21:00 hrs.  25 de Agosto de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-657

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

NO PODEMOS ASISTIR INDIFERENTES A LA MUERTE DE LAS LENGUAS PROPIAS: DIEGO VALADÉS

 

·        El director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua como miembro de número

·        Dijo que en México hay 290 lenguas, entre las que es inminente la extinción del kiliwa, en Baja California; del matlatzinca, en el Estado de México; del zapoteco de Mixtepec, Oaxaca, y del zoque, en Tabasco

·        Hay en el mundo entre cinco mil y siete mil lenguas; pero se estima que cada dos semanas muere una

 

Al incorporarse como miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, Diego Valadés, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, advirtió que “no podemos asistir, indiferentes, a la muerte o al colapso de las lenguas propias; y tampoco cerrarnos al mundo e ignorar lo que en otros lugares ocurre o sucederá”.

 

Dijo que de acuerdo con el reporte Ethnologue, en nuestro país se localizan 290 lenguas, entre las que es inminente la extinción del kiliwa, en Baja California; del matlatzinca, en el Estado de México; del zapoteco de Mixtepec, Oaxaca, y del zoque, en Tabasco.

 

“El panorama de las antiguas lenguas mexicanas es todavía más desolador allende nuestras fronteras. De las cerca de cien que llegaron a ser identificadas en California, actualmente 36 son recordadas por ancianos, 17 tienen menos de cinco hablantes y el resto ha desaparecido, incluso de la memoria”, reconoció el jurista universitario, quien se incorpora a la Academia como el séptimo ocupante de la silla 16, que dejó vacante el escritor Gabriel Zaíd.

 

Al acto asistieron, entre otros, los ex rectores de esta casa de estudios, Guillermo Soberón Acevedo y Francisco Barnés de Castro; y Mari Carmen Serra Puche, coordinadora de Humanidades de la UNAM; así como académicos, investigadores, diputados y senadores de la república.

 

Con ello, Diego Valadés se une a la lista de destacados intelectuales y pensadores mexicanos que han merecido el mismo asiento: Antonio Acevedo Escobedo, Ignacio Mariscal, Enrique Fernández Granados, Alejandro Quijano y Celestino Gorostiza.

 

Además, se integra a la pléyade de notables hombres de derecho que la Academia ha incorporado a lo largo de su historia: Salvador Azuela, Isidro Fabela, Luis Garrido, Antonio Gómez Robledo,  Alfonso Noriega, Emilio Rabasa y Héctor Fix-Zamudio.

 

En su discurso de ingreso, Diego Valadés comentó que existen en el mundo entre cinco mil y siete mil lenguas; sin embargo, se estima que cada dos semanas, en promedio, muere una. Al terminar el siglo habrán desaparecido alrededor de 2 mil 500.

 

“Una merma tan cuantiosa del patrimonio lingüístico de la humanidad, en sólo cien años, es una catástrofe cultural. Además, desde una perspectiva constitucional, este fenómeno representa una amenazadora regresión”, advirtió en presencia de José Moreno de Alba, director de la Academia; José Luis Martínez, director honorario perpetuo; Miguel León Portilla y otros académicos.

 

En sesión solemne celebrada en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, Diego Valadés subrayó que la defensa jurídica de las lenguas ofrece opciones, como adoptar disposiciones constitucionales para reconocer que el español es la oficial, porque es la lengua común, y proteger y promover el desarrollo de las indígenas, como parte del patrimonio cultural mexicano.

 

También es posible modificar los programas escolares, para que la norma no quede en mera declaración; formar a las decenas de filólogos que requiere un país con tan rico acervo lingüístico; instituir un organismo de alto nivel, que responda de los programas educativos bilingües, de las acciones de extensión que contribuyan al conocimiento de nuestras lenguas, y de la asistencia para acceder a la justicia en el habla indígena que cada quien elija.

 

Preservamos especies biológicas, y cumplimos con un deber; con monumentos históricos y arqueológicos, y satisfacemos otro; pero descuidamos nuestro patrimonio lingüístico, y faltamos a uno. “No hay que preocuparnos por llegar tarde a este tema; ni pensemos en el tiempo que se fue, pensemos en que el tiempo no se nos se siga yendo”, sentenció.

 

De su antecesor, resaltó que la prolífica, erudita e inteligente obra de Gabriel Zaíd ha recibido amplio reconocimiento nacional e internacional. “Es un autor que sigue en plena producción; de él podemos esperar, y los obtendremos, nuevos frutos del ingenio, nuevas creaciones que se sumarán a una ya formidable y ejemplar labor. Su fecundo paso por esta Academia ha dejado recuerdos, que recojo y multiplico”.

 

El académico de número dijo que la obra ensayística de Gabriel Zaíd lo hace uno de los más sugerentes pensadores mexicanos contemporáneos. Es imposible leerlo sin afirmar o negar, sin tomar posición, porque es un autor que no se reserva para las medias verdades; dice, de manera directa y dura, lo que piensa, lo que sabe, en lo que cree. Su prosa es límpida y sin concesiones.

 

Al agradecer su ingreso a los miembros de la Academia, pero sobre todo a sus “auspiciantes”, Clementina Díaz y de Ovando, Eulalio Ferrer y Miguel León-Portilla, dijo que todos los que la integran son protagonistas excepcionales del quehacer cultural mexicano, como lo es el “erudito escritor a quien no puedo sustituir pero sí tengo el honor de suceder: don Gabriel Zaíd”.

 

Dijo estar deseoso de participar en el trabajo de la Academia, una  institución comprometida con el destino de la cultura mexicana. “Por formación y vocación me debo a la Universidad Nacional Autónoma de México. Allí estudié y me desarrollé profesionalmente; en ella encontré los paradigmas de mi vida”.

 

Al recibir formalmente, a nombre de la Academia, al nuevo integrante y responder el mensaje de Diego Valadés, el historiador Miguel León Portilla señaló que “sus palabras confirman con creces lo acertado de su elección como académico. Es un conocedor de nuestro idioma, amoroso, y cultivador de él”.

 

El investigador emérito de la UNAM señaló que su disertación anticipa lo que habrá de ser su labor en esta Academia, no pequeña, “ampliar nuestro saber acerca de lo que es la lengua del derecho y propugnar por todo lo que concierne al derecho de hablar y cultivar la propia lengua”.

 

Subrayó la magnitud de la tarea que habrán de emprender los juristas que, como Diego Valadés, aceptan trabajar codo con codo con los lingüistas y filólogos, en particular con quienes han asumido la responsabilidad de laborar en una institución como esta.

 

Coincidió en que la extinción de las lenguas será una catástrofe cultural. “Si nos importa la pérdida de un vegetal cómo no nos va a importar la desaparición de una lengua, que no es sino el instrumento de comunicación que nos permite adoptar atalayas diferentes para acercarnos a la realidad”.

 

Con su ingreso, Diego Valadés se suma a la lista de académicos de la UNAM que han participado en esta institución, como Rubén Bonifaz Nuño, Ruy Pérez Tamayo, Miguel León-Portilla, José Pascual Buxó, Mauricio Beuchot, José Luis Martínez, Ernesto de la Torre, Ramón Xirau, Gonzalo Celorio, Leopoldo Solís, Vicente Quirarte y Felipe Garrido.

 

Es doctor en derecho, profesor e investigador de la Facultad de Derecho y del Instituto de Investigaciones Jurídicas. En la UNAM se ha desempeñado como subdirector de Radio Universidad, director general de Difusión Cultural, Abogado General y coordinador de Humanidades. Además, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.­

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

En el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, la Academia Mexicana de la Lengua recibió, como miembro de número, al jurista universitario, Diego Valadés.

 

 

Foto 2

El escritor Carlos Montemayor, José Moreno de Alba, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, y Diego Valadés, durante el ingreso de éste a dicha institución académica.

 

 

Foto 3.

El presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, José Moreno de Alba, impone la insignia que acredita como miembro de número de la misma al destacado universitario Diego Valadés.