06:00 hrs.  17 de Julio de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-544

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

 

SE REQUIERE REFORMAR LOS PROGRAMAS DE HISTORIA DE MÉXICO

 

·        Hay versiones que pretenden mostrar un país homogéneo, cuando en realidad hay “tres Méxicos” diferenciados, afirmó Carlos Antonio Aguirre Rojas, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

·        El sentido es romper lugares comunes que explican poco y que no corresponden a la realidad, aseveró

 

Es necesario reformar los programas de historia nacional en los distintos niveles educativos, pues hay versiones positivistas que pretenden mostrar un país homogéneo, cuando en realidad hay “tres Méxicos” claramente diferenciados, donde persiste la heterogeneidad regional, afirmó Carlos Antonio Aguirre Rojas, miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

 

Consideró que debe rescribirse esta disciplina de manera integral, pues la que se imparte es plana, aburrida y glorifica sólo algunos  aspectos. “El sentido es romper lugares comunes que explican poco y que, en realidad, cuando se revisan con seriedad no corresponden a la realidad”.

 

Si se observan los métodos tradicionales de instrucción en los niveles de secundaria, media superior y superior, indicó, se advertirá la versión gloriosa de los héroes, de las regiones que se quisieron sumar al país, de los caudillos, y se olvida que México es, en realidad, tres naciones distintas.

 

Por otro lado, añadió, esta materia se ha escrito bajo criterios  de poder, con tomos dedicados a elogiar diversos periodos de gobierno. Sin embargo, hay ámbitos económicos, científicos y culturales fundamentales que se soslayan.

 

Ejemplificó que durante la Revolución Mexicana hubo una extraordinaria irrupción de la cultura popular, mas la pregunta sería quién estudia estos procesos, dónde aparecen las mujeres, los indígenas, las clases obreras y campesinas, así como las zonas no vistas desde el centro, sino en su propia dinámica.

 

“A los niños, adolescentes y a los estudiantes de licenciatura y  posgrado tendríamos que enseñarles que la Independencia es un mito; es puramente formal y política, pues se mantuvo una dependencia económica, social y cultural”, recordó.

 

Puntualizó que se llevan 200 años tratando de construir un solo país, lo que en parte se ha logrado al tener el español como idioma oficial, al peso como moneda, pero por debajo de esa aparente unidad, persiste la heterogeneidad de los tres Méxicos: el del Norte tiene una historia particular, el de la zona central otra, y el del sur una diferente.

 

Tan sólo en este tiempo, un chiapaneco se parece más en lo que canta, come, y en la traza étnico–física  y en su actitud ante la vida y el mundo, a un guatemalteco que a un habitante de Coahuila, reveló.

 

Una persona de Sonora, Sinaloa o Baja California Norte, se asemeja diez veces más a un chicano que vive en Los Ángeles, Estados Unidos, que a un veracruzano, michoacano o oaxaqueño, aseveró.

 

Explicó que estas diferencias en los comportamientos y las actitudes civilizatorias, se remontan mucho tiempo atrás.

 

Es inadecuado “que no se explique a los niños desde la primaria, y luego a los muchachos en la secundaria y preparatoria, que hay varios Méxicos, con edades históricas y bases geográficas distintas, y que el tipo de actividad económica que se hace en el norte es otra a la del centro y a la del sur, con actitudes culturales diferenciadas, con desarrollos diversos”, consideró.

 

Refirió que cuando llegaron los españoles, el norte del país se caracterizó por ser una zona minera y ganadera; mientras que la región centro destacó por la producción de cereales, y en el sur se plantaron cultivos tropicales como café, azúcar y tabaco.

 

El proceso de mestizaje físico y cultural con los europeos se registró sobre todo en la zona central, abundó. “Mientras se tardaron meses en conquistar la Ciudad de México y algunos años en penetrar las civilizaciones del centro, para implantarse sistemáticamente en Chiapas pasaron 200 años, por la dificultad de las vías de comunicación y la exhuberancia de la naturaleza”.

 

Así, el sur es predominantemente indígena; el centro, mestizo, y el norte fue construido en parte por españoles en su búsqueda de metales preciosos, por eso la población es de piel blanca y tiene una estatura mayor, concluyó.

 

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FOTO 01.

Hay versiones que pretenden mostrar un país homogéneo, cuando en realidad hay tres naciones diferenciadas, afirmó Carlos Antonio Aguirre Rojas, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

 

FOTO 02

El sur de México es predominantemente indígena; el centro, mestizo, y el norte fue construido por españoles en su búsqueda de metales preciosos, señaló Carlos Antonio Aguirre Rojas, académico de la UNAM.