06:00 hrs.  27 de Julio de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-571

Ciudad Universitaria

 

 

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PADECE ALGÚN TRASTORNO ALIMENTARIO ALREDEDOR DEL TRES POR CIENTO  DE ADOLESCENTES Y MUJERES JÓVENES

 

 

·        En la Ciudad de México se ha reportado una prevalencia de 2.8 por ciento en mujeres y de 0.9 por ciento en hombres, indicó María del Carmen Iñárritu Pérez, profesora de la FM de la UNAM

·        Estos desórdenes se desarrollan fundamentalmente en la adolescencia o juventud, en edades que oscilan entre los nueve y 25 años, señaló

·        Éstos son mucho más comunes en las mujeres, en fechas recientes se han incrementado los casos en varones, destacó

 

Entre el uno y el tres por ciento de adolescentes y mujeres jóvenes presentan Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), y dentro de estos la razón es de un hombre por cada 10 mujeres, destacó María del Carmen Iñárritu Pérez, nutrióloga del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

 

En la Ciudad de México, abundó, se ha reportado 2.8 por ciento en mujeres y de 0.9 por ciento en hombres, dijo la académica quien sostuvo que los TCA afectan a dicho sector, por la exigencia social de verlas delgadas y atractivas.

 

Dichos trastornos, precisó, constituyen un conjunto de enfermedades dentro de las cuales se incluye: la Anorexia Nerviosa (AN), la Bulimia Nerviosa (BN), los Trastornos Alimentarios No Especificados (TANE) y algunas formas de obesidad.

 

Se trata de desórdenes psiquiátricos aunados a problemas médicos y nutriológicos, que pueden poner en riesgo la vida. Los TCA se caracterizan por patrones de alimentación anormales y por distorsiones cognitivas relacionadas con los alimentos, el peso y la figura corporal, lo cual da por resultado efectos adversos en el estado nutricio, complicaciones y deficiencias en la salud, indicó.

 

Su prevalencia creciente que va de 0.5 a 3.7 por ciento de las adolescentes y mujeres jóvenes, su evolución y la presencia de una mortalidad importante, son algunos aspectos que han determinado que estos desordenes hayan llegado a ser un problema sanitario en algunos países, sobre todo en los llamados desarrollados.

 

Respecto a la frecuencia de ellos en esas sociedades, algunos autores indican que la prevalencia de AN en mujeres jóvenes es de 0.3 por ciento y de uno por ciento para BN y Trastorno por Atracón, informó.

 

En cuanto a los datos de incidencia, precisó, se encontraron ocho casos de AN por cada 100 mil mujeres jóvenes en un año, y para la BN 12 casos por cada 100 mil en el mismo periodo.

 

Explicó que los Trastornos de la Conducta Alimentaria se desarrollan fundamentalmente en la adolescencia o juventud, en edades que oscilan entre los nueve y 25 años, principalmente.

 

Sin embargo, agregó, la bulimia nerviosa tiene un comienzo algo más tardío, alrededor de los 18 a 20 años, a lo cual contribuye el hecho de que un buen número de casos se da en pacientes que han tenido anorexia nerviosa previamente.

 

En estudios recientes, mencionó, se habla de que los TCA se pueden presentar en todos los niveles socioeconómicos, pues el acceso a los medios de comunicación es más generalizado, lo cual ha hecho “que los jóvenes adopten estereotipos culturales que incluyen el culto a la delgadez y el éxito a través de una figura socialmente atractiva”.

En cuanto a la profesión, abundó, se ha visto que estos trastornos afectan con mayor frecuencia a grupos como: modelos, artistas, bailarines y atletas. Aunque son mucho más comunes en las mujeres, últimamente se han venido incrementando en los varones, quienes también sufren preocupación por la imagen corporal, aclaró la académica universitaria.

 

En ellos se ha encontrado una condición llamada dismorfia muscular o vigorexia, en la cual hombres musculosos se perciben a sí mismos como delgados y poco desarrollados. “Este desorden se ha asociado con baja autoestima, ansiedad, cambios de humor y alimentarios; lo que ha aumentado el abuso de esteroides anabólicos, con las graves consecuencias que esto implica”, aseguró.

 

La Anorexia Nerviosa se caracteriza por un peso corporal inferior al 85 por ciento del ideal esperado; temor intenso a ganar tallas o acumular grasa, aún sin tener sobrepeso; alteración en la percepción de la silueta corporal,  exageración de su importancia en la autoevaluación, y ausencia de cuando menos tres ciclos menstruales consecutivos, precisó.

 

En la Bulimia Nerviosa, señaló, se presentan recurrentes episodios de ingesta compulsiva o atracones, acompañados de sensación de pérdida de control; conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no ganar peso, como son: provocación del vómito, uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas, ayuno y ejercicio excesivo.

 

Tanto en la AN como la BN las tasas de recuperación van del 40 al 70 por ciento, después de dos a cinco años de evolución de la enfermedad, destacó.

 

La gravedad de la enfermedad es variable, desde algún episodio leve y transitorio, hasta un cuadro grave, crónico y con recaídas. Por ejemplo, la mortalidad de la anorexia se encuentra entre el cinco y el 10 por ciento y en la bulimia, es de alrededor del 15 por ciento de los casos, alertó.

 

 

Entre las complicaciones relacionadas con estos padecimientos se pueden mencionar alteraciones electrolíticas graves, infecciones, complicaciones gastrointestinales, desgaste del esmalte dental y desnutrición extrema, además del suicidio, enfatizó.

 

Las médicas son potencialmente irreversibles e incluyen retardo en el crecimiento, retraso en el desarrollo puberal, inadecuada adquisición del pico de masa ósea máxima y un aumento en el riesgo de tener osteoporosis, abundó.

 

En la actualidad ya se toma conciencia de la magnitud y gravedad de estos trastornos y, en este sentido, se puede hablar de prevención primaria, es decir, aquellas intervenciones que pueden realizarse antes del desarrollo de la enfermedad, tales como proporcionar información en general y en particular a la población en riesgo; concientización sobre los estereotipos culturales, difundir en la gente sobre el peligro de llevar a cabo dietas inadecuadas y consumir sustancias para bajar de peso o adquirir músculo, argumentó.

 

Dado que los TCA constituyen enfermedades psiquiátricas graves y sus factores de riesgo son de diversa índole, la evaluación y el tratamiento deben hacerlas un equipo multidisciplinario, integrado por psicólogos, psiquiatras, médicos y nutriólogos, concluyó.

 

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Foto 01.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria se desarrollan fundamentalmente en la adolescencia o juventud de la mujer, señaló María del Carmen Iñárritu, profesora de la UNAM.

 

Foto 02

Los Trastornos de la Conducta Alimenticia son desórdenes psiquiátricos aunados a problemas médicos y nutriológicos, que pueden poner en riesgo la vida, destacó María del Carmen Iñárritu Pérez, de la Facultad de Medicina de la UNAM.