06:00 hrs.  24 de Julio de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-562

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

DETERMINA LA CONDUCTA DEL ADOLESCENTE, EL AMBIENTE FAMILIAR

 

·        Es a través de los patrones de crianza como los padres pueden incrementar el locus interno de los jóvenes, aseveró Patricia Andrade Palos, de la Facultad de Psicología de la UNAM

·        Es un rasgo de la personalidad que tiene efectos en muchas de nuestras conductas, explicó

·        En los estudios realizados por psicólogos universitarios, se ha corroborado la importancia de este elemento en las diferentes conductas del joven

 

El ambiente familiar, independientemente de cómo esté conformado este núcleo, es fundamental para el joven en esta etapa de su vida. De ahí la importancia de que los padres fortalezcan el locus interno de sus hijos, es decir, la creencia acerca de los refuerzos positivos o negativos de su comportamiento.

 

Es a través de los patrones de crianza como los progenitores pueden incrementarlo, señaló Patricia Andrade Palos, jefa de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

De ahí la importancia de que la familia de los adolescentes acreciente este rasgo de la personalidad en el joven, ya que si él cree que tiene poco control respecto de las recompensas o castigos que recibe, no encontrará razón suficiente para modificar su conducta, dado que no considera poder influir en la posibilidad de que tales eventos se presenten, aseveró.

 

Indicó que el locus de control es un concepto teórico que se empezó a estudiar desde los años sesenta, desarrollado para explicar las creencias características del sujeto, a partir de las cuales éste establece el núcleo o la fuente de comprobación de los eventos cotidianos y, por ende, de su propio comportamiento.

 

Es un rasgo de personalidad que tiene efectos en muchas de nuestras conductas. Hasta qué tanto el individuo piensa que lo que él hace se debe a sus capacidades, habilidades o fuerzas exteriores. Por ello se habla de un locus interno o externo, abundó.

 

La adolescencia es una etapa difícil por los cambios que el joven experimenta. Por ello, enfatizó, es fundamental el apoyo, cariño, aceptación que reciba de la familia, ya que ésta es el agente de socialización más importante en la mayoría de las culturas. Es la primera fuente con la que tiene contacto.

 

La psicóloga señaló que “infancia no es destino”, es decir, a pesar de que un individuo haya crecido en un ambiente no favorable, éste puede salir adelante y ser exitoso; sin embargo, un entorno adecuado es de suma importancia en el desarrollo de su personalidad, pues se lo facilita.

 

La especialista ha trabajado en los últimos 10 años sobre la importancia que tiene el núcleo familiar en el desarrollo de los niños, adolescentes y por ende de los adultos.

 

Desarrolló junto con otros colegas un estudio en el cual detectaron el tipo ambiente que el joven percibía en su familia. De acuerdo a los resultados, los padres no refuerzan las partes positivas de los hijos, al contrario, señalan las negativas.

 

“Cuando existe un problema acude con sus padres, y es que por muchos cambios que pueda tener esta unidad, es ahí donde aprendió a comportarse en sociedad, compartió sus primeras vivencias”, explicó.

 

 

En este mismo trabajo que realizó con mil adolescentes de preparatoria, midió conductas de riesgo, es decir, qué pasa con el ambiente familiar de aquellos jóvenes que tienen problemas. Entre los rasgos observados, encontró que en el caso de la vida sexual, ese entorno no es una influencia directa, sin embargo,  puede tener efecto en las características del chico.

 

Cuando los jóvenes no se protegen o tienen una actividad coital desbordada sin medir el peligro, es que tienen un locus de control externo. Piensan: “A mí no me pasa, no tengo por qué que controlar esta situación; si la chica se embaraza o si me llego a infectar es por mala suerte”. Es decir, expresó, creen que las consecuencias de sus actos se deben a factores externos y no a sus decisiones.

 

Es en este punto, donde la familia puede favorecer un locus de control interno, para que el joven esté consciente de que sus acciones tienen repercusión a futuro, señaló.

 

Por otro lado, la especialista apuntó que los padres deben propiciar el desarrollo autónomo de los hijos, para que no exista una sobreprotección que impida al sujeto tener confianza en sí mismo. Hay que darles elementos, seguridad y fortaleza.

 

Puntualizó que para lograr ese control interno en los menores, es fundamental la supervisión, debe existir autoridad, pero no confundir con autoritarismo. Esa figura debe ser clara para ellos, en términos de la negociación, apertura, toma de decisiones, se deben tener límites precisos.

 

No por el hecho de ser adolescente los progenitores deben ser permisivos. Dejar hacer todo lo que el adolescente quiera. De ahí la importancia de la escuela para padres, que antes que nada deben fortalecer su propia personalidad, en términos de autoestima, concluyó.

 

 

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Es fundamental que los padres fortalezcan el locus interno de sus hijos, señaló Patricia Andrade Palos, de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

Foto 02.

Si el joven cree que tiene poco control respecto de las recompensas o castigos que recibe, no encontrará razón suficiente para modificar su conducta, apuntó la psicóloga universitaria Patricia Andrade Palos.