Boletín UNAM-DGCS-540
Ciudad Universitaria
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final del boletín
LA VIOLENCIA ENTRE LOS JÓVENES PROVOCA TRASTORNOS EMOCIONALES
·
Señaló Nelia Tello, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social
de la UNAM
·
Crea un clima hostil para quienes son víctimas de las acciones
antisociales de sus compañeros
La agresividad que ejercen
ciertos grupos juveniles provoca graves trastornos emocionales en los
adolescentes que son sometidos a golpes, abusos, insultos, hostigamiento y
amenazas, señaló Nelia Tello, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo
Social (ENTS) de la UNAM.
Ello crea un clima hostil para
quienes son víctimas de las conductas antisociales de sus compañeros. Así, se
reproducen los elementos de descomposición del entorno, añadió.
Nelia Tello durante los
últimos años ha investigado el problema de la inseguridad en comunidades
populares, lo cual le ha llevado a acercarse al mundo de los jóvenes y quienes
están vinculados a esta problemática.
Alertó que las zonas escolares
son señaladas por la comunidad como el punto más inseguro de la colonia: hay
violencia, ilegalidad, drogas, sexo, corrupción y falta de control. Es una
constante en todas las demarcaciones capitalinas.
Lo que se socializa en estos
establecimientos es la descomposición. Los jóvenes se comunican a partir de
relaciones de dominio y sumisión, mismas que se reproducen en toda la
colectividad. Hay uno o varios líderes que, mediante pandillas, controlan a los
demás a partir de insultos y frases peyorativas, apuntó Nelia Tello.
Son patrones conductuales
aprendidos en sus familias y calcadas en los salones de clase. Estas son las
relaciones “exitosas” para ellos, no las que favorecen la igualdad. En muchos
casos, estos nexos también se dan entre alumno y profesor; y extra muros, entre
hijo y padres.
De acuerdo con estudios de la investigadora, 30 por
ciento de los adolescentes encuestados admite agredir físicamente a sus
compañeros dentro de la escuela; ello coincide con el mismo porcentaje que
reconoce ser golpeado en casa. Existe una correlación entre los que pegan en
las aulas y los que admiten recibir castigos en el hogar.
A decir de la académica, la brutalidad influye en el
desarrollo de la personalidad, porque en esta etapa el joven construye su
identidad social y un patrón de comportamiento. Este proceso se construye en la
relación con los otros.
La frustración que provocan las humillaciones acumuladas,
genera toda la energía para volverlo violento, y en cualquier momento puede
explotar toda esa carga de hostilidad, adelantó.
Al referirse a la inseguridad, recordó que otro elemento
es el robo constante. “A más de 80 por ciento de alumnos le han sustraído algún
objeto en el transcurso del año escolar”. Se ve normal que a los jóvenes se les
“pierdan las cosas”. En cuanto a la violencia, dijo que hay grupos que se
conectan con bandas externas: grafiteros, traficantes de droga, roba autos,
entre otros.
De esta manera, los adolescentes socializan este tipo de
conductas, las perciben como una forma como opera la colectividad. “Saben que
para poder sobrevivir deben ser astutos, y para ello se debe ser transgresor,
dominante, agresivo. El conocimiento está descartado; no es el valor básico”.
Lo anterior no soslaya a los jóvenes que sí se dedican a estudiar y que tienen
un control familiar, sostuvo.
De ahí la importancia de la investigación, la cual busca
intervenir en esa realidad para tratar de modificarla. Luego de analizar, se
debe construir una alternativa de solución al problema abordado, puntualizó.
Refirió que los trabajos también incluyen grupos en donde
se trabaja la inseguridad y la confianza del joven; “contra la violencia, se
trabaja el diálogo y la mediación de conflictos; contra la ilegalidad, las
normas y las reglas; y contra la corrupción, la honradez”.
Se hacen talleres reflexivos para tratar estos temas a
partir de las relaciones en casa, entre iguales y con sus parejas. De esta
manera se enseña a resignificar relaciones a partir de valores diferentes, en
donde la confianza es posible y es la única manera de existir en sociedad,
concluyó.
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FOTO 01.
Nelia Tello, de
la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, apuntó que la agresividad que
ejercen ciertos grupos juveniles provoca graves trastornos emocionales en los
adolescentes.
FOTO 02
Las zonas escolares son señaladas por la comunidad como el punto más inseguro de la colonia, señaló la especialista universitaria Nelia Tello.