15:30 hrs.  04 de Octubre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-771

Ciudad Universitaria

 

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AÚN NO IMPLEMENTAN LOS JOVENES CONDUCTAS PARA PREVENCIÓN DEL SIDA: FÁTIMA FLORES

 

 

·        Aseguró la académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, a pesar de tener información

·        Entre ellos existe poco nivel de diferenciación entre el VIH y SIDA, y el uso del condón está asociado más a evitar un embarazo, que esta enfermedad, indicó

·        Es preciso disminuir el estigma y la discriminación relacionados con este mal, consideró Carlos Magis, director de Investigación Operativa del CENSIDA

·        Participaron en la mesa redonda Reflexiones acerca de la investigación e intervención en poblaciones vulnerables en el contexto del VIH/SIDA

 

 

A pesar de tener la información, los jóvenes no implementan conductas para prevenir el SIDA, afirmó Fátima Flores, profesora de posgrado de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

En este sector de la población no hay coherencia entre el discurso y la práctica. Entre ellos existe poco nivel de diferenciación entre el VIH y SIDA, y el uso del condón está asociado más a evitar un embarazo, que esta enfermedad, indicó.

 

 

 

Al participar en la mesa redonda Reflexiones acerca de la investigación e intervención en poblaciones vulnerables en el contexto del VIH/SIDA, la académica dio a conocer algunos resultados de su investigación Representación social. Género y salud, donde informó que hasta el momento se han encontrado en ese padecimiento elementos psicológicos como el miedo, el yo distante y la defensa frente al estigma.

 

Esto incluye también el rechazo y la representación social de la persona, porque en ella existe un sentimiento de degradación presente en el nivel de afrontamiento de esta enfermedad, puntualizó en el auditorio “Luis Lara Tapia” de la FP.

 

En las personas que viven con VIH/SIDA se observan diversos mecanismos de reacción frente al mal. En lo psicológico, existe una incredulidad ante el padecimiento, sentimientos de rechazo hacia sí mismo y motivación ante la muerte. Hay desesperanza, lo cual genera episodios de angustia, depresión y brotes de ansiedad, que repercuten en la salud mental del enfermo, refirió.

 

Asimismo, abundó, hay un aislamiento y distancia del contexto afectivo; trabajo interno como herramienta de asimilación; episodios proyectivos y fantasías del futuro como defensa frente al miedo a fallecer; además, hay una reconstrucción de eventos importantes de su historia y la búsqueda de motivos que lo llevaron a esa situación.

 

A su vez, Carlos Magis, director de Investigación Operativa del CENSIDA, aseveró que las campañas generalizadas no sirven, hacen falta otras enfocadas a grupos específicos, es decir, aquellos que tienen comportamientos sexuales o conductas de riesgo bien definidas.

 

En la actualidad, mencionó, hay pocos estudios sobre la prevención de VIH en México; no obstante, es mayor la prevalencia entre personas que intercambian jeringas y los hombres que practican el sexo con personas de su mismo género.

 

 

 

 

Al hacer campañas específicas, subrayó, no se busca inducir a nadie a la homosexualidad o al uso de las drogas u otras sustancias, porque se dirigen a quienes ya son usuarios y homosexuales; lo único que se quiere es evitar la infección.

 

Asimismo, es preciso disminuir el estigma y la discriminación relacionados con la enfermedad y grupos más afectados, ya que se consideran factores que dificultan los esfuerzos de prevención y atención, para lo cual también es indispensable la colaboración de distintos sectores, consideró.

 

Por su parte, María Luisa Estrada, del Programa Estatal VIH/SIDA Morelos, indicó que la situación actual de esta pandemia en esa entidad tiene una tendencia descendente, tanto de la morbilidad como de la mortalidad.

 

Se han incrementado más el número de transmisiones sexuales perinatales y las asociadas a usuarios de drogas inyectables. Esto llama la atención porque es un estado central que no estaba vinculado con el uso de estupefacientes, refirió.

 

La prevalencia en las mujeres, indicó, es de cuatro a uno en comparación con la nacional, que es de seis a uno. Asimismo, la transmisión activa entre la población heterosexual es de 59.5 por ciento de los casos, mientras en la homosexual, incluyendo bisexuales, es de 34.2 por ciento.

 

En su oportunidad, René Leyva, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública, habló sobre un trabajo hecho con migrantes de Centroamérica y México y señaló: “Pensar en que se va a hacer una política regional para prevenir el VIH/SIDA y atender a personas infectadas en la frontera, es una equivocación”.

 

En la actualidad, destacó, hay una escasa experiencia en el desarrollo de estrategias preventivas para la atención de estos grupos migrantes; existen escasas redes sociales de apoyo, así como procesos de estigma y discriminación.

 

 

 

No obstante, puntualizó, los resultados de esta investigación han permitido visualizar el problema político de la frontera Sur. Junto con ello, se han asignado recursos importantes para trabajar el asunto de la movilización fronteriza y su relación con el contagio de VIH/SIDA.

 

También, la información generada a partir de este análisis ha servido para la toma de decisiones en el ámbito de la salud pública, pero basada en la evidencia, concluyó.

 

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FOTO 01.

Pese a contar con la información necesaria, los jóvenes no implementan conductas para prevenir el SIDA, alertó Fátima Flores, profesora del Posgrado de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

 

FOTO 02

Carlos Magis, René Leyva, María Luisa Estrada y Fátima Flores durante la mesa redonda “Reflexiones acerca de la investigación e intervención en poblaciones vulnerables en el contexto del VIH/SIDA”, efectuada en la UNAM.