19:00 hrs.  25 de Octubre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-846

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de foto al final del boletín

LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS HA CONTRIBUIDO CON LA DEMOCRACIA REGIONAL

 

·        No han desaparecido las violaciones a estos derechos, pero la comunidad de esta zona parece haber superado regímenes fuertemente antidemocráticos, aseveró Sergio García Ramírez, presidente de la CIDH y miembro del IIJ de la UNAM

·        Dictó una conferencia magistral en el Seminario “La Corte Interamericana de Derechos Humanos a 25 años de su funcionamiento”

·        El investigador emérito de la UNAM, Héctor Fix-Zamudio, dijo que para que la Corte funcione de mejor manera es indispensable modificar su presupuesto.

 

A 25 años de su funcionamiento, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha contribuido a la causa de la democracia y de la protección de estas garantías en la región, afirmó el presidente del organismo y miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, Sergio García Ramírez.

 

Aclaró que aunque no han desaparecido las violaciones en este ámbito, la comunidad de esta zona parece haber superado algunos de los retos más apremiantes y crueles, que planteaba hace 50 años la existencia de regímenes fuertemente antidemocráticos y adversos al tema.

 

En presencia del director del IIJ, Diego Valadés, resaltó que las condiciones y el escenario de hoy son distintos a los que prevalecían aquellos años por lo que toca a la lucha democrática, y por ello es necesario repensar el actual sistema de protección a estos derechos para dar una mejor respuesta.

 

En la sede del IIJ, donde se realizó el Seminario “La Corte Interamericana de Derechos Humanos a 25 años de su funcionamiento”, García Ramírez dictó una conferencia magistral en la que señaló que en la búsqueda de mejores formas de convivencia, el organismo ha cumplido su tarea, tras reafirmar que los derechos humanos son binomio, condición de democracia y producto de ella.

 

Explicó que la CIDH constituye una buena, razonable y madura culminación de este sistema de garantías que se inicia en los Estados, y que culmina en instrumentos internacionales, por lo que ha atendido con eficiencia las expectativas y esperanzas que le dieron origen.

 

Asimismo, destacó que ha habido una recepción de los pronunciamientos de la Corte en la jurisprudencia de los altos tribunales nacionales.

 

Expresó que debe ser motivo de regocijo el hecho de que el viento generado en una Corte Internacional, creada por los Estados, haya revertido hacia éstos y se forme, a través de jurisprudencia internacional y nacional, una cultura judicial sobre derechos humanos que puede influir en el mundo.

 

Abundó que el sistema interamericano de derechos humanos no se confina a una entidad de siete comisionados y una Corte de siete jueces, ya que existen otros protagonistas, como los Estados.

 

“Los 500 millones de seres humanos que vivimos en los 21 estados que han reconocido la competencia de la Corte, esperamos no sólo de ella, sino de los mismos, respeto y protección” de estos derechos, resaltó.

 

Mencionó que otros protagonistas del sistema de protección de derechos humanos son la Organización de los Estados Americanos (OEA), el mundo académico, el ombudsman como personaje del Estado contemporáneo, así como la sociedad civil y sus Organizaciones No Gubernamentales.

 

Agregó que la CIDH no es un aparato jurisdiccional fastuoso, sino que depende de un presupuesto regular anual de la OEA, el cual asciende a un millón 391 mil dólares, suma con la que tiene que enfrentar su encomienda.

 

En su oportunidad, el investigador emérito del IIJ, Héctor Fix-Zamudio, dijo que para que la Corte funcione de mejor manera y se puedan impulsar cambios, es indispensable modificar su presupuesto.

 

Al hablar sobre la reforma al sistema interamericano de protección de los derechos humanos, calificó de grave que cada año se hagan recortes presupuestales, luego de haber librado una ardua batalla para que se aprueben ciertos recursos.

 

Por ello, consideró necesario que los Estados que integran la Corte asuman su obligación de sostener a los órganos del sistema, no con declaraciones sino aumentando las cuotas, y no sólo con donativos voluntarios, que a veces son importantes, pero esporádicos.

 

Recordó que en 1990 el presupuesto de la Organización de Estados Americanos sólo solventaba los recursos para tres personas: los secretarios general y adjunto, y una secretaria. El personal restante se pagaba con los 100 mil dólares que Costa Rica le ha dado, de manera generosa, todos los años a la Corte.

Héctor Fix-Zamudio propuso incrementar el número de jueces de siete a once en la Corte, lo cual daría un mayor equilibrio, inclusive de representación de los Estados en el organismo. “Esto permitiría contar con dos salas, cada una con cinco jueces, con lo cual se duplicaría, o por lo menos se incrementaría de forma significativa el número de sesiones; así como tener un presidente permanente”.

 

El investigador universitario concluyó que aunque hay un reconocimiento de varios estados a la convención de la Corte, faltan los dos más importantes: Estados Unidos y Canadá. Es decir, tenemos una Corte Latinoamericana, y no Interamericana, de Derechos Humanos, porque han sido fundamentalmente las naciones de esta región las que han reconocido la competencia contenciosa y le han dado fortaleza.

 

 

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FOTO 1

Sergio García Ramírez, Héctor Fix-Zamudio y Diego Valadés, durante el Seminario “La Corte Interamericana de Derechos Humanos a 25 años de su funcionamiento”.

 

Foto 2

Sergio García Ramírez, presidente de la CIDH y miembro del IIJ de la UNAM, señaló que la Corte ha contribuido a la causa de la democracia y de la protección de estas garantías en la región.