06:00 hrs.  15 de Julio de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-540

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

 

LA VIOLENCIA ENTRE LOS JÓVENES PROVOCA TRASTORNOS EMOCIONALES

 

 

·        Señaló Nelia Tello, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM

·        Crea un clima hostil para quienes son víctimas de las acciones antisociales de sus compañeros

 

La agresividad que ejercen ciertos grupos juveniles provoca graves trastornos emocionales en los adolescentes que son sometidos a golpes, abusos, insultos, hostigamiento y amenazas, señaló Nelia Tello, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.

 

Ello crea un clima hostil para quienes son víctimas de las conductas antisociales de sus compañeros. Así, se reproducen los elementos de descomposición del entorno, añadió.

 

Nelia Tello durante los últimos años ha investigado el problema de la inseguridad en comunidades populares, lo cual le ha llevado a acercarse al mundo de los jóvenes y quienes están vinculados a esta problemática.

 

Alertó que las zonas escolares son señaladas por la comunidad como el punto más inseguro de la colonia: hay violencia, ilegalidad, drogas, sexo, corrupción y falta de control. Es una constante en todas las demarcaciones capitalinas.

 

Lo que se socializa en estos establecimientos es la descomposición. Los jóvenes se comunican a partir de relaciones de dominio y sumisión, mismas que se reproducen en toda la colectividad. Hay uno o varios líderes que, mediante pandillas, controlan a los demás a partir de insultos y frases peyorativas, apuntó Nelia Tello.

 

Son patrones conductuales aprendidos en sus familias y calcadas en los salones de clase. Estas son las relaciones “exitosas” para ellos, no las que favorecen la igualdad. En muchos casos, estos nexos también se dan entre alumno y profesor; y extra muros, entre hijo y padres.

 

De acuerdo con estudios de la investigadora, 30 por ciento de los adolescentes encuestados admite agredir físicamente a sus compañeros dentro de la escuela; ello coincide con el mismo porcentaje que reconoce ser golpeado en casa. Existe una correlación entre los que pegan en las aulas y los que admiten recibir castigos en el hogar.

 

A decir de la académica, la brutalidad influye en el desarrollo de la personalidad, porque en esta etapa el joven construye su identidad social y un patrón de comportamiento. Este proceso se construye en la relación con los otros.

 

La frustración que provocan las humillaciones acumuladas, genera toda la energía para volverlo violento, y en cualquier momento puede explotar toda esa carga de hostilidad, adelantó.

 

Al referirse a la inseguridad, recordó que otro elemento es el robo constante. “A más de 80 por ciento de alumnos le han sustraído algún objeto en el transcurso del año escolar”. Se ve normal que a los jóvenes se les “pierdan las cosas”. En cuanto a la violencia, dijo que hay grupos que se conectan con bandas externas: grafiteros, traficantes de droga, roba autos, entre otros.

 

 

De esta manera, los adolescentes socializan este tipo de conductas, las perciben como una forma como opera la colectividad. “Saben que para poder sobrevivir deben ser astutos, y para ello se debe ser transgresor, dominante, agresivo. El conocimiento está descartado; no es el valor básico”. Lo anterior no soslaya a los jóvenes que sí se dedican a estudiar y que tienen un control familiar, sostuvo.

 

De ahí la importancia de la investigación, la cual busca intervenir en esa realidad para tratar de modificarla. Luego de analizar, se debe construir una alternativa de solución al problema abordado, puntualizó.

 

Refirió que los trabajos también incluyen grupos en donde se trabaja la inseguridad y la confianza del joven; “contra la violencia, se trabaja el diálogo y la mediación de conflictos; contra la ilegalidad, las normas y las reglas; y contra la corrupción, la honradez”.

 

Se hacen talleres reflexivos para tratar estos temas a partir de las relaciones en casa, entre iguales y con sus parejas. De esta manera se enseña a resignificar relaciones a partir de valores diferentes, en donde la confianza es posible y es la única manera de existir en sociedad, concluyó.

 

 

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FOTO 01.

Nelia Tello, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, apuntó que la agresividad que ejercen ciertos grupos juveniles provoca graves trastornos emocionales en los adolescentes.

 

FOTO 02

Las zonas escolares son señaladas por la comunidad como el punto más inseguro de la colonia, señaló la especialista universitaria Nelia Tello.