06:00 hrs.  10 de Noviembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-898

Ciudad Universitaria

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GANAN UNIVERSITARIOS PRIMER CONCURSO DE DISEÑO DE VIVIENDAS DE MADERA

 

·        Profesores y estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la UNAM lo obtuvieron en sus dos categorías

·        Merecieron primer lugar en Vivienda Rural, y segunda posición en la de Emergencia, en el certamen convocado por la Semarnat

·        Sus propuestas permitirían enfrentar el problema de los desplazados por desastres naturales y las condiciones de habitación en el campo

 

Profesores y estudiantes de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM resultaron ganadores en las dos categorías del Primer Concurso de Diseño para Viviendas de Madera, convocado por la Comisión Nacional Forestal, dependiente de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

 

Sus novedosas propuestas, que permitirían enfrentar el problema de los desplazados por desastres naturales y las condiciones de habitación en el campo, merecieron primer lugar en Vivienda Rural, y segunda posición en Vivienda de Emergencia.

 

El equipo está conformado por los académicos Héctor García Olvera, José Luis Rincón Medina y Adrián Baltierra Magaña, así como los egresados Javier Serralde Contreras, Pedro Martínez Bringas, Juan Carlos Figueroa Carrillo y Elena Tudela Rivadeneyra.

 

 

Al concurso, realizado con el apoyo de organismos como la Comisión Nacional de Fomento a la Vivienda, Fideicomiso Fondo Nacional de Habitaciones Populares, y Consejo Nacional de la Madera en la Construcción y Empresas, se presentaron alrededor de 48 firmas de arquitectos, muchos con orientación industrial.

 

Con los trabajos se lograron “resultados de evaluación alentadores; se tuvo la oportunidad de formar un equipo y representar a la Universidad. Se espera que esto beneficie al país, no sólo con vivienda popular sino con el apoyo a la producción de madera”, consideró Héctor García Olvera.

 

Detalló que el proyecto para moradas emergentes considera la conformación del espacio habitacional por medio de un panel en zigzag, cuyas características de resistencia proveen las especificaciones necesarias para el restablecimiento de desplazados y restituir el tejido social alterado por un desastre natural.

 

La rural, en tanto, se caracteriza por la elaboración de un panel “bastidor”, que posibilita la definición de la casa y considera las costumbres de los habitantes en ese ámbito. Para ambos tipos, se jugó “con un esquema semejante, ya que, por lo general, el problema de emergencia se da en el medio rural”, explicó.

 

El trabajo se propone atender el grave problema de carencia e inadecuación de la edificación popular en el campo y en áreas que han sufrido el embate de contingencias o reubicación por riesgo, donde, por lo general, añadió, las personas están marginadas y tienen poca capacidad económica. Esto es importante cuando de forma recurrente se enfrentan ciclones.

 

Se atendió “a la par la demanda de una vivienda mínima para sectores sociales en tales circunstancias. Tiene 39 metros cuadrados de pie de casa; pero no sólo se vio la parte arquitectónica, de una construcción bonita y habitable, sino económicamente viable, ya que su costo en producción masiva sería de menos de 40 mil pesos”, adelantó.

 

En ambos casos, constan de dos dormitorios, un comedor, estancia, cocina y servicio sanitario; en cercanía con la instalación hidráulica hay lugar para lavar ropa; cabe la posibilidad de recoger agua pluvial para autoconsumo e, incluso, colocar un calentador solar artesanal en la cubierta, debido a su inclinación, detalló.

 

Los arquitectos universitarios diseñaron novedosos paneles de madera, con los que “arman” los hogares. En este caso, señaló el arquitecto, se aprovechó el principio de estabilidad de materiales por su forma geométrica y se generó el zigzag, a manera de “acordeón”, fácil de producir y fabricado con una placa de madera aglutinada que forma toda la estructura.

 

Es decir, abundó, con ello se resuelven todos los muros y divisorios interiores, e incluso, la cubierta. La casa es de madera al 100 por ciento, aunque el piso es de concreto, pues funciona como un anclaje sólido, de peso, para enfrentar el viento.

 

En tanto, indicó, la de uso rural se basa en divisiones “tipo bastidor”; consta de un marco y una estructura de tres largueros horizontales de madera maciza. Por su forma sencilla puede ser elaborada por mano de obra no calificada; la única exigencia se encuentra en la forma de unión del lazo de los elementos del marco.

 

Ambos tipos de panel, que en las dos edificaciones son los componentes fundamentales, desempeñan de manera simultánea la doble función de limitantes morfoespaciales y elementos de soporte físico y estructural, expuso. La concepción no es de esqueleto, postes, columnas y trabes aisladas, sino de muros o secciones de carga, transmisores de todo esfuerzo.

 

La totalidad de componentes, aclaró, son de madera natural e industrializada, además de poder ser embalados y empacados de forma compacta para transportarse a cualquier parte. “Pueden ir al Soconusco o Chihuahua por su peso mínimo”. Además, por el tratamiento, puede soportar humedad, lluvia, heladas o vientos, sin grandes costos de mantenimiento y con una durabilidad de 40 años.

 

El panel zigzag será llevado al Laboratorio de Materiales y Estructuras de la Facultad de Ingeniería, donde se probará contra viento, termitas y otros factores. De hecho, agregó García Olvera, otra novedad es el material usado, una variante de aglutinado de madera donde se aprovecha todo el árbol, incluso las ramas.

 

Ahora se construye un prototipo que será exhibido y probado en  la Expo Forestal, a realizarse en la ciudad de Morelia, Michoacán, donde podrán observarlo los interesados, expresó.

 

En México no existe la costumbre de usar madera en las viviendas; se ha estigmatizado porque se cree que puede quemarse con facilidad. De ser así, ya se hubiera dejado de usar en regiones como Europa, afirmó el experto. Para evitar que así ocurra, se propone “una tecnología basada en un aglutinante, una resina que evita incendios”.

 

Con este tipo de proyectos, de forma adicional, podría abrirse el mercado de este material para vivienda. Eso estimularía la producción forestal en muchas zonas. De hecho, dijo, algunos integrantes del sector empresarial ya han mostrado interés en la propuesta de los universitarios.

 

Por último, comentó que los proyectos ganadores pueden ser aprovechados para ayudar a la población afectada por huracanes en el sureste del país, ya que cada unidad puede ser armada y terminada en cinco días en jornadas laborales de ocho horas.

 

“Se podría instalar un taller artesanal en Tapachula, Chiapas, por ejemplo, e irradiar desde ahí la producción de viviendas populares. Toda la casa puede ser producida por los habitantes del sitio y generar empleos emergentes”, concluyó

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01.

 

Un grupo de profesores y estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la UNAM resultaron ganadores en las dos categorías del Primer Concurso de Diseño para Viviendas de Madera.

 

 

FOTO 02

 

Héctor García Olvera, profesor de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, dijo que sus propuestas permitirían enfrentar el problema de los desplazados por desastres naturales.

 

 

FOTO 03

 

Las casas propuestas por los arquitectos de la UNAM para vivienda rural y de emergencia, constan de dos dormitorios, un comedor, estancia, cocina y servicio sanitario, y son totalmente de madera.