Boletín UNAM-DGCS-653
Ciudad
Universitaria
Pies de foto al
final de boletín
MANTIENE MÉXICO SISTEMA POLÍTICO PACÍFICO Y ORDENADO
QUE EVITA EXILIOS
·
Afirmó
en la UNAM el historiador Javier Garcíadiego, quien añadió que los
contendientes vencidos no huyen del país sino que pueden presentarse en futuras
elecciones
·
El
director del INEHRM dictó la Cátedra Extraordinaria “México, país de asilo” en
la Facultad de Derecho
·
Detalló
que el destierro sólo se establece en regímenes cerrados y violentos donde no
se permite la búsqueda pacífica del poder
México mantiene un sistema político democrático, pacífico, normado y
competido, en donde los contendientes vencidos no huyen del país sino que
pueden presentarse en futuras elecciones, afirmó en la UNAM el historiador
Javier Garcíadiego, quien añadió que el exilio sólo se establece en regímenes
cerrados y violentos donde no se permite la búsqueda pacífica del poder.
Al expresar su convicción de que en el futuro las naciones no tendrán
conflictos y sus diferencias sean dirimidas de manera concertada y democrática,
aseguró que el destierro siempre será un instrumento utilizado por gente
notable y con recursos; un mecanismo recurrido por ciertos grupos para salvar
la vida.
El director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la
Revolución Mexicana (INEHRM) ofreció la Cátedra Extraordinaria “México, país de
asilo”, acompañado por el director de
la Facultad de Derecho, Fernando Serrano Migallón, en donde recordó que,
después de la lucha entre carrancistas y villistas a finales de 1915, estos
últimos salieron del país o se desarticularon.
Los derrotados se convirtieron en bandas
guerrilleras menores, con una vida semidisfrazada y dificultades políticas,
militares y financieras; en tanto que los villistas destacados, los líderes, se
fueron al destierro, aclaró.
Se trató de acuerdos entre las cúpulas políticas; arreglos entre
intermediarios, donde amigos y colaboradores comunes establecen convenios de
estancia voluntarios, donde no existe ninguna disposición legal que obligue a
los exiliados a permanecer en el extranjero. Fueron negociaciones de alto nivel
y de imagen, explicó.
En México, señaló Javier Garcíadiego, se tuvo un periodo de expulsión
durante y luego de la Revolución Mexicana; sin embargo, su papel como país
receptor es más importante. “En términos estadísticos, tenemos el asilo español
y sudamericano”.
Los instrumentos para ese fenómeno fueron los presidentes en turno:
Lázaro Cárdenas y Luis Echeverría, pero también los secretarios de Relaciones
Exteriores y Gobernación respectivos, los agentes diplomáticos, embajadores y
cónsules. Hay incluso historias que narran los propios beneficiados, sobre
gestiones heroicas de representantes mexicanos, indicó el historiador.
En contraste, el exilio mexicano es complejo. Tuvieron que convivir dos
facciones distintas: el social y el ideológico. Por un lado, los conservadores
de clase alta que habían salido a la caída del huertismo y, por el otro, los
revolucionarios progresistas de clase media que huyeron a la derrota de
Francisco Villa, expresó.
A partir de 1920 y hasta 1936 en el país se tendrán ya no desarraigos
masivos, pero sí recurrentes producto de capitulaciones militares y electorales
al interior del grupo vencedor. No serán los flujos contra los regímenes de
Porfirio Díaz o Victoriano Huerta, o derrotados por una revolución a la que
estaba haciéndole la guerra, sino que, a partir de 1920, serán confinamientos
de grupos arrasados en los comicios, detalló.
El siguiente momento importante se da con Lázaro Cárdenas, quien tiene
una participación doble en la historia del exilio mexicano. Ahí se da un paso
adelante, hay un cambio cualitativo, se observa un proceso político más
civilizado, a diferencia de donde hubo sangre de por medio, consideró.
Bajo su mandato, refirió Javier Garcíadiego, la familia de Plutarco
Elías Calles y los políticos vinculados al maximato no sufren represalias ni
expropiación. Es un éxodo civilizado.
Lázaro Cárdenas permite el regreso, genera una ley de amnistía para
facilitar el retorno de los exiliados sobrevivientes de la lucha de 1920. En
este momento hay un cambio histórico, en donde México pasa de ser un país
expulsor a uno receptor. Se da hacía finales de la presidencia cardenista y
durante los primeros años del gobierno de Ávila Camacho.
El proceso político interno se civilizó, se hizo más democrático. Los
ajustes de cuentas al estilo revolucionario (expulsiones y fusilamientos)
pasaron a la historia. Hay ya una estabilidad y una nueva posición en el ámbito
internacional. Se tiene la posibilidad de recibir políticos que huyen de otros
escenarios. Inicia una nueva etapa en donde aceptará españoles y
norteamericanos que evaden el macartismo, o de políticos sudamericanos que
evitan las dictaduras, concluyó.
--o0o--
FOTO 01
Fernando Serrano
Migallón, director de la FD de la UNAM, y el historiador Javier Garcíadiego,
momentos antes de que este último dictara la Cátedra Extraordinaria “México,
país de asilo”.
FOTO 02
El director del INEHRM, Javier Garcíadiego, acompañado por el director de la Facultad de Derecho de la UNAM, Fernando Serrano Migallón, habló sobre el exilio mexicano y extranjero en el país