Boletín
UNAM-DGCS-878
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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Destacó
en la UNAM José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía para el Estudio de
la Violencia
·
En
el Instituto de Investigaciones Sociales dictó la conferencia El terrorismo
islamista y sus motivaciones, que formó parte del Seminario La agresión
polarizada
El terrorista
islámico cree ante todo en el poder de la imagen. No atenta en un solo lugar,
sino en varios de forma sincrónica o separada en el tiempo pero con los
intervalos necesarios para conseguir el mayor impacto mediático, aseguró en la
UNAM José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la
Violencia.
Calcula
perfectamente su objetivo, y lo lleva a cabo como un guionista y, desde luego,
los medios de comunicación masiva forman parte de esta idea, añadió.
Lo que quieren,
señaló, es conseguir el mayor impacto posible y poner de manifiesto que están
bien organizados, “y seguirán estándolo por mucho tiempo, porque no es un
terrorismo jerarquizado, donde las directrices vayan de arriba hacia abajo: es
difuso, en forma de red, donde cualquiera en un momento determinado puede
atentar aunque luego adjudique lo que hace a Al Qaeda, como una entidad superior”.
Los políticos,
sobre todo en occidente, se han empeñado en decir que todos los terroristas son
iguales, pero no es verdad. Si bien todos atentan para aterrorizar a la
población no combatiente, con el fin de que ésta presione sobre sus distintos
gobiernos y se introduzcan cambios en el status quo, hay dos grandes tipos de
acuerdo con su modus operandi: el laico y el religioso integrista, aseveró el
también catedrático de Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Valencia,
España.
En la Sala de Usos
Múltiples del Instituto de Investigaciones Sociales indicó que el laico nace en
Europa y América en la década de los 60. Algunos de sus grupos representantes
son ETA, en España; IRA, en Irlanda, y las Brigadas Rojas, en Italia. Lo
integran personas que se perciben a sí mismas como soldados que están en una
lucha justa y legítima contra la opresión, la cual puede tener distintas
formas: la del Estado o una clase social o económica, por ejemplo. Se sienten
la vanguardia revolucionaria.
No suelen ser
letales, es decir, si algo cuidan es cuántas personas perjudican. Sus atentados
se mantienen por debajo de la treintena de afectados, lo general es que tengan
una o dos víctimas. “A veces, se les va la mano, pero es por accidente o en
caso de emplear una estrategia secundaria”. Lo importante para ellos no es el
número, sino a quiénes eliminan; eso es lo simbólico, detalló.
Los islamistas no son así. Estos también
se perciben como soldados que forman parte de una vanguardia revolucionaria,
pero no de una población, sino de la Uma (comunidad mundial mahometana).
“Cualquier otra identidad de grupo es bárbara, ignorante”. Pretenden acabar con
el enemigo del Islam “que es aquel mal musulmán que dentro de su mundo ha
asumido las ideas decadentes, los contravalores de occidente: la falta de
caridad, el hedonismo, la hipersexualidad y cualquier forma de gobierno o idea
que hable sobre el hombre despojando a Dios de su omnipotencia”, aclaró.
Así, democracia,
socialismo o nacionalismo para ellos es basura, “pues hacen que todo gire en
torno al ser humano”, no de Alá, indicó en la conferencia El terrorismo
islamista y sus motivaciones, que formó parte del Seminario La agresión
polarizada.
Cabe señalar que existe una diferencia
entre islámico e islamista. El primero abarca todo lo que se refiere al Islam,
una de las religiones más extendidas en el mundo, “aunque no sólo es eso, sino
mucho más: norma la conducta de la persona y un buen musulmán es quien vive de
acuerdo con los dichos y hechos comprobados de Mahoma, el Corán, el libro
santo. El segundo es quien cultiva una variante integrista del Islam, son los
musulmanes radicales.
Las ideas fundamentales del islamismo de
que el Islam retorne a la política y de que el mundo musulmán está siendo
invadido por la barbarie, crece con toda virulencia en Egipto y Siria desde los
años 60. Los tres principios que manejan son: primero, el Islam debe regir la
forma de vida; segundo, requiere reconocer la omnipotencia de Dios y en ningún
momento debe deteriorarse al pasar parte de su poder al ser humano, y, tercero,
hacer todos los esfuerzos posibles para que esa forma de vida, sea defendida
contra sus enemigos y extendida mediante la mente, la palabra y la espada,
expuso.
Su ideólogo principal fue Sayyid Qutb,
quien puso las bases para realizar un levantamiento armado contra los regímenes
laicos en el mundo musulmán. Eso es lo que se trata de hacer en Palestina,
ejemplificó.
Cuando un terrorista centra su acción en
torno a la defensa a ultranza de los valores mencionados, de la religión,
piensa que las propias acciones las juzga Dios y no el hombre; cuando la única
identidad que se reconoce es la de ser musulmán y cree que todas las demás son
bárbaras, ya no hay cortapisas para su letalidad, abundó.
De esta forma, sus atentados son indiscriminados,
porque no temen perder el apoyo de nadie; asimismo, no importa quién, el
símbolo no es nunca la persona, sino el lugar (las Torres Gemelas en Estados
Unidos, la estación de Atocha en España, los metros de Londres). Otra cosa que los diferencia de los laicos
es que llevan a cabo “la masacre escenificada”: tienen que matar a miles para
aterrorizar a millones.
Otra diferencia brutal respecto a los
terroristas laicos es su concepción de vida. Éstos, dijo, no se suicidan, “sólo
ha habido un caso en las filas del IRA”.
Para los islamistas, las cosas son
distintas, encuentra en ese morir el camino más directo hacia el paraíso. No
creen en el valor de la vida, sino en Alá, en Dios ante todo, y si puede llegar
antes a él por qué no. No se mata como los occidentales, como una salida ante
la desesperación, porque no se puede más, sino que esa es una manera de
combatir al enemigo con aquello que tiene a su alcance, que es su propio
cuerpo, puntualizó.
Finalmente, el
autor de los libros La violencia y sus claves, La mente de los violentos y El
terrorista, entre otros, destacó que el islamismo ha evolucionado en los
últimos tiempos: de grupos que habían estado actuando nacionalmente a otros
transnacionales, los cuales han incorporado la idea de la tecnología de una
manera firme y férrea.
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FOTO 01
El catedrático
español José Sanmartín dijo en la UNAM que las ideas fundamentales del
islamismo es que el Islam retorne a la política y de que el mundo musulmán está
siendo invadido por la barbarie.
FOTO 02.
José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, expuso ante la comunidad de la UNAM que los islamistas buscan el mayor impacto posible con sus atentados terroristas.