13:00 hrs.  25 de Agosto de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-653

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de foto al final de boletín

 

 

 

MANTIENE MÉXICO SISTEMA POLÍTICO PACÍFICO Y ORDENADO QUE EVITA EXILIOS

 

·        Afirmó en la UNAM el historiador Javier Garcíadiego, quien añadió que los contendientes vencidos no huyen del país sino que pueden presentarse en futuras elecciones

·        El director del INEHRM dictó la Cátedra Extraordinaria “México, país de asilo” en la Facultad de Derecho

·        Detalló que el destierro sólo se establece en regímenes cerrados y violentos donde no se permite la búsqueda pacífica del poder

 

México mantiene un sistema político democrático, pacífico, normado y competido, en donde los contendientes vencidos no huyen del país sino que pueden presentarse en futuras elecciones, afirmó en la UNAM el historiador Javier Garcíadiego, quien añadió que el exilio sólo se establece en regímenes cerrados y violentos donde no se permite la búsqueda pacífica del poder.

 

Al expresar su convicción de que en el futuro las naciones no tendrán conflictos y sus diferencias sean dirimidas de manera concertada y democrática, aseguró que el destierro siempre será un instrumento utilizado por gente notable y con recursos; un mecanismo recurrido por ciertos grupos para salvar la vida.

 

El director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM) ofreció la Cátedra Extraordinaria “México, país de asilo”, acompañado por el director  de la Facultad de Derecho, Fernando Serrano Migallón, en donde recordó que, después de la lucha entre carrancistas y villistas a finales de 1915, estos últimos salieron del país o se desarticularon.

 

Los derrotados se convirtieron en bandas guerrilleras menores, con una vida semidisfrazada y dificultades políticas, militares y financieras; en tanto que los villistas destacados, los líderes, se fueron al destierro, aclaró.

 

Se trató de acuerdos entre las cúpulas políticas; arreglos entre intermediarios, donde amigos y colaboradores comunes establecen convenios de estancia voluntarios, donde no existe ninguna disposición legal que obligue a los exiliados a permanecer en el extranjero. Fueron negociaciones de alto nivel y de imagen, explicó.

 

En México, señaló Javier Garcíadiego, se tuvo un periodo de expulsión durante y luego de la Revolución Mexicana; sin embargo, su papel como país receptor es más importante. “En términos estadísticos, tenemos el asilo español y sudamericano”.

 

Los instrumentos para ese fenómeno fueron los presidentes en turno: Lázaro Cárdenas y Luis Echeverría, pero también los secretarios de Relaciones Exteriores y Gobernación respectivos, los agentes diplomáticos, embajadores y cónsules. Hay incluso historias que narran los propios beneficiados, sobre gestiones heroicas de representantes mexicanos, indicó el historiador.

 

En contraste, el exilio mexicano es complejo. Tuvieron que convivir dos facciones distintas: el social y el ideológico. Por un lado, los conservadores de clase alta que habían salido a la caída del huertismo y, por el otro, los revolucionarios progresistas de clase media que huyeron a la derrota de Francisco Villa, expresó.

 

A partir de 1920 y hasta 1936 en el país se tendrán ya no desarraigos masivos, pero sí recurrentes producto de capitulaciones militares y electorales al interior del grupo vencedor. No serán los flujos contra los regímenes de Porfirio Díaz o Victoriano Huerta, o derrotados por una revolución a la que estaba haciéndole la guerra, sino que, a partir de 1920, serán confinamientos de grupos arrasados en los comicios, detalló.

 

El siguiente momento importante se da con Lázaro Cárdenas, quien tiene una participación doble en la historia del exilio mexicano. Ahí se da un paso adelante, hay un cambio cualitativo, se observa un proceso político más civilizado, a diferencia de donde hubo sangre de por medio, consideró.

 

Bajo su mandato, refirió Javier Garcíadiego, la familia de Plutarco Elías Calles y los políticos vinculados al maximato no sufren represalias ni expropiación. Es un éxodo civilizado.

 

Lázaro Cárdenas permite el regreso, genera una ley de amnistía para facilitar el retorno de los exiliados sobrevivientes de la lucha de 1920. En este momento hay un cambio histórico, en donde México pasa de ser un país expulsor a uno receptor. Se da hacía finales de la presidencia cardenista y durante los primeros años del gobierno de Ávila Camacho.

 

El proceso político interno se civilizó, se hizo más democrático. Los ajustes de cuentas al estilo revolucionario (expulsiones y fusilamientos) pasaron a la historia. Hay ya una estabilidad y una nueva posición en el ámbito internacional. Se tiene la posibilidad de recibir políticos que huyen de otros escenarios. Inicia una nueva etapa en donde aceptará españoles y norteamericanos que evaden el macartismo, o de políticos sudamericanos que evitan las dictaduras, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 01

 

Fernando Serrano Migallón, director de la FD de la UNAM, y el historiador Javier Garcíadiego, momentos antes de que este último dictara la Cátedra Extraordinaria “México, país de asilo”.

 

 

FOTO 02

 

El director del INEHRM, Javier Garcíadiego, acompañado por el director  de la Facultad de Derecho de la UNAM, Fernando Serrano Migallón, habló sobre el exilio mexicano y extranjero en el país