Boletín UNAM-DGCS-471
Ciudad Universitaria
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CONTINUA, LA LUCHA DE LA CIENCIA POR REVELAR NUEVOS CONOCIMIENTOS
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Así lo consideró Juliana González, miembro de la Junta de
Gobierno de la UNAM
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El choque entre visiones conservadoras y las de vanguardia,
que implica a la nueva tecnología, es sensible y parece recordar al
Renacimiento, afirmó
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El director de la FFyL, Ambrosio Velasco Gómez, expresó que
Juliana González ha luchado por constituir una nueva cultura, unificada, de las
ciencias y las humanidades
Hoy
día se registra una lucha entre los valores, promesas y esfuerzos de la ciencia
por revelar nuevos conocimientos y verdades, y las tendencias regresivas y
oscurantistas, afirmó Juliana González, miembro de la Junta de Gobierno de la
UNAM.
La
también profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) refirió
que el choque entre visiones religiosas en términos generales, o conservadoras,
y las de vanguardia, que implica la nueva tecnología, es sensible y recuerda al
Renacimiento.
La autora de Genoma humano y dignidad humana expuso que los seres
humanos formamos parte de una comunidad, además de genética, llena de
percepciones, inquietudes, preocupaciones y valores. De ahí la importancia de
que el diálogo entre ciencia y humanidades no deba terminar nunca.
Es una relación larga, con fuertes etapas de crisis, en donde en
algunos momentos el saber ha estado contra el humano. De hecho, dijo, en sus
vertientes tecnocientíficas podría caer en esa postura. No obstante, la más
importante promesa es que se recobrará la unidad de ambos campos, con la
inclusión de la tecnología, porque no es posible prescindir de la aplicación
práctica del conocimiento.
El dios romano Jano, bifronte, señaló, da idea de que en su movimiento
hacia el futuro se abre un camino de bienestar o infortunio. Lo mismo ocurre
ahora, cuando se debe estar atento frente a la gran revolución de las ciencias
de la vida, ligada a la ética y ontología. Los humanistas no pueden desconocer
qué ocurre en el campo del saber de la vida y su nuevo poder. De ahí la
urgencia de tender puentes, de la necesaria conexión.
A los científicos, en sus laboratorios, les enfrenta la problemática
ética, y ésta no es sólo teórica, sino que afecta decisiones vitales
cotidianas. Son cuestiones radicales, cuya problemática es seria. Hoy no se
sabe qué es el hombre, la naturaleza, la vida y lo vivo, y qué es el devenir.
Por ejemplo, no se ponen de acuerdo si el embrión es o no un ser humano hecho,
para discutir si se aprueba o no la clonación terapéutica, refirió.
Estas cuestiones afectan a todos, no sólo por razones genómicas que
todos comparten, sino sociales e históricas, de nuestro momento, de nuestro
umbral jánico en que tenemos que voltear hacia nuestro pasado y mirar a nuestro
futuro, reconoció.
A su vez, el director de la FFyL, Ambrosio Velasco Gómez, expresó que
la doctora Juliana González ha luchado por constituir una nueva cultura,
unificada, de las ciencias y las humanidades. Su obra es una de las expresiones
más acabadas de esa integración, en particular, entre la filosofía y las
ciencias genómicas.
Ahí examina con el mejor espíritu de fineza, sobre los retos e
implicaciones que plantean a la ética y a la ontología los descubrimientos de
la genética, en particular los impresionantes avances en el conocimiento del
genoma y sus aplicaciones en biotecnología, especialmente en medicina, recordó.
Se trata de un amplio aliento que integra el conocimiento
científico, en este caso la genética, con la cavilación y nuevos horizontes de
la reflexión filosófica, con señalamientos precautorios al desarrollo
tecnocientífico. Ve el futuro de una manera integrada, consideró.
Con base en este análisis, Juliana González muestra la urgente
pertinencia de integrar la reflexión crítica de la filosofía, particularmente
de la ética y de la ontología, a las tecnociencias genómicas, agregó Velasco
Gómez.
La condición de libertad que constituye la dignidad humana es el rasgo
distintivo del hombre y su dignidad. Por ello, para la autora, expresó, los
descubrimientos, lejos de volver irrelevante al análisis, particularmente a la
bioética y genética, la reclaman indispensable.
Advierte, además de un análisis de primer nivel, una
exposición del conocimiento biológico sustentada en datos rigurosos y
actualizados, y el científico, además de lo propio de su disciplina, los ejes
en torno de los problemas éticos y sociales de la genómica y biotecnología.
Atiende también al destino del hombre contemporáneo y cómo ha de preservarse la
libertad con los avances científicos y tecnológicos, precisó.
Frente a las posturas polarizantes, Juliana González propone
una vía nueva, donde lo que importa del humanismo, es la permanencia de la
dignidad, y lo que interesa de la tecnociencia es el servicio que puede
prestar. No se trata de detener el cambio, sino de conducirlo, aseveró.
No tiene sentido rechazar la intervención genética en aras
de un purismo conservador de la naturaleza humana. Lo que debe guiar es la
preservación de la condición indeterminada. Se ha de defender que el ser siga
abierto. Así, la autora encuentra que no hay suficientes razones éticas y
ontológicas para prohibir la investigación en células madre ni la clonación
reproductiva.
En su turno, Gerardo Jiménez Sánchez, director del Instituto
Nacional de Medicina Genómica, aclaró que el genoma revolucionará la vida de
las sociedades humanas. La información arrojada por ese proyecto transformará
las ciencias biomédicas, la informática, la práctica de la medicina e incluso,
la economía global.
Desde su inicio, destinó parte importante de sus recursos al
estudio de las implicaciones éticas, legales y sociales del mismo. Hay
evidencias en torno a sus implicaciones en la vida de las comunidades. Empero,
se reconoce que son escasas las contribuciones académicas de alto rigor
científico a escala global en torno a su implicación sobre la dignidad del
hombre.
En su oportunidad, Carlos Viesca, jefe del departamento de
Historia y Filosofía de la Medicina de la Facultad de Medicina, opinó que hacía
falta una reflexión en razón de la terrible crisis del humanismo que se ha dado
en todos los campos en el siglo XX, para regresar a la pregunta primigenia,
¿qué somos? y su punto central resulta ser el juego de genómica y bioética, dos
ciencias en interfaz. La distinción entre ciencia y filosofía es artificial, porque
ambos son conocimiento, válido en un determinado momento, sostuvo.
Por ultimo, Jorge Linares, profesor de la FFyL, dijo que el
texto posee virtudes no comunes en el medio académico: su abundante y bien
documentada información científica, que la autora comenta con gran claridad;
análisis y diálogo interdisciplinario que logra articular entre genética y
ética.
Está presente una decidida reafirmación de la dignidad
humana y nos conduce a reflexionar sobre el extraordinario viaje que nuestra
especie ha emprendido en busca de su propia identidad, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Un
grupo de destacados intelectuales –en donde sobresalió la presencia del
director de la FFyL de la UNAM, Ambrosio Velasco– abordaron la obra de Juliana
González, “Genoma humano y dignidad humana”.
FOTO 02
Guillermo Hurtado, Julieta González y Ambrosio Velasco abordaron en la UNAM el texto “Genoma humano y dignidad humana”, obra de la segunda, donde señalaron el vínculo entre humanidades y cie