12:00 hrs.  30 de Agosto de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-669

Ciudad Universitaria

 

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DEBEMOS DETENER LA SATANIZACIÓN DE LOS ORGANISMOS TRANSGÉNICOS: BOLÍVAR ZAPATA

 

·        Hay que utilizarlos para eliminar las plagas, entre otros usos, porque los actuales pesticidas acaban con la biodiversidad advirtió el investigador emérito de la UNAM

·        No son malos, hay muchos que ya se usan y han permitido tener mejores medicinas contra problemas clínicos, dijo

·        Diversos especialistas participaron en el Encuentro del Instituto Internacional de Filosofía, desarrollado en el CRIM de Cuernavaca, Morelos

 

En México se debe dejar de satanizar a los organismos genéticamente modificados o transgénicos, y utilizarlos, entre otras formas, para eliminar las plagas, porque los actuales pesticidas acaban con la biodiversidad, consideró Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito de la UNAM.

 

Se requiere desarrollar herramientas, “bioinsecticidas contra nuestras propias plagas”, advirtió durante su participación en el Encuentro del Instituto Internacional de Filosofía (IIP, por sus siglas en francés), desarrollado en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, con sede en Cuernavaca, Morelos.

 

Aseguró que dichos organismos no son malos, hay muchos que ya se usan y han permitido tener mejores medicinas contra diversos problemas clínicos. En todo caso es necesario analizar los casos que surjan para determinar sus posibles usos y liberación al medio ambiente.

 

Ante filósofos de América, Asia, África y Europa, Bolívar Zapata apuntó que algunos grupos en el país insisten en que sus riesgos son altos. Sin embargo, “nadie ha demostrado que se haya generado algún problema por el uso de transgénicos”. No se trata de desarrollarlos porque sí, sino para resolver problemas. Es indispensable crear “mejores herramientas, tecnologías más limpias y respetuosas que las existentes”.

 

En el área de la salud se ha demostrado que producen medicamentos que antes no existían en las farmacias, y que ahora permiten diagnosticar, curar y tratar enfermedades para las que antes no se tenía esa capacidad, insistió.

 

Por ello, dijo, cada vez hay un mayor número de empresas involucradas en el desarrollo de nuevos productos biotecnológicos recombinantes. La mayoría de ellas inició en el área de salud y hoy se emplean en la producción de alimentos y en el sector industrial.

 

En el Auditorio del CRIM, explicó que los pesticidas químicos, como el DDT, generan problemas serios y reducen las variedades naturales, porque son moléculas que matan de manera indiscriminada, no sólo a los elementos nocivos.

 

Por ello, expuso que los bioinsecticidas representan una opción más natural, respetuosa de la riqueza biológica y de la salud humana y animal. “Tenemos que matar las plagas, pero mediante tecnologías con menores riesgos”.

 

El integrante del Instituto de Biotecnología de la UNAM recordó que en México diversas instituciones, como esta casa de estudios, han trabajado en la necesidad de un marco jurídico adecuado para el manejo de organismos genéticamente modificados.

 

Señaló que el sector académico trabajó, a través de una comisión de 40 expertos, como José Sarukhán, Diego Valadés y Juliana González, en la elaboración de un documento de 16 principios a contemplarse en la Ley de Bioseguridad. Se envió al Senado y luego se asesoró a esta Cámara para impulsar una propuesta de articulado.

 

Es decir, sentenció, la ley vigente no se hizo de la noche a la mañana, muchos sectores trabajaron de manera importante, en un esfuerzo por tener un marco de bioseguridad que permitiera desarrollar y analizar caso por caso los transgénicos, sin satanizarlos.

 

Subrayó que no todo está libre de riesgos. Por ello, se establece que no se puede liberar cualquier producto hasta realizar estudios a corto y largo plazos, primero en laboratorio, luego en invernadero, después en espacios pequeños y en otros más grandes.

 

Por su parte, Gerardo Jiménez Sánchez, director del Instituto Nacional de Medicina Genómica, informó que esta institución tiene tres unidades de alta tecnología: secuenciación, genotipificación, expresión y súper cómputo, dedicadas exclusivamente a esta disciplina.

 

Esto pone a México a la vanguardia en América Latina en este campo “en especial gracias a los vínculos establecidos con la UNAM, tanto en la formación de recursos humanos como en el desarrollo de proyectos científicos, lo que contribuye a fortalecer nuestra plataforma tecnológica y de investigación”, consideró.

 

Además, se han firmado convenios con institutos y gobiernos estatales, con el fin de impulsar la investigación científica en torno a problemas nacionales y establecer las bases para aspectos de carácter ético, legal y social, adelantó.

 

Expresó que de manera conjunta con la Universidad Nacional crearon cursos de posgrado, tanto en introducción a la medicina genómica, como en sus aplicaciones en pediatría y medicina interna. Incluso, uno de ellos se exportó a Argentina, y forma parte de los programas de enseñanza en la Universidad de La Plata.

 

El también académico de la Facultad de Medicina de esta casa de estudios resaltó que la licenciatura en Ciencias Genómicas, de reciente creación en la UNAM, es una contribución importante por el tipo de profesional que requerirá el país en los próximos años. Ello sienta un precedente que debe ser emulado por otras instituciones del país, particularmente por quienes preparan a las nuevas generaciones de médicos.

 

Así como se invierten esfuerzos en nuevos recursos humanos, también se debe reforzar el currículum de la enseñanza médica que requiere, de manera urgente, un componente genómico, advirtió.

 

En el marco de la ponencia “Las neurociencias y la vida psíquica”, a cargo de John Searle, profesor de filosofía en la Universidad de California, Berkeley, Juliana González, maestra emérita de la UNAM y presidenta del comité organizador, dijo que este investigador es uno de los pensadores más rigurosos en cuanto a la necesidad del trabajo  experimental.

 

En ese sentido, “primero tenemos que saber cómo se produce la percepción y después cómo surgen las ideas, de manera que en el pensamiento no podemos proceder de lo abstracto a lo concreto. Él es un pensador empirista, concreto”, aclaró.

 

Abundó que este tipo de problemas son abiertos: ya se conoce mucho acerca de cómo trabaja el encéfalo, ahora tenemos que saber cómo es posible que las neuronas y el cerebro produzcan tal o cual fenómeno de percepción.

 

Al respecto, Evandro Agazzi, de la Universidad de Génova, Italia, opinó que la tesis de John Searle es que la conciencia se considera un fenómeno biológico, porque se relaciona con la estructura cerebral. El problema tiene evidencia primaria, no se puede reducir a algo que no sea la conciencia misma. Eso elimina el hecho de que se pueda decir que se reduce a un mero fenómeno químico, físico o biológico.

 

En este sentido, detalló, se puede buscar el lugar en donde los diferentes estados de conciencia se producen. Se han discutido dos alternativas: una que es más atomizada, es decir, hay lugares distintos, cada uno de los cuales determina cierta percepción; y la otra, establece que la conciencia es algo más general y habla de un campo, y los diferentes fenómenos son variaciones.

 

Por último, el profesor de filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, Tomás Calvo Martínez, se refirió a la ponencia “El ser viviente en tanto que modelo para la interpretación filosófica del mundo en el pensamiento clásico”, de su colega francés Pierre Aubenque, de La Sorbonne, París.

 

Concluyó que la idea sobre si realmente el modelo biológico, es decir, del desarrollo de un viviente, es aplicable o no al universo en el pensamiento griego, se ha centrado sobre todo en Aristóteles y al hacerlo ha contrapuesto un modelo biológico que se define por la finalidad en el desarrollo, en definitiva por la idea de forma, y el modelo matemático que excluye toda finalidad.

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01

 

Asistentes al Encuentro del Instituto Internacional de Filosofía, desarrollado en el CRIM de la UNAM, donde se abordó entre otros el tema de los organismos transgénicos.

 

 

FOTO  02

 

Francisco Bolívar, Juliana González y Evandro Agazzi previo a su participación en el Encuentro del Instituto Internacional de Filosofía, en el CRIM de la UNAM.

 

 

FOTO 03

 

Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito de la UNAM, señaló que en México se debe dejar de satanizar a los organismos genéticamente modificados.