14:30 hrs.  19 de Septiembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-724

Ciudad Universitaria

 

 

 

Pies de foto al final del boletín

 

 

AVANZA PROYECTO DE NANOSATÉLITE DE LA UNAM PARA PREDECIR SISMOS

 

·        Se realiza en colaboración con instituciones rusas y se espera que a finales de este año quede concluido el diseño, informó Sergey Pulinets, investigador del Instituto de Geofísica

·        Su objetivo es monitorear a los precursores o procesos físicos que anteceden a un sismo

·        La elaboración de instrumentos y la integración del satélite tendrá lugar durante el 2006 y será puesto en órbita en el 2007

 

El proyecto de construcción del nanosatélite para predicción de terremotos que se desarrolla en la UNAM en colaboración con instituciones rusas, avanza firmemente y se espera que a finales de este año quede concluido, informó Sergey Pulinets, investigador del Instituto de Geofísica.

 

Es decir, aclaró, este año se tendrá listo el diseño del satélite y se habrá definido qué instituciones y empresas participarán en su construcción, así como el instrumental que llevará al espacio para cumplir con su objetivo de monitorear a los precursores (o procesos físicos) que anteceden a un sismo.

 

De tal forma, se planea que la elaboración de tales herramientas y la integración del aparato tenga lugar durante el 2006, y que sea puesto en órbita en el 2007.

 

El científico ruso refirió que el diseño de plataforma del nanosatélite –que tendrá forma similar a un plato, de 50 centímetros de diámetro y un peso de 10 kilogramos­– ya está listo. De un lado llevará celdas solares y del otro los aparatos de medición.

 

En el proyecto del nanosatélite de la UNAM e instituciones rusas participan el Instituto de Geofísica, la Facultad de Ingeniería y el Centro Tecnológico Aragón. Su objetivo va más allá de la construcción y puesta en órbita del instrumento: a la formación de recursos humanos en el área de tecnología satelital.

 

El pequeño satélite, anunció Sergey Pulinets, llevará consigo instrumentos de medición de densidad de temperatura electrónica, un detector de partículas energéticas, un receptor de GPS (sistema de posicionamiento global) y un radioespectrómetro de altas frecuencias, los cuales se construirán en Rusia con ayuda de estudiantes de doctorado mexicanos.

 

Para tal efecto se contará con la ayuda de instituciones rusas como la Universidad Lomonosov y el Instituto Aeronáutico de Moscú, y con la colaboración del Laboratorio de Física Espacial de Suecia.

 

Los materiales de construcción son ligeros y especiales porque deben enfrentar un problema de balance de temperatura. “Necesitamos orientar el satélite de modo que las celdas solares todo el tiempo miren al sol, en tanto que los instrumentos siempre estarán a la sombra, a bajas temperaturas”, añadió.

 

La meta es registrar las variaciones de parámetros de plasma atmosférico a una altura de 600 kilómetros –la altura orbital del nanosatélite– para registrar a los posibles precursores de sismos.

 

Además, para revisar el modelo propuesto por el universitario, se tiene un proyecto financiado por Conacyt para el desarrollo de infraestructura terrestre. Por ello, sobre la costa de Guerrero ya se instalaron sensores de campo eléctrico que rotan y miden el espacio vertical de la atmósfera. “Se busca obtener sus variaciones durante un sismo”, reveló.

 

 

Sergey Pulinets señaló que ya existe en órbita un satélite francés que mide los parámetros de plasma. “En principio, necesitamos un sistema de satélites de forma que se tengan mediciones continuas, requerimos más instrumentos. Existe una propuesta de la ONU para crear un sistema satelital internacional y nuestro instrumento podría formar parte de él, para hacer un control de los precursores de sismos”.

 

El universitario reconoció que este proyecto está iniciando y aún hay muchas cuestiones científicas por aclarar. O sea, “no quiere decir que lanzando el nanosatélite vamos a predecir terremotos; se requiere más infraestructura y recursos humanos y económicos para registrar en tiempo real y de forma permanente todos esos procesos naturales”.

 

El pequeño instrumento mexicano será lanzado conjuntamente con un satélite ruso de mayor tamaño, Meteor 3, usado para medir parámetros meteorológicos, en el cohete Soyuz en el año 2007, refirió.

 

Al explicar el funcionamiento del satélite, dijo que entre la corteza terrestre, la atmósfera y la ionosfera existe un acoplamiento electromagnético, el cual registra ciertas modificaciones. Una de ellas es la ionización del aire generada por el radón, un gas producto del decaimiento del uranio que se halla en las capas de la tierra.

 

Normalmente, detalló, el radón se escapa por las fallas tectónicas activas todo el tiempo. Sin embargo, antes de un gran sismo, su intensidad varía. Su concentración se incrementa en suelo, agua y aire entre 20 y 30 por ciento algunas semanas antes del terremoto y algunos días antes disminuye su flujo.

 

Eso se debe, agregó el experto, a que antes de los movimientos telúricos se forman grietas, las cuales están llenas de agua, y ésta última empuja al radón a la superficie.

 

A su vez, ese gas produce la ionización de las moléculas del aire al emitir partículas alfa, en extremo energéticas. De tal modo, se forma un “plasma atmosférico”, precisó. Al ionizarse el aire, cambian sus propiedades eléctricas de superficie, su conductividad y el campo eléctrico atmosférico. Todas esas variaciones las “siente” la ionosfera, donde se crean irregularidades de densidad electrónica.

Esos fenómenos se registran en el satélite. Pero ¿por qué no medir directamente el radón? ¿Por qué es necesario ir al espacio? El problema es que la distribución de salida de ese gas varía de un lugar a otro sobre la superficie terrestre, por lo que se necesitarían muchos sensores y encontrar los sitios por donde escapa. De tal forma, es más sencillo detectar la irregularidad en la ionosfera.

 

Pero no sólo eso. En la atmósfera, moléculas de aguas se “pegan” en los iones formados por el radón, es decir, se condensan y liberan  calor latente, y cambia la temperatura y la humedad. Así,  mediante análisis de parámetros meteorológicos se pueden detectar los cambios relacionados con sismos.

 

“Hemos detectado que antes del terremoto de 1985 tales modificaciones se registraron. Si sabemos eso, podemos estar preparados para un futuro evento”, adelantó. Así ocurrió también en movimientos de tierra más recientes en California e Indonesia (el cual provocó el tsunami). De hecho, Sergey Pulinets presentará los datos del caso mexicano ante la Unión Geofísica Mexicana en su próxima reunión anual.

 

Tales anomalías térmicas –variaciones pequeñas, de dos a cinco grados celsius– pueden registrarse con percepción remota desde el satélite. Aunque, tal sistema requiere tener un ”nivel de referencia” para muchos años anteriores, para el mismo mes y día, en un determinado lugar. “Con ello se pueden distinguir esos efectos que aparecen antes de los sismos”, concluyó.

 

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01.

 

Sergey Pulinets, del Instituto de Geofísica de la UNAM, adelantó que  a finales de este año quedará concluido el proyecto de construcción del nanosatélite para predicción de terremotos.

 

 

FOTO 02

 

Para 2007 la UNAM e instituciones rusas pondrán en órbita un satélite para detectar terremotos mediante la medición de niveles gaseosos en la corteza terrestre, dijo el investigador Sergey Pulinets.