Boletín UNAM-DGCS-466
Ciudad Universitaria
Pies de foto al
final del boletín
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Aseguró Daniel Cazés Menache, director del
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la
UNAM
· Inauguró el Coloquio “La Ciencia como proceso cultural”
·
Quienes construyen el conocimiento
científico forman parte del imaginario en que viven y con esas herramientas lo
crean: Gisela Mateos González, integrante de esa entidad
Es adecuado enfocar a la
ciencia como proceso cultural; por ello, es necesario reflexionar, ampliar los
conocimientos, debatir sobre la transformación de la cultura en todos los
ámbitos sociales, en este caso, sobre la ciencia, rubro de donde surge todo
adelanto, aseveró Daniel Cazés Menache, director del Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.
Al inaugurar el Coloquio “La
ciencia como proceso cultural”, el director del CEIICH, opinó que se ha querido
ver a esta actividad con exclusividad, como aquella que permite el desarrollo
tecnológico, pero no tiene este destino de manera particular, sobre todo en
México, donde su progreso no ha sido propiciado por el apoyo a la investigación
científica.
Las ciencias sociales,
destacó, también son ciencia y constituyen el espacio de la toma de decisiones,
pero también se aplican a las “tecnologías” de las relaciones comunitarias,
como los programas educativos, que son un proceso cultural, el cual abarca a la
mayor población en el país.
También están en la base de
los procesos legislativos; de la mercadotecnia, y de las decisiones
fundamentales. “Tienen poco financiamiento, pero son las que mayor aplicación
cotidiana tienen”, refirió.
Así, sin los conocimientos
producidos por las ciencias sociales no habría mercadotecnia y no se venderían
en la televisión “pastas de dientes, alcoholes y precandidatos”, consideró.
Agregó que en el discurso
generalmente parece que estas disciplinas son inferiores o secundarias, y es
todo lo contrario.
A su vez, Gisela Mateos González,
integrante del CEIICH, coincidió en que la ciencia es un proceso cultural;
quienes la construyen forman parte del imaginario en que viven y con esas
herramientas la crean.
Así, explicó, esta actividad
no puede aislarse de la cultura, pues a la vez es un proceso donde confluyen
elementos sociales para su construcción. Ello, puntualizó, desde la perspectiva
de la cognición, ya que el sujeto conoce con los instrumentos que posee.
Mateos González aclaró que ese
desarrollo tiene que ver tanto con elementos conceptuales como materiales y con
una práctica científica. “Todo esto se reúne, permite la elaboración de teorías
a nivel cognoscitivo y, con ello, la construcción del conocimiento”.
Durante el Coloquio, realizado
en el marco del Programa de Investigación en Ciencia y Tecnología del CEIICH,
resaltó el surgimiento de una discusión multidisciplinaria que confluye de las
ciencias de cómo se aprehende la realidad. Se trata, dijo, de entender, desde
esa perspectiva, de qué manera se construye la ciencia; cómo se forman las
teorías en el cerebro y qué implica su elaboración.
Concluyó que otro de los
objetivos es comprender cómo, a través de esta manera de adquirir saberes, se
crean los paradigmas y si un cambio de
concepto implica o no su modificación. Ello porque se ha argumentado en la
filosofía de la ciencia, sobre todo en la vieja escuela, que un cambio en este
sentido significa el abandono de un cuerpo explicativo.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Daniel Cazés
Menache y Gisela Mateos durante la inauguración del Coloquio “La ciencia como proceso
cultural”, en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades de la UNAM.
FOTO 02
Gisela Mateos,
integrante del CEIICH, afirmó que la ciencia es un proceso cultural; quienes la
construyen forman parte del imaginario en que viven y con esas herramientas la
crean.