Boletín UNAM-DGCS-737
Ciudad Universitaria
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NECESARIO,
ELABORAR UN NUEVO VOCABULARIO MÍNIMO PARA LAS HUMANIDADES
·
Ello permitirá que las ciencias humanas puedan
discutir entre ellas, señaló Ana María Martínez, de la Facultad de Filosofía y
Letras de la UNAM
·
Participó en la primera sesión del Seminario de
Investigación Alteridad y Exclusiones, que ella misma coordina
·
Con ese corpus se puede intervenir para
repensar la experiencia de estas disciplinas, qué lugar deben tener y su
relevancia, indicó
Es necesario elaborar un nuevo
vocabulario mínimo para que las ciencias humanas puedan discutir entre ellas,
lo cual se debería haber hecho desde hace tiempo, pero se ha perdido esa
costumbre y se ha parcializado, consideró Ana María Martínez de la Escalera,
profesora de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.
Durante la primera sesión del
Seminario de Investigación Alteridad y Exclusiones, expuso que esta
actividad tiene el propósito de examinar los acervos lingüísticos de las
humanidades y ciencias sociales, para tratar la problemática expuesta, así como
las estructuras conceptuales que se edifican.
Una vez establecido ese corpus,
señaló, se puede actuar de manera más crítica, es decir, intervenir de forma
teórica e institucional con el sentido de repensar la experiencia de estas
disciplinas, sobre qué lugar deben tener y su relevancia.
De este modo, se podría pensar
en una nueva Universidad que partiría del pensamiento de nuevas humanidades. Si
bien ello es abstracto, el primer paso es la discusión de los vocabularios que
han perdido criticidad y, por lo mismo, se les adjudicará nuevamente un sentido
y empleo específicos, destacó en el Aula 1 del Programa Universitario de
Estudios de Género (PUEG).
Asimismo, recalcó, en este
encuentro se busca discutir a profundidad una serie de conceptos vinculados a
los estudios de género, a fin de llegar a definiciones amplias, las cuales
deberán dar cuenta de las genealogías de acepciones, de los usos que se les ha
dado, las corrientes teóricas de dónde provienen, su relación con los distintos
campos disciplinarios y su vínculo con otros vocablos.
Además, abundó, se redactarán
los sentidos atribuidos a las ideas discutidas en el Seminario para elaborar e
integrar un diccionario electrónico sobre la alteridad y las exclusiones, el
cual podrá ser consultado a través de la página web del PUEG.
El curso se realizará los
segundos miércoles de cada mes a partir de septiembre y hasta diciembre; los
temas a tratar serán: Imágenes del infierno (el genocidio nazi); Experiencias
de duelo: el modelo clásico, Antígona; Experiencias de memoria: Madres
de la Plaza de Mayo; Ejercicios de sanación: las viudas sudafricanas,
y Sintomatologías: los feminicidios en Ciudad Juárez.
En esta ocasión, Ana María
Martínez de la Escalera mostró imágenes de un campo de concentración mostradas
por uno de los prisioneros y sentenció: “Somos una cultura de la imagen,
estamos acostumbrados a ver representaciones y, basándonos en estas
afirmaciones, podríamos deducir que somos capaces de decodificarlas,
interpretarlas y establecer comunicación a través de ellas”.
Asimismo, refirió,
pertenecemos a una civilización que cree que la memoria está hecha de recuerdos
y que éstos son gráficos, pero no se excava detrás de esas expresiones, las
cuales siempre se asocian con impresiones fotográficas.
Más allá de esta visión, dijo,
también hay una memoria social, también vinculada a iconografías. Además, se
resguardan los legados en archivos, lo cual denota formas de recordar, ordenar
e incluso excluir.
Así, detalló, cuando se piensa
en inscripción gráfica –fotografía o documento– se juzga que ese registro
muestra que algo tuvo lugar, da noción de acontecimiento, y eso es algo más que
un contenido explícito. En ese sentido, en el proceso de recuperación no se va
a hablar, en primer lugar, del suceso, sino de qué carga político-material
posee.
Cuando las memorias colectivas
intentan volverse históricas, buscan universalizarse, generalizarse para que
todo ser humano se identifique directa o indirectamente con los protagonistas
del hecho, puntualizó.
Así procede la maquinaria
psíquica, por lo menos en nuestra cultura, y aquí se presenta un problema para
la memoria, explicó. “Donde hay exclusión, por lo general hay separación y
cuando hablamos de procesos identificarios nos referimos a una forma de
partición”.
Esto quiere decir que todo
proceso identitario implica siempre una primera escisión y aunque se quiera
intervenir política, moral o éticamente, llevará consigo siempre diversas
formas de descarte, concluyó.
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Es
necesario elaborar un nuevo vocabulario mínimo para que las ciencias humanas
puedan discutir entre ellas, consideró la académica de la UNAM Ana María
Martínez de la Escalera.
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02.
Ana
María Martínez de la Escalera, profesora de la FFyL de la UNAM, coordinará el
Seminario de Investigación Alteridad y Exclusiones, que se impartirá en el
PUEG.