Boletín UNAM-DGCS-814
Ciudad Universitaria
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AVANZA EL PERFECCIONAMIENTO DE AUXILIAR AUDITIVO DESARROLLADO EN LA UNAM
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Ingenieros del CCADET crearon un instrumento
que pretende mejorar la calidad de vida de las personas que padecen hipoacusia
o sordera de leve a moderada
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Ricardo Damián Zamacona, integrante del
Laboratorio, señaló que ya se trabaja en la obtención de un artefacto que sea
útil para quienes tienen problemas más severos
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Alrededor de 0.3 por ciento de la población
mexicana padece alguna discapacidad auditiva, sin considerar a las personas que
son potencialmente sordas
Ingenieros del Laboratorio de Electrónica
del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM,
avanzan en el perfeccionamiento de un auxiliar auditivo, instrumento que
pretende mejorar la calidad de vida de las personas que padecen hipoacusia o
sordera de leve a moderada.
Al respecto, Ricardo Damián Zamacona,
integrante de ese espacio, señaló que además, el equipo de investigación
encabezado por Miguel Ángel Bañuelos, ya trabaja en la obtención de un
artefacto que sea útil para personas con problemas más severos.
El nuevo prototipo se ha experimentado de
diferentes maneras, entre ellas, mediante pruebas electroacústicas. Además,
sujetos que necesitan un auxiliar “han venido a probárselo y nos han hecho
comentarios favorables. Les gusta cómo se escucha, incluso mejor que los
aparatos comerciales, los cuales en ocasiones se oyen agudos”, refirió.
El universitario expuso que
alrededor de 0.3 por ciento de la población mexicana padece alguna discapacidad
auditiva, sin considerar a quienes son potencialmente sordas, como las que con
la edad pierden gradualmente este sentido, así como las que trabajan en
ambientes con mucho ruido, como discotecas, o jóvenes que utilizan audífonos
con un alto volumen todo el tiempo. Ellos están propensos a sufrir una merma
con el tiempo.
Explicó que la sordera o
disminución auditiva se clasifica en los grados de leve, media, moderada,
severa y profunda, lo cual depende de cuántos decibles es capaz de percibir un
individuo. “Hablamos de pérdida leve cuando el mínimo que se puede captar es de
10 decibeles, por ejemplo”.
Para ayudar a esas personas, en
especial a las de bajos recursos, los científicos trabajan en un artefacto
eficaz y de bajo costo. Ello, detalló, porque los auxiliares auditivos que se
comercializan, importados principalmente de Estados Unidos y Holanda, valen
cerca de 12 mil pesos. “El nuestro está fabricado con componentes nacionales y
tendría un costo de alrededor de mil 500 pesos”.
El instrumento, una pequeña caja
plástica de 10 por 5 centímetros, tiene diversos componentes: sensor de
entrada, preamplificador, filtros y amplificador de salida. Posee un bloque de
entrada, el micrófono, que convierte la presión sonora del ambiente en una
señal eléctrica; luego se pasa a la etapa de preamplificación, para darle
potencia a esa señal, abundó el experto.
Posteriormente, la misma corre por
una serie de filtros para ajustarse a la deficiencia auditiva de cada persona
en específico. “Hay quienes pierden la sensibilidad de señales de baja
frecuencia, o de alta; por ello hay que ajustar los potenciómetros, que son
dispositivos electrónicos para darle mayor ‘ganancia’ a las frecuencias que
captan menos, por ejemplo”, expresó.
Para ello se requiere una
audiometría previa del paciente, donde se obtenga la curva de respuesta de su
oído. Con base en esa información se ajustan los controles de filtración.
Asimismo, añadió, se requiere un
control de ganancia automático o CAG. Eso se debe a que si hay un nivel de
ruido promedio en el lugar donde se encuentra el usuario del auxiliar auditivo
y de repente se registra otro, estrepitoso y accidental, eso lo molestaría.
“El equipo detecta esa señal y no
la amplifica por completo, da una ganancia más pequeña para proteger el odio
del paciente”, dijo. Por último, viene la etapa amplificatoria, la que permite
compensar de manera precisa la pérdida auditiva de la persona.
A diferencia de los dispositivos
comerciales, que se colocan detrás de la oreja o dentro del canal auditivo y
usan baterías especiales, el diseñado por los universitarios es de caja, que
puede llevarse en el bolsillo o cinturón, y presenta la ventaja de que es menos
fácil de perder si el usuario es un niño, y usa pilas AA, las cuales duran dos
semanas en promedio con un uso continuo, informó.
Mediante un cable se conecta el
audífono al aparato para luego introducirse en el oído. En promedio este
último, añadió Damián Zamacona, tiene una cavidad conductiva externa de dos
centímetros cúbicos, pero su forma es variable. Por ello, se debe obtener el
molde de cada paciente de forma que el audífono no tenga fugas de sonido y se
acople perfectamente.
Hasta ahora, el equipo de
investigación ha logrado una ganancia de 50 decibles que serviría para
deficiencias auditivas leves, medias y moderadas, según lo ha demostrado su
caracterización en el Laboratorio de Acústica del propio CCADET y con base en
normas internacionales, adelantó.
El artefacto utiliza tres bandas o
ajustes, a 500 hertz, y uno y tres
kilohertz. “Con eso se cubre lo que normalmente tienen los auxiliares
auditivos comerciales”, indicó.
Aseveró que trabajan ahora en un
auxiliar con mayor ganancia, por arriba de los 80 decibeles, al utilizar otro tipo
de amplificador a la salida; “básicamente el auxiliar es el mismo, pero con una
amplificación mayor”.
Ricardo Damián aclaró que ha habido
interés de este aparato de parte de los pacientes y de la industria.
Actualmente existe un acercamiento con la empresa Arroba Ingeniería. Por ello,
ya se tiene el plan de armar más piezas, no sólo para que sean probados por la
contraparte comercial, sino para ponerlos a disposición de interesados que
evalúen su funcionamiento, a modo de “pruebas de campo”.
“Nos han comentado que los
auxiliares comerciales, prescritos por el médico, ajustados para cada paciente,
no son convincentes. El aparato adecuado es aquel con el que el sujeto se
siente a gusto”, opinó.
Por último, Damián Zamacona
concluyó al enfatizar la formación de recursos humanos en este proyecto,
estudiantes de licenciatura y posgrado, quienes también han contribuido al
desarrollo de equipos de apoyo, como audiómetros (que detecta los grados de
pérdida auditiva) y el calibrador del auxiliar.
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FOTO 01
Ricardo Damián Zamacona, del CCADET
de la UNAM, informó del perfeccionamiento de un auxiliar auditivo para mejorar
la calidad de vida de las personas con hipoacusia o sordera de leve a moderada.
FOTO 02.
Ingenieros del
CCADET de la UNAM avanzan en el perfeccionamiento de un aparato que mejora los
casos leves y moderados de sordera.