Boletín UNAM-DGCS-734
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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Señaló Bolívar Echeverría Andrade,
coordinador en la UNAM del Seminario La Modernidad: versiones y dimensiones
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Conviene que el hombre aspire a ella,
aseguró, porque se basa en la posibilidad del ser humano de ampliar sus
horizontes de disfrute y libertad de acción en el sentido social e individual
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Países como los latinoamericanos deberían
intervenir en la globalización o planetarización de la economía y la vida social
contemporáneas con una propuesta original, sugirió
La modernidad está todavía por
hacerse, de hecho, puede decirse que este proceso apenas empieza, afirmó
Bolívar Echeverría Andrade, coordinador en la Facultad de Filosofía y Letras de
la UNAM del Seminario La Modernidad: versiones y dimensiones.
El profesor que organiza el Coloquio
Internacional sobre Modernidad y Americanización, explicó que este concepto se
refiere a un sistema civilizatorio desarrollado en la sociedad occidental, el
cual intenta incluir en el funcionamiento de la vida cotidiana los impactos de
una revolución técnica y tecnológica de gran alcance, que comenzó de forma
temprana –tal vez en el siglo XI–, con muchos episodios y, sobre todo,
acelerado con la Revolución Industrial en el XIX.
Conviene que el hombre aspire
a la modernidad, aseguró, porque se basa en la posibilidad del ser humano de
ampliar sus horizontes de disfrute y libertad de acción en el sentido no sólo
social, sino individual. Sin embargo, su introducción resulta problemática, y
esas son sus grandes cuestiones; incluso, la gran mayoría de las formas de vida
actuales se diseñan de acuerdo con las posibilidades que ofrecía la técnica
antigua, vieja, arcaica, “previa a esta revolución”.
Lo que se conoce como mundo moderno,
precisó, se reduce a las sociedades occidentales, “y ni siquiera a todas, sino
a ciertas capas de la población”. El resto lo es casi a marchas forzadas (en el
sentido estadounidense). Pero como se aprecia en el caso de la guerra de Irak,
es un proceso que no es fácil de concluir.
Por ello, Echeverría Andrade
señaló que la humanidad todavía no ha logrado alcanzar este estadio: los
elementos están ahí, y exigen que la colectividad los incorpore, pero no logra
interiorizar, actualizar, volverlas efectivas. La modernidad que se conoce, la
norteamericana –que sería la última en la historia europea y occidental–, se
basa, por ejemplo, en la represión de las perspectivas de la nueva técnica.
Lo anterior se muestra en el
hecho de que muchas estructuras son actualizadas con comportamientos anteriores
a su existencia. Por ejemplo, dijo, los mass media (televisión e Internet,
entre otros) tienen usos y costumbres premodernos o anteriores a las
exigencias, al ser controlados por monopolios y, por tanto, dirigidos con
perspectivas individuales, con un inmenso desperdicio de sus posibilidades. Lo
moderno –planteado como indispensable– sería su democratización.
En este marco, la importancia
del Coloquio Internacional sobre Modernidad y Americanización, expresó, radica
en que rompe con la inercia que nos hace pensar que esta fase es un destino
frente al cual no puede hacerse nada. Plantea que es un proyecto que puede ser
retomado por las sociedades, no sufrido por ellas; “es mostrarla como algo que
puede ser hecho y rehecho por los hombres y no que le sobreviene desde fuera y
a lo que tiene que obedecer ciegamente y sin discutir”.
Su objetivo particular, indicó, es examinar los
resultados de nuestro trabajo durante este primer año del Seminario, el cual
está compuesto por investigadores de distintas entidades de la UNAM: de las
facultades de Ciencias y la de Filosofía y Letras, así como el Instituto de
Investigaciones Sociales y el Centro Regional de Investigaciones
Multidisciplinarias, “y estamos en contacto estrecho con las universidades
Libre de Berlín y la Autónoma de Barcelona”.
En el Coloquio –que tendrá
lugar en la UNAM el próximo febrero, cuando se cumpla justamente un año de
existencia del Seminario– participarán los miembros de éste y varios invitados
de diversos países, como Alemania, Francia y España.
Echeverría Andrade añadió que
países como los latinoamericanos deberían intervenir en la globalización o
planetarización de la economía y la vida social contemporáneas no en forma
pasiva, sino con una propuesta original en este proceso.
Hacerlo como meros objetos,
concluyó, significa continuar con el progreso de otros países a los que
“estamos sujetos desde mediados del siglo XX”. De lo que se trata, “y esta es
justamente la preocupación del Seminario”, es examinar qué posibilidades hay de
una vida social moderna que, sin embargo, no coincida plenamente con aquélla,
la cual se encuentra actualmente en crisis.
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FOTO 01.
Bolívar
Echeverría Andrade, coordinador del Seminario La Modernidad: versiones y
dimensiones, de la FFyL de la UNAM, explicó el Coloquio Internacional sobre
Modernidad y Americanización.
FOTO 02
Lo que se conoce como mundo moderno, precisó, se reduce a las sociedades occidentales, “y ni siquiera a todas, sino a ciertas capas de la población”, señaló el investigador Bolívar Echeverría Andrade.