Boletín UNAM-DGCS-544
Ciudad Universitaria
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final del boletín
SE REQUIERE REFORMAR LOS PROGRAMAS DE HISTORIA DE MÉXICO
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Hay versiones que pretenden mostrar un país homogéneo, cuando en
realidad hay “tres Méxicos” diferenciados, afirmó Carlos Antonio Aguirre Rojas,
del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM
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El sentido es romper lugares comunes que explican poco y que no
corresponden a la realidad, aseveró
Es necesario reformar los programas de historia nacional
en los distintos niveles educativos, pues hay versiones positivistas que
pretenden mostrar un país homogéneo, cuando en realidad hay “tres Méxicos”
claramente diferenciados, donde persiste la heterogeneidad regional, afirmó
Carlos Antonio Aguirre Rojas, miembro del Instituto de Investigaciones Sociales
de la UNAM.
Consideró que debe rescribirse esta disciplina de manera
integral, pues la que se imparte es plana, aburrida y glorifica sólo
algunos aspectos. “El sentido es romper
lugares comunes que explican poco y que, en realidad, cuando se revisan con
seriedad no corresponden a la realidad”.
Si se observan los métodos
tradicionales de instrucción en los niveles de secundaria, media superior y
superior, indicó, se advertirá la versión gloriosa de los héroes, de las
regiones que se quisieron sumar al país, de los caudillos, y se olvida que
México es, en realidad, tres naciones distintas.
Por otro lado, añadió, esta materia se ha escrito bajo
criterios de poder, con tomos dedicados
a elogiar diversos periodos de gobierno. Sin embargo, hay ámbitos económicos,
científicos y culturales fundamentales que se soslayan.
Ejemplificó que durante la Revolución Mexicana hubo una
extraordinaria irrupción de la cultura popular, mas la pregunta sería quién
estudia estos procesos, dónde aparecen las mujeres, los indígenas, las clases
obreras y campesinas, así como las zonas no vistas desde el centro, sino en su
propia dinámica.
“A los niños, adolescentes y a los estudiantes de
licenciatura y posgrado tendríamos que
enseñarles que la Independencia es un mito; es puramente formal y política,
pues se mantuvo una dependencia económica, social y cultural”, recordó.
Puntualizó que se llevan 200 años tratando de construir
un solo país, lo que en parte se ha logrado al tener el español como idioma
oficial, al peso como moneda, pero por debajo de esa aparente unidad, persiste
la heterogeneidad de los tres Méxicos: el del Norte tiene una historia
particular, el de la zona central otra, y el del sur una diferente.
Tan sólo en este tiempo, un chiapaneco se parece más en
lo que canta, come, y en la traza étnico–física y en su actitud ante la vida y el mundo, a un guatemalteco que a
un habitante de Coahuila, reveló.
Una persona de Sonora, Sinaloa o Baja California Norte,
se asemeja diez veces más a un chicano que vive en Los Ángeles, Estados Unidos,
que a un veracruzano, michoacano o oaxaqueño, aseveró.
Explicó que estas diferencias en los comportamientos y
las actitudes civilizatorias, se remontan mucho tiempo atrás.
Es inadecuado “que no se explique a los niños desde la
primaria, y luego a los muchachos en la secundaria y preparatoria, que hay
varios Méxicos, con edades históricas y bases geográficas distintas, y que el
tipo de actividad económica que se hace en el norte es otra a la del centro y a
la del sur, con actitudes culturales diferenciadas, con desarrollos diversos”,
consideró.
Refirió que cuando llegaron los españoles, el norte del
país se caracterizó por ser una zona minera y ganadera; mientras que la región
centro destacó por la producción de cereales, y en el sur se plantaron cultivos
tropicales como café, azúcar y tabaco.
El proceso de mestizaje físico y cultural con los
europeos se registró sobre todo en la zona central, abundó. “Mientras se
tardaron meses en conquistar la Ciudad de México y algunos años en penetrar las
civilizaciones del centro, para implantarse sistemáticamente en Chiapas pasaron
200 años, por la dificultad de las vías de comunicación y la exhuberancia de la
naturaleza”.
Así, el sur es
predominantemente indígena; el centro, mestizo, y el norte fue construido en
parte por españoles en su búsqueda de metales preciosos, por eso la población
es de piel blanca y tiene una estatura mayor, concluyó.
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Hay versiones que pretenden mostrar
un país homogéneo, cuando en realidad hay tres naciones diferenciadas, afirmó
Carlos Antonio Aguirre Rojas, del Instituto de Investigaciones Sociales de la
UNAM.
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El sur de México es predominantemente indígena; el centro, mestizo, y el norte fue construido por españoles en su búsqueda de metales preciosos, señaló Carlos Antonio Aguirre Rojas, académico de la UNAM.