06:00 hrs.  25 de Julio de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-566

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

NECESARIO,  INCORPORAR EL DESARROLLO HUMANO A LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE MÉXICO

 

·        Con el propósito de recuperar sus ideales de democracia y equidad, señaló Silvia Solís San Vicente, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM

·        Esta estrategia enfatiza la importancia de las personas como individuos y actores, capaces de realizar cambios en sus comunidades, añadió

 

Con el propósito de que las políticas públicas recuperen sus ideales de democracia y equidad, investigadores de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM han desarrollado trabajos en donde confluye la dimensión de Desarrollo Humano (DH), señaló Silvia

Solís San Vicente.

Esta estrategia propone enfatizar la importancia de las personas como individuos y actores, capaces de realizar cambios en sus comunidades, añadió. Ello implica reducir la desigualdad por medio de diferentes acciones: tomar en cuenta a los sujetos, permitir y alentar los mecanismos de participación, fomentar la corresponsabilidad en la satisfacción de necesidades y promover la creación de capital humano, añadió.

 

“A partir de metodologías y estrategias propuestas por los universitarios y aplicadas en las políticas públicas de las instituciones del gobierno mexicano, hemos intentado involucrar más a la gente, al hacerla responsable de su propio desarrollo”.

 

Así, puntualizó, “se busca que la sociedad interactúe con el Estado y el mercado para lograr una plataforma básica de justicia social, que le proporcione al individuo mejores oportunidades para salir adelante”.

 

Enfatizó que la población de nuestro país, principalmente la más pobre, requiere el apoyo de los trabajadores sociales para generar procedimientos que identifiquen sus necesidades, y establecer prioridades sobre los programas a realizar.

 

No sólo se trata de conseguir apoyos gubernamentales, sino de la  misma comunidad e involucrarla en el logro de proyectos, sobre todo en América Latina, como un esfuerzo para combatir su situación de pobreza, reconoció.

 

Por ello, desde hace varios años la ENTS ha trabajado –junto con el Instituto de Investigaciones Económicas, y el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades– sobre los rezagos sociales y sus repercusiones en el DH de las personas, informó.

 

De esta manera, refirió, los universitarios han propuesto a diversas instituciones públicas, alternativas en la elaboración de planes que beneficien a la sociedad y permitan “establecer redes de ayuda y coordinación con otras instituciones, para disminuir los costos de atención de las mismas y elevar el impacto en las comunidades”.

 

Esta línea de investigación está en el contexto de las nuevas directrices gubernamentales; intenta hacer un estudio más serio y científico sobre las necesidades comunitarias y sus repercusiones en el progreso de cada individuo, reiteró.

 

Recordó que la política social se basó en un sistema universal. Con el DH el avance está centrado en la gente. Lo que proponemos en nuestro trabajo es cómo la política pública debe actualizarse en el Plan Nacional de Desarrollo, y en lugar de utilizar variables del método de necesidades básicas insatisfechas, que el Estado emplee índices de evaluación del DH, para que enriquezcan los procedimientos para inferir la pobreza y así tener más elementos para combatirla.

 

De ahí la importancia de elaborar proyectos colectivos y de gestión, base de la práctica profesional del trabajador especializado. “Vamos desde la identificación de la política pública hasta la intervención, pero sustentada en un marco teórico metodológico”, explicó.

Dijo que las variables del DH son: la esperanza de vida al nacer, es decir, cuánto espera un individuo vivir en una sociedad en las condiciones socioeconómicas de la misma. En México ha pasado de aproximadamente 51 años en la década de los cincuenta, a 74.9 años en la actualidad.

 

Otra es el piso social básico, es decir, con qué elementos cuenta una comunidad para desarrollarse; esa plataforma es el acceso a necesidades esenciales: introducción de agua potable, drenaje, alcantarillado, acceso a servicios de salud, oferta calórica per cápita, tasa de alfabetización de adultos y de matriculación en todos los niveles, así como mortalidad infantil y niños menores de cinco años con peso insuficiente, enumeró.

 

Dichos indicadores son diferentes a los de una canasta de requerimientos insatisfechos. Con ellos puede medirse el DH, pero también alertar sobre las condiciones para garantizar una elevación de calidad de vida en años futuros, adelantó.

 

Subrayó que ese concepto de satisfactores atiende por separado cada rubro, y ahora “se trata en forma integral a la alimentación, salud y educación como un paquete, el cual le otorga a las personas un nivel mínimo para que puedan tener oportunidades a futuro”.

 

Indicó que también se han generado otros índices para advertir las oportunidades de progreso por sexo y conocer qué lugares ocupan en la sociedad. “Cuántas mujeres son líderes, toman decisiones, cuántas estudiaron educación superior, en comparación con el hombre, para medir las desigualdades por género”. Facilita reforzar las áreas de política social donde tienen gran disparidad con respecto del hombre. Por ejemplo, la educación.

 

Esta estrategia permite no sólo medir cuantitativamente el desarrollo social, sino cualitativamente; y con ello alentar las potencialidades de las personas, es decir, rescatar los factores para enfrentar los problemas, concluyó.

 

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FOTO 01

Silvia Solís San Vicente, profesora de la ENTS de la UNAM, destacó que la estrategia de Desarrollo Humano enfatiza la importancia de las personas como individuos y actores capaces de realizar el cambio en sus comunidades.

 

FOTO 02.

Investigadores de la ENTS de la UNAM han propuesto a diversas instituciones públicas alternativas en la elaboración de proyectos y programas para disminuir los costos de atención de las mismas, informó la profesora Silvia Solís San Vicente.