Boletín UNAM-DGCS-804
Ciudad Universitaria
Pies de foto al
final del boletín
CAUSAN
ENFERMEDADES LOS MALOS HÁBITOS ALIMENTICIOS
· Ocasionan padecimientos cardiovasculares, diabetes y obesidad, reconocieron especialistas de la UNAM
·
En ello influye la poca variedad de lo que se
consume, el exceso de grasas y carbohidratos
·
Amanda Gálvez, directora del PUAL, dijo que
la vida moderna y las importaciones determinan un cambio en la cultura
culinaria
·
La obesidad era un problema que sólo ocurría
en países industrializados: Ángela Sotelo, de la Facultad de Química
El cambio en los hábitos
alimenticios de los mexicanos, la poca variedad de lo que consumen, así como el
exceso de grasas y carbohidratos, desencadenan problemas de diabetes, obesidad
y enfermedades cardiovasculares, coincidieron las especialistas de la UNAM
Amanda Gálvez Mariscal y Ángela Sotelo López.
Con motivo del Día Mundial de
la Alimentación, a celebrarse el próximo día 16, Amanda Gálvez Mariscal,
directora del Programa Universitario de Alimentos (PUAL), advirtió que los
ciudadanos están vulnerables a sufrir diversos padecimientos ocasionados por
mala nutrición.
Aseveró que la vida moderna y
las importaciones determinan un cambio en la cultura culinaria; ahora, la
población se ha encaminado a consumir mayores cantidades de hamburguesas,
pizzas y sopas instantáneas, que lo único que proporcionan es carbohidratos,
pero poca cantidad de elementos proteínicos que requiere el cuerpo.
“Hemos olvidado la
alimentación que de generación en generación nos había sido transmitida y hoy
privilegiamos dietas externas, que lo único que proporcionan son elevadas
cantidades de grasa, generadoras de mala salud. Los mexicanos pasan de una
etapa en la que estaban desnutridos a ser obesos y diabéticos, pero sin haber
transitado por la de buena salud”, indicó.
La obesidad está relacionada
con problemas de diabetes y de los huesos, porque es demasiado peso para ellos.
“Si además de esto, la población vive de forma más sedentaria, sin hacer
ejercicio, nunca se fortalece y no se gastan las calorías extras que se ganan
con una rebanada de pizza”, agregó.
Sin embargo, advirtió, los males que
provocan estos nuevos hábitos alimenticios todavía no se pueden valorar de
forma correcta, porque apenas han transcurrido unos cuantos años desde que
comenzó a variar su ingesta.
“El cáncer se ha incrementado
en las últimas décadas, y ahora es una de las principales causas de muerte
entre las mujeres; el de mama está directamente relacionado con una ingesta
como la que se da en los países industrializados”, alertó.
En ese sentido, Ángela Sotelo
López, profesora de la Facultad de Química (FQ), coincidió que en México el
problema de obesidad lo padecen individuos de todos los sectores, situación que
sólo ocurría en naciones industrializadas y no en una con una forma de vida
como la nuestra.
“En México la gente presenta
severos problemas de obesidad. Se tiene afección a consumir alimentos con alta
concentración de grasas. Sin embargo, además de la preocupación por la
desnutrición infantil, ahora hay que agregarle el sobrepeso. Tanto el que
carece como el que come en exceso está mal nutrido”, alertó.
La profesora emérita de la FQ
de la UNAM consideró que los hábitos también influyen en la forma de
alimentarse, “es difícil quitar ciertas tradiciones o agregar al consumo otros
productos a los cuales no estamos acostumbrados”.
Según cifras oficiales, 4.5
millones de familias, es decir 22.5 millones de mexicanos, sobreviven con menos
de 55 pesos al día. Otros 21 millones de personas, subsisten con más de 55,
pero menos de 110 pesos diarios. Estos ingresos no garantizan una adecuada
alimentación.
En tanto, la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL) estima que el 4.1 por ciento de la
población total se encuentra bajo la línea de la pobreza y el 15.2 por ciento bajo
indigencia. La pobreza alimentaria se distribuye en forma desigual en nuestro
territorio; Chiapas, Oaxaca y Guerrero son las entidades con una mayor
problemática.
Hoy, más de 800 millones de
personas en los países en desarrollo están crónicamente subalimentadas, y 200
millones de niños de menos de 5 años sufren deficiencias de proteínas y
energía, de acuerdo a la FAO. Hacia el año 2030 el planeta tendrá que alimentar
a un adicional de 3 mil millones de personas. La producción mundial tendrá que
elevarse en más de un 75 por ciento para asegurar adecuados abastecimientos.
Amanda Gálvez indicó que, por
tradición, la alimentación mexicana es sana, por ser rica en cantidad de fibra
de productos naturales, como las flores de calabaza, quintoniles o los quelites,
que forman parte de nuestra cocina tradicional.
“La misma tortilla es un
producto de cereal integral con elevada cantidad de fibra y con mucho calcio.
Sin embargo, se estima que el consumo de tortillas en los últimos cinco años en
nuestro país disminuyó 26 por ciento, así como el de bolillos y teleras,
alimentos comunes en nuestra mesa. Se han cambiado las tortas y los tacos por
pizzas y hamburguesas. Mucha gente ha modificado la comida mexicana rápida por
la importada”, recordó.
Lamentó la incorrecta
nutrición que se vive en el país e hizo un llamado para reflexionar y tratar de
variar el régimen alimenticio, a pesar de las dificultades planteadas por las
labores que ahora se desarrollan, sobre todo en el Distrito Federal; no
obstante, lo mismo ocurre en otras entidades, como en Oaxaca, donde la gente
está más obesa y tiene otro perfil.
Además, aseveró la química
universitaria, esto tiene múltiples secuelas, una de las cuales es el poco
consumo de lo que producen los agricultores de la república mexicana, lo cual
los golpea de forma severa.
La directora del PUAL
reconoció que la comida mexicana tradicional puede estar llena de calorías,
pero al mismo tiempo es rica en minerales, vitaminas y fibra. Nuestra mesa
posee excelentes viandas, variadas, pero se dejan por importaciones.
Destacó que el abandono de los
alimentos producidos en el territorio nacional se debe, en gran medida, a la
publicidad, pero también a la educación y a la carencia de un auténtico
nacionalismo. Esto tiene que ver con la cantidad que se come y cómo se consume.
Ángela Sotelo dijo que han
cambiado las costumbres del mexicano. Lo que hoy ingiere, como pizzas,
hamburguesas y sopas instantáneas, tiene valor energético elevado pero no
siempre está bien balanceado, a ello se suma que ingerir un solo tipo de
alimento es malo.
Aunque los carbohidratos son
necesarios e indispensables y se requieren tomar en cantidades elevadas para
tener energía a través de ellos, a veces se vuelve monótona esta necesidad,
sobre todo entre los jóvenes, que han ido modificando sus hábitos.
La comida rápida o las
golosinas aportan un solo tipo de nutrimento, mientras que las reglas
establecen la necesidad de tomar verduras, hidratos de carbono, frutas,
diferentes tipos de lácteos, y no consumir siempre lo mismo. Se debe hacer
variada porque excepto la leche materna en la primera época de la infancia, que
lleva todos los componentes, ningún otro alimento es tan completo.
Debe ser una ingesta diversa
para que se puedan adquirir todos los nutrimentos, pues todos son necesarios.
Algunos, como los minerales, se pueden tomar en el agua, ciertas verduras, o en
muchas otras formas, porque no se consiguen sintetizados. Otros compuestos
orgánicos como los aminoácidos o ciertos ácidos grasos no es posible procesarlos
en la cantidad que se requiere.
Ello obliga a la gente a comer
lípidos, carbohidratos, proteínas, vitaminas y minerales en distintos
platillos, utilizando como vehículo el agua.
Advirtió que lo que más afecta
es la mercadotecnia. A cada momento los auditorios son bombardeados con la
venta de artículos para adelgazar, antioxidantes o complementos alimenticios.
No obstante, con una buena nutrición no se requieren.
Amanda Gálvez opinó que faltan
campañas que fomenten una adecuada alimentación. Las del sector salud, por
ejemplo, mediante las cuales se informa lo que debe medir la cintura en hombres
y mujeres, es buena. La gente tiene que saber en dónde están las proteínas, los
carbohidratos, y qué productos son fuentes de calcio o fibra.
Informó que en la UNAM el
Comité Asesor de Salud, Protección Civil y Manejo Ambiental busca que los
estudiantes coman mejor y no se enfermen. Pero se requiere dar a los alumnos
opciones, y que tengan el lugar adecuado para comer de forma saludable.
“Los jóvenes deberían ser
conscientes de qué están comiendo, pero todo eso requiere de una educación, de
un mejoramiento en su percepción de qué es lo que ingieren todos los días”,
abundó.
Ángela Sotelo López indicó que
la nutrición es un estado o situación biopsicosocial; es decir, aparte de que
los comestibles nutren y tienen una función dentro del organismo, también es
importante que haya un ambiente favorable de socialización, que toda la familia
se siente a comer junta es importante. Además, si se consumen las viandas en
una convivencia adecuada, agradable, también será más apetecible. Todo eso
favorece.
Concluyó que una de las
herramientas más importantes para la alimentación será la biotecnología, porque
se podrán crear productos que ya no son atacados por insectos, y será posible
influir en el incremento de ciertos aminoácidos. Se busca mejorar algunas
proteínas que actualmente no son tan buenas e incluir ciertos genes que
permitan que las plagas no afecten las cosechas.
– o0o –
FOTO 01
Amanda Gálvez Mariscal, directora
del Programa Universitario de Alimentos de la UNAM, aseveró que la vida moderna
y las importaciones determinan un cambio en la cultura culinaria.
FOTO 02
Ángela Sotelo López, profesora de la
Facultad de Química de la UNAM, aseguró que la alimentación balanceada debe
incluir todos los nutrimentos, pues todos son necesarios.
FOTO 03
La obesidad que padecen todos los
sectores de la población en México, incluso los niños, era una situación que
sólo ocurría en los países industrializados, refirieron investigadoras de la
UNAM.