06:00 hrs.  14 de Julio de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-538

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

 

UN ERROR SOCIAL, CONSIDERAR LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER  “COMO UNA FORMA DE VIDA”

 

·        Esta problemática se manifiesta en primera instancia en el seno familiar, destacó Julia Chávez, académica de la ENTS de la UNAM

·        La brutalidad, precisó, es el conjunto de acciones que lastiman y logran dominar a una persona, pero también son aquellas que forman parte de la vida privada

·        Una forma común de agresión no identificada es la económica y se presenta cuando el hombre no da gasto o pide cuentas del dinero que aporta para el hogar, mencionó

 

Por lo regular, la violencia hacia la mujer se genera en el seno familiar y se manifiesta en una serie de conductas y actitudes que en el mundo de lo público ya son consideradas como “formas de vida”, afirmó Julia Chávez Carapia, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM. 

 

Es preciso observar esta problemática de interrelación con el contexto sociocultural y como un asunto que se va a reflejar en primera instancia en el núcleo doméstico, consideró.

 

La brutalidad, puntualizó, es el conjunto de acciones que lastiman y logran dominar a una persona, pero también son aquellas que forman parte de la vida privada. “Si la mujer está acostumbrada a estas manifestaciones en el ámbito familiar puede llegar a verlas como una costumbre y al aparecer en otros escenarios sociales no se le hacen  extrañas estas conductas”.

La violencia no sólo consiste en demostrar fuerza a través de los golpes, pues existe de manera estructural, desde el momento en que tanto a hombres como mujeres se les exige un papel en la comunidad, y ésta no les brinda la oportunidad de desempeñarlo.

 

Así, ejemplificó, si al varón se le exige que tenga un trabajo seguro porque es el proveedor de la familia, qué pasa cuando no tiene un empleo. Muchas veces se vuelve agresivo con los miembros de su familia, generalmente con la esposa.

 

Cuando la sociedad le pide a la mujer que sea la madre abnegada, cónyuge sumisa y ama de casa entregada, y no le permite siquiera tener un ingreso para satisfacer sus necesidades básicas, también se genera una forma de sojuzgamiento, abundó.

 

Otra es cuando se incorpora a la vida profesional y no puede cubrir los roles sociales que le corresponden. Entonces va a tener la necesidad de mayor proyección y buscará distribuir las 24 horas del día en atender ambos papeles, indicó.

 

Pero hay más formas de violencia y éstas pueden ser los estereotipos femeninos creados por los medios de comunicación y los piropos, sean buenos o malos, puntualizó.

 

También se puede generar a través de las costumbres o frases como “a las mujeres les gusta que les peguen” o “si se quedan solas es porque no fueron buenas esposas”; otro forma común y no identificada es la económica y se presenta cuando el hombre no da gasto o pide cuentas a su pareja de lo que hace con el dinero, añadió.

 

Entonces, reiteró, si la sociedad no le permite a los seres humanos cubrir los roles que tradicionalmente han sido establecidos, se generan estas conductas anómalas.

 

Cuando se habla de violencia, acotó, también se hace referencia a una relación de poder, es decir, la persona que agrede es porque de alguna manera somete a la víctima y la otra persona acepta esa situación de autoridad, ya sea por tradición, costumbre u otro factor.

 

Así, aseveró, en la familia la primera persona agresora es el padre y después la madre, porque ellas a su vez vulneran a sus hijos. “Bajo este contexto, debe entenderse esta situación como una cadena que también puede darse entre hermanos y llegar a ser considerada una forma de vida”.

 

En la actualidad, algunas mujeres, cuando llegan a involucrarse con alguien, ven como normal que los novios les peguen o sean iracundos con ellas. Antes esta situación era más común después de casados y hoy cada vez se presenta en cualquier momento de la relación, enfatizó.

 

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Violencia, del total de mujeres entrevistadas de entre 15 y 50 años, el 50 por ciento son violentadas, y esta situación disminuye en las adultas mayores, refirió.

 

Hay estados, agregó, con mayor índice de agresiones, tal es el caso de Baja California y Sonora; sin embargo, en algunos como Chiapas es menor, pero esto puede ponerse en duda, porque se ha demostrado que en los grupos indígenas de esa entidad se presenta tanto en forma física como psicológica hacia la mujer. “Por ejemplo, se habla de que a muchas de ellas antes de nacer las dan en matrimonio, y aunque esta es una forma de violencia no es considerada como tal”.

 

Esta encuesta también revela que el índice de escolaridad no está relacionado con estos hechos, porque para que una mujer sea agredida da lo mismo si sólo cursó la primaria o tiene estudios profesionales. Tampoco es determinante en este tipo de conducta si la mujer es ama de casa o está incorporada al mercado laboral, subrayó.

 

La académica explicó que en el Centro de Estudios de la Mujer, del cual es coordinadora, realizan una investigación cuyos resultados contribuirán a que las mujeres sepan identificar todas las formas de violencia existentes.

 

Si hacemos un análisis de los primeros datos, es posible decir que se han encontrado situaciones de mucha vulnerabilidad hacia al interior de la familia, y las mujeres presentan inseguridad e inestabilidad  emocional, provocadas por la brutalidad.

 

En ese sentido, afirmó, el miedo, la sumisión y el escape de las situaciones reales se dan como procesos de aprendizaje y de adaptación entre los miembros de los hogares.

 

Se trata de cuestiones ideológicas inmersas en las conductas y actitudes de los hombres y mujeres mexicanos, las cuales han ocasionado que la agresión se vuelva invisible.

 

Por ello, deben establecerse mecanismos para entender qué es este fenómeno y poder denunciar cualquier tipo de ataque, y así la mujer tendrá la certeza de que está respaldada por la ley, concluyó.

 

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Foto 01

La violencia generalmente se manifiesta en primera instancia en el seno familiar, destacó Julia Chávez, académica de la ENTS de la UNAM.

 

Foto 02.

Se habla de violencia estructural desde el momento en que tanto a hombres como mujeres se les exige desempeñar un papel y no se les brindan las oportunidades para hacerlo, indicó la académica de la UNAM, Julia Chávez.