15:30 hrs.  2 de Agosto de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-587

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

LA DEMOCRACIA ACTUAL, CONTROLADA, INDUCIDA Y ACOTADA POR LAS ELITES DEL PODER

 

 

·        Aseguró Víctor Flores Olea, ex director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM

·        En ella se ha eliminado la posibilidad de discutir otras alternativas del desarrollo integral o nuevos caminos

·        La economía capitalista globalizada debe considerarse ya un rotundo fracaso

 

 

Hoy más que nunca se vive una democracia controlada, inducida y acotada por las elites del poder, quienes cuentan con poderosos instrumentos “orientadores” de la opinión y de la voluntad ciudadana, afirmó Víctor Flores Olea, ex director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

 

En este sistema confiscado, agregó el escritor y analista político, se ha eliminado “la posibilidad de discutir otras opciones del desarrollo integral, de nuevos caminos, otras formas de organización que pudieran satisfacer las necesidades individuales y sociales”. Se postula “sin alternativas”, lo cual significa la negativa a reconocer la voluntad ciudadana como instancia última de decisión.

 

 

 

Lo anterior significa además, señaló al dictar la conferencia La democracia: experiencias y perspectivas actuales, dentro del ciclo Los retos del siglo XXI y las ciencias sociales, que no se modificarán sin resistencia los aparatos de la dominación, sino más bien que se les defenderá incondicionalmente hasta por la acción de las armas. El ideal de los Estados de la globalización neoliberal es una “democracia totalitaria” (o un “totalitarismo tranquilo”, como algunos han nombrado).

 

El sistema actual está para el control y dominio, no para la real expresión de la voluntad popular o atender las demandas colectivas; sino para satisfacer el interés de las elites, no para la libertad, igualdad y solidaridad; como máscara para fomentar las desigualdades y el extremo individualismo, no como sistema de vida creadora que reconoce la pluralidad y diversidad de los pueblos; persigue la homogeneización para el mercado y se ha atrincherado en un “pensamiento único”, que procura imponerse mundialmente, refirió.

 

Añadió que no es inútil insistir que la hegemonía del capitalismo y de las clases beneficiadas por el sistema ha eliminado los principios igualitarios y participativos. Las libertades individuales y sociales se tornaron en exclusivas para comerciar y acumular, no para la realización del hombre, están al servicio del crecimiento que ha beneficiado a los pocos.

 

Así, precisó, las batallas reivindicativas apuntan a una dimensión comunitaria que contradice la estructura; las nuevas garantías y condiciones que se buscan son profundamente “desorganizadoras” del orden establecido.

 

En la Sala de Usos Múltiples del Instituto de Investigaciones Sociales, Flores Olea agregó que estas luchas tienen, por tanto, un profundo significado anticapitalista, y su contenido no alude a la forma como se integran los sistemas políticos, sino que apuntan a algo más radical: la emancipación del hombre y de la sociedad de los entramados opresores, a la liberación profunda de las colectividades y las personas, las cuales han sido cosificadas y alienadas, y se les niegan las posibilidades de su crecimiento pleno, olvidándose de la necesidad de autorrealización y autorregulación en libertad.

 

El ex embajador de México en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Mongolia, expresó que por ello, estas conquistas son mucho más amplias que las de la tradición liberal clásica: son a favor de libertades que aluden a la autorrealización individual y social, con semejanza de oportunidades y en plena solidaridad.

 

Tienden a rescatar su significado genuino; exigen la participación real de la sociedad en variadas tomas de decisión que afectan la vida pública y, en sus expresiones más radicales, aspiran a la autogestión y autoadministración de los diversos procesos y organizaciones político-sociales, incluso de carácter productivo y en materia de servicios, pero también de gobierno mismo, explicó.

 

Enfatizó que el mayor enemigo de la democracia es la globalización neoliberal, la cual es un amplio movimiento ideológico publicitario que postula desde hace años la clave de la nueva prosperidad. Sin embargo, “apenas se penetra, se observa hasta qué punto el capitalismo de este momento ha dividido al mundo en guetos de riqueza y prosperidad y en enormes manchas de miseria que se extienden por todo el globo”.

 

No obstante, advirtió, no es la única posible, sino la basada en principios comunitarios de solidaridad y participación. Por eso, es necesario contribuir a un movimiento político universal que trascienda la situación actual de la globalidad en manos de los intereses del gran capital, que simplemente acumulan la mayor cantidad de riqueza en el menor tiempo posible, sin atención alguna a los efectos sociales y naturales devastadores que produce su conducta. “Ante una mundialización puramente cuantitativa, pugno por una eminentemente cualitativa, justa y equitativa”, indicó Flores Olea.

 

De este modo, la economía capitalista globalizada debe considerarse ya un rotundo fracaso. La cuestión es que la miseria que origina no es únicamente material, sino también cultura, moral y espiritual.

 

Así, es fundamental la discusión sobre la democracia posible hoy, la cual ha de ser más amplia, abierta, participativa y radical que la ofrecida por el Estado del neoliberalismo; debe tener finalidades específicas, estar al servicio real de la sociedad y no sólo como “conveniente” mediación al servicio de los intereses particulares, concluyó.

 

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FOTO 1

 

El profesor Víctor Flores Olea dictó en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM la conferencia La democracia: experiencias y perspectivas actuales.

 

 

FOTO 2.

 

Víctor Flores Olea, ex director de la FCPyS de la UNAM, habló acerca de las elites del poder, quienes cuentan con poderosos instrumentos “orientadores” de la opinión y de la voluntad ciudadana.