Boletín UNAM-DGCS-532
Ciudad Universitaria
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final del boletín
PARTICIPA LA UNIVERSIDAD
NACIONAL EN EL RESCATE ECOLÓGICO DE LOS
CUERPOS DE AGUA DE VALLE DE BRAVO
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Investigadores del ICMyL colaboran con autoridades de este municipio
para recuperar la calidad del agua de su laguna
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El equipo de científicos se ocupa de examinar la alteración del entorno
y conservación de las especies
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El investigador universitario Martín Merino informó que 12 por ciento
del líquido potable destinado al DF proviene de Valle de Bravo
El Instituto de Ciencias del
Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM trabaja en forma conjunta con autoridades
del municipio de Valle de Bravo, Estado de México, para recuperar la calidad
ecológica de los cuerpos de agua de su laguna.
En este proyecto, el equipo de
científicos universitarios –integrado por Jorge Ramírez, Mónica Olson, Gloria
Vilaclara y Martín Merino– se ocupa de examinar la alteración del entorno y
conservación de las especies. Intenta equilibrar la explotación pesquera y
mantener la condición del líquido para consumo humano.
“Empezamos a estudiar el caso
de Valle de Bravo desde 2001 con presupuesto de la UNAM. A partir del año
pasado, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales nos ofrece un
financiamiento”, explicó Martín Merino, estudioso de los procesos y parámetros
que regulan la producción primaria en los sistemas acuáticos.
El investigador del ICMyL
precisó que de la presa de esa localidad se obtiene 12 por ciento del agua
potable destinada a los habitantes del Distrito Federal. Junto con el sistema Cutzamala distribuye más de
50 por ciento del torrente a la Ciudad de México y su área metropolitana.
No obstante, dijo, las
continuas descargas de residuos industriales y domésticos están
sobre-fertilizando la laguna –un proceso denominado eutroficación–. Cuando ello
sucede cambian las comunidades vegetales y hay problemas de alteración
ecológica y de uso de recursos.
Ese fenómeno transforma el
estado trófico de un sistema acuático a uno más rico y productivo. Esto en
general suena bien, sin embargo, tiene problemas. Cuando acaece en un cuerpo de
agua inicia el desarrollo desproporcionado de algas, hay descomposición de
organismos, se observa el agua verde y mueren los peces, alertó.
Comienzan a medrar especies
tóxicas y, en ocasiones, neurotóxicas o hepatotóxicas (que afectan al sistema
nervioso y hepático del individuo). Se busca entender qué factores inciden en
su aparición y se monitorea en tiempo real cuánto se agrega de nutrientes al
lago y cómo se refleja en los crecimientos de los hongos, indicó.
En el caso de Valle de Bravo
al estar estos elementos en el agua se convierten en un riesgo para los
usuarios: bañistas y veleristas; pero también para quienes beben su contenido.
Las consecuencias locales son importantes, advirtió. De hecho, “ya hay
problemas de dermatitis entre la gente que utiliza el lago. Entre los
pobladores locales que la ingieren también hay dificultades de toxicidad” en
hígado y órganos locomotores.
Estos organismos, aclaró
Martín Merino, están presentes en todos los sistemas. Forman parte del
ecosistema. Son especímenes microscópicos, unicelulares, fitoplancton. Pero no
son abundantes y, repentinamente, tienen un florecimiento masivo.
Es como la marea roja en el
mar; no son muchos, pero de súbito se dan condiciones para incrementar su
número y crecen las algas tóxicas; en el caso marino se transmite a través de
la cadena trófica a los peces y, de forma eventual, a los humanos, explicó.
Con este trabajo se busca
desarrollar, en el corto plazo, un modelo para predecir dicho fenómeno y, al
mismo tiempo, asesorar a las autoridades para evitar el surgimiento de plantas
acuáticas nocivas a futuro, toda vez que por descargar de forma continua
residuos, los reservorios hídricos están en riesgo de ser afectados, refirió.
El especialista afirmó que ese
proceso ocurre en casi todos los veneros costeros y volúmenes continentales. Lo
que controla al sistema ecológico es la competencia. “Al existir mayor cantidad
de nutrientes en un cuerpo de agua empieza el desarrollo de organismos tóxicos
para sobresalir entre ellos. Esto es lo que sucede en muchos de los lagos y
presas, como es el caso de Valle de Bravo”.
Por ello es que se monitorea
en forma detallada esta presa para identificar lo que se arroja en ella, ya que
la eutroficación se provoca por el enriquecimiento de nutrientes y materia
orgánica; es decir, por las descargas humanas de desechos, principalmente
urbanos e industriales, reiteró.
Es una cuestión que habrá de
resolverse a futuro, pues va ligado a la búsqueda de mayor calidad. Su atención
es urgente porque en algunas décadas México tendrá problemas tanto de escasez
como en condiciones para consumo humano y utilización recreativa y pesquera,
adelantó.
Es un asunto que se puede
enfrentar con la participación conjunta de científicos, universidades, sociedad
y estructuras gubernamentales. Por ello, el equipo del ICMyL estudia, desde
hace cinco años, el problema de eutroficación en sistemas particulares del
Valle de Bravo, para generar herramientas para su diagnóstico y solución,
concluyó.
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FOTO 01
Un equipo de
científicos de la UNAM estudia el problema de la alteración ecológica y la
conservación de las especies en Valle de Bravo, para remediar la contaminación
de los cuerpos de agua.
FOTO 02
El científico de
la UNAM, Martín Merino, informó que de la presa de Valle de Bravo se obtiene 12
por ciento del agua potable destinada al Distrito Federal, y cualquier
afectación afectaría a los humanos.