Boletín UNAM-DGCS-613
Ciudad
Universitaria
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DESARROLLAR INVESTIGACIÓN Y BÚSQUEDA DE
NUEVAS FUENTES, ESENCIAL EN EL CAMPO ENERGÉTICO
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Señaló Rafael
Almanza Salgado, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, al dictar
la conferencia “Energía”
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Deben
producirse mejores materiales aislantes, ventanas inteligentes, calentamiento y
enfriamiento solar, bombas de calor, sistemas autosustentables, uso eficiente
de elementos alternos de energía y arquitectura bioclimática, señaló
Algunos de los puntos más importantes en
el campo energético del futuro son el desarrollo de sistemas híbridos,
investigación e impulso de nuevas fuentes, como la generación de hidrógeno,
celdas de combustible, y reactores nucleares de fusión que no produzcan
desechos radioactivos, afirmó Rafael Almanza Salgado, investigador del
Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM.
Empero, añadió al dictar la conferencia
“Energía”, para alcanzar su uso cotidiano debe haber una transición de las
tecnologías convencionales a las sustentables. Además, en lo que respecta al
ahorro deben producirse mejores materiales aislantes, ventanas inteligentes,
calentamiento y enfriamiento solar, sistemas autosustentables, uso eficiente de
alternativas y arquitectura bioclimática.
En el auditorio “José Luis Sánchez
Bibriesca” de la Torre de Ingeniería, recordó que el consumo de energía
primaria ha crecido. A partir de 1970, el uso de petróleo es mayor, aunque el
porcentaje de gas natural ha tenido un incremento.
El carbón se utiliza en grandes cantidades
en los países asiáticos; en tanto que el empleo de hidroelectricidad se ha
mantenido estable. A la alza también se encuentra la energía nuclear, sobre
todo en Europa y Asia. Es decir, abundó, el manejo de fuentes convencionales
sigue con su larga carrera.
Empero, alertó, la quema de estos
combustibles trae consigo el aumento de los niveles de bióxido de carbono que
ha producido la elevación de la temperatura global, con el deshielo de glaciares. El nivel del mar crece
y podría llegar a cubrir islas o costas y desaparecer tierras continentales en
la actualidad productivas.
Hoy día ya se usan sistemas híbridos, mucho más complejos y que todavía no
han alcanzado eficiencia óptima. También se investigan y aplican fuentes
renovables, como biomasa, energía geotérmica, de los océanos –mareas, olas y
corrientes–, eólica, solar, en torno de las cuales el Instituto realiza
trabajos científicos, informó.
Rafael Almanza sostuvo que la energía de
los mares es importante; a pesar de ello, no se le ha dado la suficiente
relevancia. Tres cuartas partes de la Tierra están cubiertas por agua. Por
ello, en la UNAM hay un proyecto donde participa el II con otras entidades
universitarias para la investigación de las mareas. Las corrientes son otra alternativa; no obstante no se han
cuantificado, aunque se estima que podrían ser del orden de 450 gigawatts.
El oleaje, en contraste, no es grande en
nuestro país. Para que sea útil la amplitud de la ola debe medir alrededor de
10 metros y la única zona con esas características es Puerto Escondido, Oaxaca.
Sin embargo, dijo, no se ha hecho ninguna medición seria de su amplitud,
longitud y periodo.
Otra opción es la geotermia. El magma,
desde el centro de la Tierra, hace fluir calor por conducción, por lo cual hay
rocas que transmiten esa energía a los acuíferos. El agua se calienta a
diferentes presiones y el recurso es aprovechado. En México, esta alternativa
equivale a 959.5 megawatts o 3.52 por ciento del total energético del país,
consideró.
La eólica, precisó Almanza Salgado,
representa un gran potencial para nuestra nación. Hay zonas importantes donde
podría producirse, como Zacatecas, Baja California y otras de la costa del
Pacífico. En el mundo, en 2003 se produjeron gracias a esa fuente, 39 mil 363
megawatts; para el año siguiente esa cantidad se incrementó a 47 mil. Una de
las regiones que más obtiene es Europa, donde el número de aerogeneradores
alcanza los 35 mil.
También es posible aprovechar la materia
orgánica, por ejemplo, madera, plantas, residuos de agricultura, industriales y
municipales, es decir, la biomasa. Actualmente ésta ha progresado como
biocombustibles y ya se produce biodisel, señaló.
Al detallar la energía solar, el
científico expuso que cada año el Sol irradia sobre la superficie terrestre 19
millones de toneladas equivalentes a petróleo. “En el II, una de las primeras
investigaciones que hicimos hace 30 años fue evaluar la radiación solar en
México. Encontramos que el valor oscila a lo largo del año desde 4.6 hasta 21.3
megajoules por metro cuadrado”.
La zona de más flujo, que es también de
las de mayores a escala mundial, es el noroeste del país, pero hay zonas como
Oaxaca, Guerrero, Puebla, Baja California, Durango, Chihuahua y Zacatecas,
donde las cantidades son ideales.
Esta energía se puede aplicar para el
calentamiento de fluidos, secado de granos, cocción de alimentos,
refrigeración, bombeo de agua, desalación, generación de electricidad,
desinfección de agua, hornos de alta temperatura, bioenergía y tanques solares.
De ahí la importancia de su aprovechamiento, como del resto de las energías
renovables, concluyó.
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FOTO 1
Rafael Almanza Salgado, investigador del II de la UNAM, afirmó
que el desarrollo de sistemas híbridos, investigación e impulso de nuevas
fuentes, son puntos importantes en el área energética.
FOTO 2
En el Instituto de Ingeniería de la UNAM se investigan y aplican
fuentes renovables, como biomasa, energía geotérmica, de los océanos –mareas,
olas y corrientes–, eólica y solar.
FOTO 3
Deben producirse mejores materiales aislantes, calentamiento y
enfriamiento solar, sistemas autosustentables y arquitectura bioclimática, dijo
el especialista de la UNAM Rafael Almanza Salgado.