14:00 hrs.  28 de Septiembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-749

Ciudad Universitaria

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CHINA, RETO Y OPORTUNIDAD PARA MÉXICO

 

·        Señaló en la UNAM la senadora Dulce María Sauri, quien aseguró que esa nación representa un desafío por la alta competitividad de su economía

·        También es un factor favorable por el potencial de su mercado, dijo la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores Asia-Pacífico de la Cámara de Senadores

 

Ante el avance de China en todos los rubros, lo que contribuirá a definir el perfil del mundo en el siglo XXI, el reto para México y sus instituciones es desarrollar y consolidar en lo general una visión de largo plazo en sus relaciones con Asia-Pacífico, y en particular con esa nación, reconoció en la UNAM la senadora Dulce María Sauri Riancho.

 

La presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores Asia-Pacífico de la Cámara de Senadores, aseguró que China significa también una oportunidad para nuestro país, por la alta competitividad de su economía, debido al potencial de su mercado, ante el cual la república puede revalorar y repensar su propio modelo de desarrollo.

 

Al participar en el ciclo de conferencias “La relación México-China”, organizado por la Facultad de Economía (FE), destacó que por el tamaño y características de su estructura productiva esa nación presenta asimetrías destacables con nuestro sistema.

 

Sin embargo, ello no impide encontrar una complementariedad de propósitos, iniciativas y acciones que redunden en un mayor acercamiento, lo cual significa mayores oportunidades económicas, políticas y sociales para los mexicanos.

 

La ex gobernadora de Yucatán recordó que hasta hace poco la falta de una clara visión de Estado respecto a las relaciones con Asia, había impedido avanzar con mayor rapidez en el contacto político y económico con las naciones de esa región, sobre todo China.

 

De esa manera, abundó, el establecimiento de una asociación estratégica México-China ha representado un paso decisivo en la consolidación de la relación bilateral, bajo nuevas condiciones de certidumbre jurídica y económica.

 

En su ponencia China: una visión a partir del modelo asiático de desarrollo, Sauri Riancho aseveró que la Comisión Binacional ha servido para suscribir lo que se conoce como acuerdos de cooperación binacional, aquellos que no pasan por el Senado, en materia de salud, radio, televisión, cinematografía, propiedad industrial, transporte aéreo y marítimo.

 

Explicó que las regiones de Asia-Pacífico y América Latina son similares porque se trata de naciones con pasado colonial, que fueron proveedoras de materias primas para las grandes metrópolis europeas y que iniciaron sus etapas de desarrollo moderno entre el fin de las dos guerras mundiales.

 

Además, ambas evolucionaron hacia la consolidación de sistemas políticos estables en los inicios de 1990, al dejar de lado dictaduras militares o regímenes de facto. Es decir, se trata de zonas que en la segunda mitad del siglo XX avanzaron por carriles paralelos.

 

En cuanto a las diferencias, apuntó la senadora, Latinoamérica puso en marcha una agenda de cambio económico que le fue obligada, es decir, fue una imposición-aceptación, lo que generó un serio déficit de desarrollo social como parte de su democratización y de su inserción en la globalización.

 

 

Por el contrario, los países de Asia-Pacífico mantuvieron una agenda propia al desafiar la ortodoxia de los organismos financieros mundiales, y hoy es la región de mayor crecimiento económico en el orbe, reveló.

 

Refirió que las diferencias en los resultados entre ambos modelos de desarrollo radican, esencialmente, en la distinta conceptualización del papel del Estado en el crecimiento nacional. Mientras AL redujo o eliminó este modelo, las naciones asiáticas lo conservaron y fortalecieron, y hoy se pueden valorar los resultados.

 

En Latinoamérica, incluido México, la consolidación de regímenes democráticos bajo procesos de liberalización y privatización, ha provocado el descenso de la calidad de vida de las sociedades, subordinación económica y desconfianza creciente en la democracia como sistema de gobierno más propicio para lograr el progreso.

 

Es decir, señaló Dulce María Sauri, “hay una decepción en las sociedades latinoamericanas sobre la eficacia de la democracia para enfrentar y resolver, de forma real, los problemas de la gente”.

 

Por el contrario, en Asia-Pacífico la transición política experimentada a lo largo de los años noventa ha generado el incremento en la calidad de vida de sus sociedades, participación activa en la negociación de la agenda de liberalización comercial global, y consolidación y estabilización progresiva de los nuevos sistemas políticos.

 

“Ante la competencia de China, los sectores productivos nacionales  quisieran que se bajaran las cortinas, se cerraran los ojos y pretender pensar que ese país nunca ha existido. Lo que se necesita es generar condiciones para una reflexión productiva, que permita encontrar las oportunidades que hay en este desarrollo tan importante”, aseveró.

 

Reconvertir su sistema le ha llevado a China 24 años y no ha terminado. Por ello, quienes quieren que México tenga cambios estructurales, y que en poco tiempo se vean efectos positivos, ignoran lo que sucede en el país asiático, porque son procesos acumulativos, “lo importante es tener claro el rumbo”, concluyó.

 

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En la UNAM, la senadora Dulce María Sauri comentó que Asia-Pacífico y América Latina son regiones similares, con pasado colonial y que fueron proveedoras de materias primas para Europa.

 

 

Foto 02

La ex gobernadora de Yucatán, Dulce María Sauri, dictó la conferencia magistral China: una visión a partir del modelo asiático de desarrollo, en la Facultad de Economía de la UNAM.