España, Pablo Lucas Murillo de la Cueva.
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FOTO 1.
Edgar Corzo,
Pablo Lucas Murillo, Mariano Azuela, Diego Valadés, Eros Grau y Rodolfo Vigo en
el primer día de trabajos en la UNAM del Congreso Internacional sobre Ética
Judicial, Profesional y Académica.
FOTO 2
Mariano Azuela y Diego Valadés
hablaron en la UNAM sobre la importancia de que los gobernantes se apeguen a
una conducta ética, pues de lo contrario estarán en riesgo los procesos
democráticos.
FOTO 3
Asistentes al Congreso Internacional sobre Ética Judicial, Profesional y Académica, efectuado en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.