Boletín UNAM-DGCS-550bis
Ciudad Universitaria
CIUDAD UNIVERSITARIA, OBRA CUMBRE DE LA ARQUITECTURA MEXICANA
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Con ello se reconoce el valor que como conjunto arquitectónico, urbano y
pasajístico tiene la CU, afirmó Felipe
Leal, coordinador de Proyectos Especiales de la UNAM
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La declaratoria incluye lo correspondiente al circuito original
universitario inaugurado en 1952, precisó
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No se trata de una declaratoria que momifica a la CU ni hace de ella un
museo, sino le confiere la categoría de monumento artístico, desde una
perspectiva dinámica de la preservación, subrayó
La declaratoria de la Ciudad Universitaria como Monumento
Artístico de la Nación constituye una muestra del valor que como conjunto
arquitectónico, urbano y paisajístico tiene el campus universitario, afirmó
Felipe Leal, coordinador de Proyectos
Especiales de la UNAM.
Al referirse al decreto publicado el pasado 18 de julio
en el Diario Oficial de la Federación, donde también se considera que la CU es
una obra cumbre de la calidad e innovación de la arquitectura mexicana.
La declaratoria incluye, dijo, el primer circuito
universitario inaugurado en 1952. Tiene como límites hacia el Oriente, el
Estadio Olímpico; al sur, los frontones y las zonas deportivas; al oriente, la
Facultad de Medicina, y al norte los edificios de las facultades de Filosofía y
Letras, Derecho, Economía y Odontología.
Por el momento, precisó, no abarca el área de la
Investigación Científica, el Circuito Mario de la Cueva ni el Centro Cultural
Universitario.
De este modo, la declaratoria reconoce el significado del
proyecto original de Ciudad Universitaria, no así las obras posteriores. Este
sistema incluye desde las vialidades y su relación con el paisaje; la calidad
de los edificios arquitectónicos y los murales, es decir, el universo de todos
estos valores que se conjuntaron en la elaboración de CU hace más de 50 años,
puntualizó.
Con este decreto, subrayó, no sólo se le reconoce su
valor artístico, también se garantiza para el país la preservación de la Ciudad
Universitaria en su circuito original, es decir, se esencia no va a poder ser
afectada con facilidad.
Asimismo, abundó, otorga la posibilidad de que organismos
nacionales e internacionales contribuyan con recursos y programas específicos a
darle a la CU un mantenimiento mayor al actual.
El académico de la Facultad de Arquitectura aclaró: “La
Universidad es dinámica y viva; en ese sentido, seguirá creciendo sólo que
cuando lo haga deberá hacerlo atendiendo la opinión de los expertos y, de este
modo, se contribuirá a su preservación”.
No se trata de una declaratoria que momifica a la CU ni
hace de ella un museo, sino le confiere la categoría de monumento artístico y
obliga a la Universidad a tener un plan de manejo más específico, así como a
crear conciencia entre la comunidad universitaria sobre el valor de hacer un
uso adecuado de dichas instalaciones, subrayó.
Preservar, aclaró, no es prohibir sino mantener en buen
estado, ser delicado con las intervenciones que se requieran hacer; es mantener
mejor los murales y áreas verdes, así como destacar los valores artísticos del
conjunto.
Con lo anterior, recalcó, se reconoce su valor, pero
también se posibilita que a su interior se hagan los ajustes que el tiempo, la
tecnología y la propia comunidad universitaria le demande.
Destacó que alcanzar el reconocimiento nacional es un
logro importante. “En febrero del próximo año se entregará el expediente para
solicitar ante la Oficina de Patrimonio Mundial de la UNESCO la inclusión de la
CU”, señaló.
Ciudad Universitaria también puede merecer tal
reconocimiento pues fue pensada en una época en la que el país observó con
visión y generosidad a su infraestructura educativa y cultural, y dio como resultado una obra emblemática de
la modernidad en México, sostuvo.
Aquí se conjugó el trabajo de los mejores paisajistas,
arquitectos, ingenieros, artistas, científicos e intelectuales. Resulta difícil
pensar hoy en el sur de la ciudad de México sin la presencia física de la
Ciudad Universitaria. El conjunto se inserta atinadamente en el paisaje, en los
terrenos y dialoga con él, con la piedra, con sus murales, con sus grandes
explanadas y espacios abiertos, edificios armónicamente dispuestos con el
entorno. Su calidad es inobjetable, quizá ningún artista, conocedor o usuario
pueda negar el valor plástico y artístico de este campus.
Es un viejo anhelo de muchos universitarios que la CU,
por sus características, fuera considerada monumento artístico nacional. Por
fortuna hace dos años se inició la promoción correspondiente para lograr este
reconocimiento.
Recordó que otras edificaciones como el Palacio de Bellas
Artes, el edificio de Correos, el Monumento a la Revolución, la Columna de la
Independencia y la Casa de Luis Barragán han merecido este reconocimiento; sin embargo, son obras
aisladas. La Ciudad Universitaria es el primer conjunto declarado como zona de
monumentos artísticos del siglo XX.
Finalmente consideró que es un orgullo para la UNAM y
para la arquitectura moderna de nuestro país que la Ciudad Universitaria sea
reconocida como uno de los aportes más significativos del siglo XX por su
conjunción arquitectónica con el paisaje y las artes visuales.
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