16:00 hrs.  22 de Septiembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-732

Ciudad Universitaria

 

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REQUIERE MÉXICO APOYAR PROGRAMAS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS PARA EMPEZAR A SER COMPETITIVO

 

·        Afirmó lo anterior Harold W. Kroto, Premio Nobel de Química 1996

·        Gracias al desarrollo de la nanociencia y la nanotecnología, en este siglo se tendrá un control más exacto a nivel molecular de las estructuras y se obtendrán nuevos materiales, indicó

·        Resaltó el importante programa en Nanociencia REGINA, perteneciente a la UNAM, el cual dijo es “vital” para el país

 

México se quedará atrás en lo referente al desarrollo tecnológico y no podrá ser competitivo si no ejecuta programas como el de la Red de Grupos de Investigación en Nanociencia de la UNAM (REGINA),afirmó en la UNAM Harold W. Kroto, Premio Nobel de Química 1996.

 

Si este país quiere empezar a ser más competitivo, es necesario que ejecute programas como éste y otros más, como ocurre en Estados Unidos, Japón o la Unión Europea. Tienen que utilizar la tecnología del siglo XXI y si no se apoya a programas como REGINA, se quedará rezagado, reiteró.

 

Gracias al desarrollo de la nanociencia y la nanotecnología, en este siglo se tendrá un control más exacto a nivel molecular de las estructuras y se obtendrán nuevos materiales con un funcionamiento avanzado y diferentes propiedades eléctricas, mecánicas y químicas a los que conocemos actualmente, adelantó.

 

En México, dijo el descubridor de los fulerenos –una nueva forma de carbono, la molécula del C60–, acompañado por Arturo Menchaca Rocha, director del Instituto de Física, y Julia Tagüeña, directora general de Divulgación de la Ciencia, se realiza un importante programa en el área: REGINA, perteneciente a la UNAM, al cual calificó de “vital” para la nación.

 

De visita en el Museo de las Ciencias Universum afirmó que es fundamental invertir en ciencia básica, apoyar a los educadores y científicos jóvenes, de forma que tengan el entrenamiento adecuado y los medios para desarrollarse.

 

Todo ello, consideró el actual integrante del Departamento de Química y Bioquímica de la Universidad Estatal de Florida, es importante porque fructificará en un futuro promisorio.

 

El científico, de los más reconocidos en el mundo, remarcó que en los últimos cinco o diez años ha habido un crecimiento exponencial en el número de publicaciones referidas a nanociencia o nanotecnología, el cual sigue incrementándose.

 

En México, abundó, se producen buenos artículos científicos, de alta calidad, pero su número es aún reducido. Por ello, es vital que existan programas como REGINA, para que funcionen y jueguen un papel importante en el futuro de la tecnología y se generen nuevas patentes.

 

El químico de origen inglés señaló que cuando se habla de nanociencia y nanotecnología se hace referencia a los átomos y moléculas. Así, los avances en esos campos se relacionan con la miniaturización de las cosas, “y en lugar de tener transistores de silicio, en el futuro serán moleculares”.

 

Hasta el momento, por ejemplo, ya existen dispositivos diminutos utilizados en medicina, como un microcatéter que se puede introducir en la piel para administrar fármacos de una manera más eficiente y puntual. Otras aplicaciones podrían emplearse en medicinas y la creación de nuevas vacunas.

 

 

En lo referente al área de materiales, el C60 se puede utilizar como aditivo en ciertos polímeros para hacer nuevos tipos de celdas solares, lo cual reemplazará al silicio, que es caro, y se comenzará a suplir de ese modo a la energía eléctrica.

 

No sólo eso, adelantó. Tales moléculas podrían usarse como elementos de los chips o circuitos integrados que conocemos y aumentar la velocidad de procesamiento y el número de operaciones por segundo.

 

De esa forma, se tendrían supercomputadoras en un reloj, o bien, materiales 10 o 100 veces más resistentes que el acero, pero mucho más ligeros. “Suena a ciencia ficción pero no es imposible y en el futuro esto puede suceder”, comentó.

 

Harold Kroto, nombrado caballero por la realeza del Reino Unido, recordó que los últimos años en la Universidad de Sussex, se dedicó a la nanotecnología del carbono, especialmente fulerenos (moléculas con forma de balón de futbol) y nanotubos, donde también están involucrados científicos mexicanos como los hermanos Humberto y Mauricio Terrones y colegas de otros países.

 

Actualmente, explicó, orienta sus trabajos a hacer arreglos de superficies en dos dimensiones utilizando moléculas biológicas como proteínas o ADN. Se trata de técnicas nuevas “que queremos desarrollar”.

 

A pesar de los avances logrados hasta ahora, reconoció el Nobel, aún falta mucho por hacer y sería importante “encontrar algunos materiales que nos ayuden a sobrevivir a huracanes”.

 

Al presentar al Premio Nobel, Arturo Menchaca Rocha, director del Instituto de Física, recordó que en 1970 Kroto inició un programa de investigación en Sussex para estudiar cadenas de carbono en el espacio interestelar.

 

Fue a través de estos estudios que 15 años después, durante un experimento para simular la química del carbono en la atmósfera de estrellas gigantes rojas, descubrió una nueva forma de molécula: una esfera de 60 átomos de carbono arreglados en hexágonos y pentágonos.

 

Dicha molécula fue llamada buckminsterfullerene, en honor del arquitecto Richard Buckminster Fuller, quien utilizó esta estructura en la construcción de domos geodésicos, las estructuras más ligeras y resistentes en arquitectura. Sin embargo, el nombre de la molécula se ha simplificado al de fulereno. Por este descubrimiento, Kroto obtuvo el máximo reconocimiento mundial en química en 1996, junto con Harold R. F. Curl y Richard E. Smalley.

 

Arturo Menchaca reconoció que el descubrimiento de los fulerenos ha sido pilar dentro de la nanotecnología, incluso se piensa que podría revolucionar esta rama de la ciencia en el mediano y largo plazos.

 

Destacó que además de llevar a cabo investigaciones en nanociencias y nanotecnología, el científico inglés es un promotor activo de la divulgación de la ciencia. Da conferencias públicas, visita escuelas para fomentar la educación científica y da clases a estudiantes de posgrado en química interestelar.

 

Finalmente, Julia Tagüeña refirió que en el Año Internacional de la Física, visita la UNAM un premio Nobel de Química porque en el tamaño atómico ambas ramas se tocan; a esa escala reina la mecánica cuántica. “En lo pequeño las disciplinas se conjugan para ver la naturaleza”.

 

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Harold W. Kroto, Premio Nobel de Química 1996, visitó la UNAM, donde calificó de vital la Red de Grupos de Investigación en Nanociencias. Lo acompaña Arturo Menchaca, director del Instituto de Física.

 

FOTO 02

Julia Tagüeña, directora general de Divulgación de la Ciencia; Harold Kroto, Premio Nobel de Química, y Arturo Menchaca, director del Instituto de Física, en conferencia de prensa en el Museo Universum de la UNAM.

 

FOTO 03.

Harold W. Kroto, Premio Nobel de Química 1996, explicó en la UNAM que si México quiere ser más competitivo requiere desarrollar programas en nanociencias como los de Estados Unidos, Japón o Unión Europea.