06:00 hrs.  21 de Julio de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-556

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

DESCONOCEN PADRES DE FAMILIA LA IMPORTANCIA DE REFORZAR EL ÁREA AFECTIVA INFANTIL: DORA PINZÓN

 

·        Algunos padres aún no están conscientes del valor de la convivencia con sus hijos, indicó la psicóloga del CENDI de la UNAM

·        El desarrollo de sus vástagos, depende también de su empeño, indicó

·        La estimulación constituye una herramienta valiosa no sólo para desarrollar las habilidades psicomotrices de los menores, sino para trabajar el afecto, aseveró

 

Desconocen algunos padres de familia la importancia de brindar afecto a los niños desde los primeros días de vida y por lo tanto no valoran la convivencia; consideran que el cariño y la cercanía se manifiestan de manera natural, lo cual no siempre es cierto, afirmó Dora Pinzón Rodríguez, psicóloga del Centro de Desarrollo Infantil (CENDI) de la UNAM.

 

En este sentido, abundó, es importante reforzar esta área a través de apoyos como la estimulación temprana, y por lo tanto hay que recordar que el afecto hacia los niños no se manifiesta ni se le hace sentir de forma espontánea.

 

En la actualidad, comentó, algunos padres aún no están conscientes del valor de la convivencia con sus hijos y, en ese sentido, este método constituye una herramienta no sólo para desarrollar las habilidades psicomotrices de los menores, sino para trabajar su parte afectiva.

 

Si bien es cierto, siempre se puede dar este recurso terapéutico-educativo, lo importante es brindarlo lo más pronto posible. Se trata de estimular al niño para otorgarle armas adecuadas a su edad, que le permitan superar desafíos y, al mismo tiempo, le generen deseos de explorar el mundo en el cual vive, precisó.

 

En ese sentido, destacó, los progenitores deben entender que el desarrollo de su proyecto de vida más importante, es decir, de sus vástagos, depende también de su empeño.

 

Durante los primeros meses de vida, dijo, la estimulación más importante para los bebés es la instintiva de la mamá. Sin embargo, a medida que crecen y sus madres se incorporan a sus tareas habituales, se reduce el tiempo de contacto entre ellos.

 

Una de las acciones más importantes que se deben trabajar es la de los lactantes, porque es más temprana. Además de las maestras y las psicólogas, se requiere el concurso significativo de los papás.

 

Con la estimulación temprana, subrayó, se espera que los niños logren los avances acordes a su edad. Por ejemplo, al mes un bebé podría lograr un mayor enfoque visual, seguir objetos, percibir sonidos, tener un mayor control de su cabeza y experimentar cambios de emociones.

 

A los seis meses lo deseable sería que gatearan y descubrieran el contacto con otras personas y objetos. De hecho, en la mayoría de los niños el funcionamiento intelectual es excelente y se relacionan más con sus compañeros, indicó.

 

Si no se trabajara de este modo con los niños, pues nada más estarían acostados en su cuna. Por ello, es mejor acomodarlos de diferentes posiciones, estimularle sus piernas y sus sentidos. También, abundó, a una edad temprana ya saben compartir y convivir con niños de su edad e incluso aprenden de sus habilidades, a tolerarlo.

Pinzón Ramírez comentó que los menores que no logran este proceso por antecedentes de parto u otros problemas, son con quienes más se debe trabajar, pues en ocasiones, aunque se tardan un poco más, llegan a rebasar a los niños con un desarrollo normal.

 

A los tres años, señaló, los menores van al Jardín de Niños lo más avanzados que se pueda. Por ello, se evalúan las aptitudes deseables, las cuales pueden ser desde ir al baño y comer solos, hasta verbalizar sus necesidades, sonarse y no utilizar babero.

 

Informó que en lenguaje es donde se da el nivel más bajo, porque muchas veces los padres creen que se da por sí sólo, pero hay que trabajarlo y eso se logra sin adivinar las necesidades del niño sino dejándolo expresar lo que quiere. Hay casos de menores de dos años o más, cuidados en casa por algún familiar, que desatiende el ejercicio de esta capacidad.

 

Para estas situaciones, recalcó, existen programas de estimulación del lenguaje, cuya base es interesar a los papás en cómo desarrollar el habla en sus hijos, concluyó.

 

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Los padres deben entender que el desarrollo de sus hijos, depende de también de su empeño, consideró Dora Pinzón Rodríguez, psicóloga del CENDI de la UNAM.

 

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La estimulación constituye una herramienta valiosa no sólo para desarrollar las habilidades psicomotrices de los menores, sino para trabajar su parte afectiva, revelan universitarios.