06:00 hrs.  25 de Julio de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-565

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

SE RETRASA HASTA 20 AÑOS LA AYUDA PROFESIONAL A ENFERMOS MENTALES

 

·        Aseguró María Elena Medina Mora Icaza, de la Facultad de Medicina de la UNAM

·        Las afecciones más frecuentes en México son los trastornos de afecto y ansiedad, así como el abuso y dependencia al tabaco, alcohol y otras sustancias, recordó

·        Las personas tienen muchos prejuicios para acudir al consultorio; su desatención se da en todos los niveles socioeconómicos y escolaridades, refirió

 

Por prejuicios, los mexicanos que padecen alguna enfermedad mental tardan de cuatro a 20 años para buscar ayuda profesional, por lo que se convierten en trastornos crónicos discapacitantes, con secuelas físicas como migrañas severas o dolor bajo de espalda. 

 

Así lo indicó María Elena Medina Mora Icaza, responsable de estudios en salud mental pública de las maestrías y doctorados en Ciencias de la Salud de la Facultad de Medicina de la UNAM, y directora de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría.

 

Recordó que en nuestro país las afecciones mentales más frecuentes, en cuanto a número, son los trastornos de ansiedad, afecto y, en particular, la depresión –padecimiento más común entre las mujeres-,  así como el abuso y dependencia al tabaco, alcohol y otras sustancias –más frecuente entre los varones-.

 

De acuerdo con datos de la Primera Encuesta Nacional sobre Enfermedades Mentales, realizada en 2002, la población de 18 a 65 años que vive en localidades urbanas presenta tres problemas: trastornos del afecto, donde se incluye la bipolaridad; de ansiedad, entre ellas las fobias y crisis de pánico, entre otras; y uso y adicción a sustancias legales e ilegales.

 

El  27 por ciento de los encuestados reporta que alguna vez en su vida ha presentado alguno de estos cuadros, pero sólo 17 por ciento de ese total dijo haber recibido ayuda; del total de enfermos diagnosticados, una tercera parte son casos severos, y de ellos poco menos de la cuarta parte cuenta con atención. El reto de este ejercicio, informó, es trabajar con población infantil y de la tercera edad.

 

Argumentó que la gente no se trata por estigma, pues teme ser señalada y tomar medicamentos, pues piensa que les pueden crear dependencia. En nuestro país, dijo la especialista, las personas tienen prejuicios para acudir al consultorio; ello puede advertirse en desatención en todos los niveles socioeconómicos y escolaridades. Las barreras sociales y culturales, y la calidad de los servicios, también determinan el bajo índice de terapias.

 

Incluso, reconoció, estos padecimientos no se incluyen en los seguros médicos privados; algunos llegan hasta negar cobertura si se detecta una afectación de esta índole. Por otra parte, una vez que la persona decide solicitar ayuda tarda mucho tiempo en medicina general, en espera de ser canalizado a la asistencia especializada.

 

Es común que los individuos afectados atribuyan sus malestares a situaciones socioeconómicas, como pérdida de empleo, o familiares, por desavenencias con los hijos o en el matrimonio. Por tanto, cuando acuden al especialista y se apoyan en las redes sociales lo hacen en relación con esa definición, pero no advierten la depresión subyacente, y piensan que deriva del conflicto mismo. Ello les hace perder años de bienestar y productividad en sus vidas, aseveró.

 

 

Por ello, Medina Mora Icaza llamó a considerar las enfermedades mentales como cualquier otro  padecimiento, sobre todo porque hay tratamientos efectivos para la mayor parte de ellas, y el sufrimiento asociado puede disminuirse de una manera significativa si se busca la terapia adecuada y de manera oportuna.

 

En segundo lugar, comentó, los proveedores deben acercarse para “entender cómo la población vive, manifiesta y pide ayuda para poder adecuar los servicios a lo que necesite”.

 

Sostuvo que se debe luchar en contra de la vergüenza de reconocer que uno tiene un trastorno de este tipo. De hecho, en otras culturas no hay rechazo, porque han comprendido que son enfermedades comunes.

 

Estos padecimientos, concluyó, afectan la calidad de vida de los sujetos e impactan la productividad: cuando se analiza cuántos días no trabajó una persona con un trastorno de este tipo o fue incapaz de hacer sus actividades diarias, el costo es mucho más elevado que en el caso de lesiones físicas.

 

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FOTO 01

De cuatro a 20 años tardan en México las personas con alguna enfermedad mental para buscar ayuda profesional, señaló María Elena Medina Mora Icaza, de la Facultad de Medicina de la UNAM.

 

 

FOTO 02.

La investigadora María Elena Medina Mora Icaza recordó que en nuestro país las afecciones mentales más frecuentes son los trastornos de ansiedad y afecto, así como el abuso y dependencia al tabaco, alcohol y otras sustancias.