6:00 hrs.  24 de Septiembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-737

Ciudad Universitaria

 

 

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NECESARIO, ELABORAR UN NUEVO VOCABULARIO MÍNIMO PARA LAS HUMANIDADES

 

·        Ello permitirá que las ciencias humanas puedan discutir entre ellas, señaló Ana María Martínez, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM

·        Participó en la primera sesión del Seminario de Investigación Alteridad y Exclusiones, que ella misma coordina

·        Con ese corpus se puede intervenir para repensar la experiencia de estas disciplinas, qué lugar deben tener y su relevancia, indicó

 

Es necesario elaborar un nuevo vocabulario mínimo para que las ciencias humanas puedan discutir entre ellas, lo cual se debería haber hecho desde hace tiempo, pero se ha perdido esa costumbre y se ha parcializado, consideró Ana María Martínez de la Escalera, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.

 

Durante la primera sesión del Seminario de Investigación Alteridad y Exclusiones, expuso que esta actividad tiene el propósito de examinar los acervos lingüísticos de las humanidades y ciencias sociales, para tratar la problemática expuesta, así como las estructuras conceptuales que se edifican.

 

Una vez establecido ese corpus, señaló, se puede actuar de manera más crítica, es decir, intervenir de forma teórica e institucional con el sentido de repensar la experiencia de estas disciplinas, sobre qué lugar deben tener y su relevancia.

De este modo, se podría pensar en una nueva Universidad que partiría del pensamiento de nuevas humanidades. Si bien ello es abstracto, el primer paso es la discusión de los vocabularios que han perdido criticidad y, por lo mismo, se les adjudicará nuevamente un sentido y empleo específicos, destacó en el Aula 1 del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG).

 

Asimismo, recalcó, en este encuentro se busca discutir a profundidad una serie de conceptos vinculados a los estudios de género, a fin de llegar a definiciones amplias, las cuales deberán dar cuenta de las genealogías de acepciones, de los usos que se les ha dado, las corrientes teóricas de dónde provienen, su relación con los distintos campos disciplinarios y su vínculo con otros vocablos.

 

Además, abundó, se redactarán los sentidos atribuidos a las ideas discutidas en el Seminario para elaborar e integrar un diccionario electrónico sobre la alteridad y las exclusiones, el cual podrá ser consultado a través de la página web del PUEG.

 

El curso se realizará los segundos miércoles de cada mes a partir de septiembre y hasta diciembre; los temas a tratar serán: Imágenes del infierno (el genocidio nazi); Experiencias de duelo: el modelo clásico, Antígona; Experiencias de memoria: Madres de la Plaza de Mayo; Ejercicios de sanación: las viudas sudafricanas, y Sintomatologías: los feminicidios en Ciudad Juárez.

 

En esta ocasión, Ana María Martínez de la Escalera mostró imágenes de un campo de concentración mostradas por uno de los prisioneros y sentenció: “Somos una cultura de la imagen, estamos acostumbrados a ver representaciones y, basándonos en estas afirmaciones, podríamos deducir que somos capaces de decodificarlas, interpretarlas y establecer comunicación a través de ellas”.

 

Asimismo, refirió, pertenecemos a una civilización que cree que la memoria está hecha de recuerdos y que éstos son gráficos, pero no se excava detrás de esas expresiones, las cuales siempre se asocian con impresiones fotográficas. 

 

Más allá de esta visión, dijo, también hay una memoria social, también vinculada a iconografías. Además, se resguardan los legados en archivos, lo cual denota formas de recordar, ordenar e incluso excluir.

 

Así, detalló, cuando se piensa en inscripción gráfica –fotografía o documento– se juzga que ese registro muestra que algo tuvo lugar, da noción de acontecimiento, y eso es algo más que un contenido explícito. En ese sentido, en el proceso de recuperación no se va a hablar, en primer lugar, del suceso, sino de qué carga político-material posee. 

 

Cuando las memorias colectivas intentan volverse históricas, buscan universalizarse, generalizarse para que todo ser humano se identifique directa o indirectamente con los protagonistas del hecho, puntualizó.

 

Así procede la maquinaria psíquica, por lo menos en nuestra cultura, y aquí se presenta un problema para la memoria, explicó. “Donde hay exclusión, por lo general hay separación y cuando hablamos de procesos identificarios nos referimos a una forma de partición”.

 

Esto quiere decir que todo proceso identitario implica siempre una primera escisión y aunque se quiera intervenir política, moral o éticamente, llevará consigo siempre diversas formas de descarte, concluyó.

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PIES DE FOTO

 

FOTO 01

 

Es necesario elaborar un nuevo vocabulario mínimo para que las ciencias humanas puedan discutir entre ellas, consideró la académica de la UNAM Ana María Martínez de la Escalera.

 

 

FOTO 02.

 

Ana María Martínez de la Escalera, profesora de la FFyL de la UNAM, coordinará el Seminario de Investigación Alteridad y Exclusiones, que se impartirá en el PUEG.