Boletín UNAM-DGCS-427
Ciudad Universitaria
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final del boletín
BENEFICIA A CIENTÍFICOS SOCIALES AVANCES TECNOLÓGICOS
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Un buen investigador requiere saber utilizar
los mecanismos de recolección y clasificación, y definir la estructura adecuada
para acomodar los datos, señaló el académico de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM, José Arellano Sánchez
·
Habló sobre “Los esquemas metodológicos para
la investigación social”
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Participaron José María Calderón Rodríguez,
Margarita Santoyo Rodríguez, María Ingrid Alonso Gómez y Alejandro Labrador Sánchez,
todos académicos de la FCPyS
Los avances de la tecnología
han permitido contar con programas mucho más complejos en la automatización de
los datos. Incluso, la nueva era en los medios electrónicos también ha
facilitado a los científicos sociales elaborar fichas, esquemas y búsquedas de
una manera más rápida, práctica y eficiente.
Así lo señaló José Arellano
Sánchez, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de
la UNAM, quien dijo que, por ejemplo, el Statistical Package for the Social
Sciences (SPSS), que en un inicio servía para vaciar información y programar la
función que se requería, ahora ofrece al usuario hacer prácticamente todo el
proceso.
Además, los estados del arte
los podemos hacer a través de organizadores de búsqueda por Internet. No sólo
limitarnos a un buscador como Google o Yahoo, aclaró al hablar de “Los esquemas
metodológicos para la investigación social”, en la Casa de las Humanidades.
Pero independientemente de la
tecnología, destacó que un buen investigador requiere saber utilizar los
mecanismos de recolección y clasificación, y definir la estructura adecuada
para acomodar los datos: “Una vez que tú diseñas los instrumentos, la
investigación corre prácticamente sola; lo que tienes que hacer es dedicarte a
buscar información y clasificarla”, por ello es necesario contar con el apoyo de libros como el de “Los esquemas
metodológicos para la investigación social”.
En las últimas dos décadas
hemos sido testigos de cambios estructurales en la colectividad. “Estamos en
los albores de una nueva etapa en el mundo de la sociedad de la información,
que influye en los investigadores”, reconoció.
Añadió que los ordenadores
actuales son apenas “la punta de un alfiler” de lo que serán mañana. No habrá
libretas de campo, sino “palms” conectadas directamente a una computadora vía
inalámbrica. La producción de conocimiento será mayor. Lo que aún es incierto
es sobre si la forma de procesar ese flujo será igual de grande.
Recordó que los científicos
sociales trabajaban literalmente a mano, es decir, tenían que vaciar en papel
casi toda la información recolectada durante su trabajo. Más tarde se apoyaban
en algunos equipos, que permitían hacer conteos; y en software en el que se
introducían datos para hacer cuestionarios semi procesados y codificados, en
donde el registro era más sencillo.
Todo ello permite inferir que
los nuevos cambios tecnológicos de los últimos años han tenido mayor impacto en
el quehacer científico, abundó. Si bien es cierto que en la investigación
cuantitativa se echaba mano de procesadores, ahora los equipos de cómputo son
más complejos y permiten mayor eficiencia en la sistematización de datos,
sentenció.
Acompañado por José María
Calderón Rodríguez, Margarita Santoyo Rodríguez, María Ingrid Alonso Gómez y
Alejandro Labrador Sánchez, todos académicos de la FCPyS, apuntó que su texto
surgió por las dificultades que enfrentan los estudiantes al momento de
comenzar a indagar.
“En mi trayectoria de más de
20 años de profesor me he percatado que la metodología resulta ardua y tediosa
para los alumnos, es decir, aseguró, existe una gran dificultad para concretar
los procesos metodológicos de una investigación”.
De ahí que en el trabajo
intenté representar de forma gráfica los procesos de esta actividad, y es que
las formas de inteligencia no son sólo abstractas ni textuales, más bien son
las más usadas, extendidas y dominantes, pero en realidad uno aprende más con
esquemas, colores y figuras, indicó.
Arellano Sánchez explicó que
la investigación implica procesos relacionales. Cuando planteamos algún
problema son vinculatorios entre lo cotidianos de una sociedad. Así, cuando nos
planteamos los estados de arte de la temática nos lleva a la inserción de la
actualidad; y si podemos hacer algunos esquemas –que son mapas mentales y
conceptuales– de interrelación y actualización, los alumnos pueden ver con
claridad por dónde van las tendencias metodológicas, técnicas y teóricas de sus
temas.
A su vez, José María Calderón
Rodríguez, Coordinador del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de la
FCPyS, advirtió que la investigación ha dejado de concebirse como una mera
reproducción estática o puramente fotográfica de la realidad, para más bien
entenderla como el resultado de una actividad objetivante, dependiente de las
perspectivas y experiencias de conocimiento y del marco epistémico del
observador.
A partir de este cambio de
óptica se sostiene reiteradamente que la información científica no puede sustentarse
en sujetos neutros de ontologías trascendentales, sino en percepciones
relacionadas con el punto de vista y las posibilidades del científico y
referidas, por lo mismo, a un contexto y a un trasfondo, expresó.
Lo anterior lo mencionó para
ofrecer un marco donde contextualizar las preocupaciones teóricas y pedagógicas
de José Arellano y poner de relieve la importancia de su obra en estos momentos
de incertidumbre y confusión.
Ofrece una brújula para
sortear mejor las dudas. Sus consejos no coartan la libertad del investigador,
por el contrario, da una guía para ejercerla, reiteró Calderón Rodríguez.
En su oportunidad, María
Ingrid Alonso Gómez, de la FCPyS, resaltó que en el texto los lectores pueden
encontrar una forma clara de poner en orden las ideas, seguir paso a paso por
un camino despejado para construir un trabajo de investigación.
Así, la intención es llevar de
la mano al alumno para que su tránsito de hacer ciencia sea más amable. Con la
ayuda de los esquemas se deja claramente explicado todo el proceso cuantitativo
y cualitativo, así como el procesamiento de datos, expuso.
Por su parte, la profesora
Margarita Santoyo Rodríguez rememoró que en los años setenta hubo un gran auge
del cómo hacer la investigación; en la siguiente década, un decaimiento, y en
los 90 aún más. Podemos decir que casi hay diez años de vacío metodológico,
donde no hay una guía de cómo realizar esos trabajos.
En este sentido, la obra tiene
varias aportaciones: primero, nos habla de una experiencia de 30 años, la cual
retoma y hace una nueva forma de ver a la metodología, de encontrar ese
acercamiento entre la realidad y el hacer científico, aseveró.
Plantea algo simple: que
cuando ya tenemos un cierto bagaje de procedimiento, podemos pensar en
acercarnos, en manejarla. Además, la búsqueda de vínculos, de relaciones a
partir de procesos, de hechos concretos que son parte de la realidad para poder
entenderla y estudiarla. “Nos da la metodología como una llave para descubrir
esas relaciones”, concluyó.
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FOTO 01
Margarita Santoyo
Rodríguez, de la FCPyS de la UNAM, afirmó que hay casi diez años de vacío
metodológico, donde no hay una guía de cómo realizar investigación, en
contraste con los esfuerzos de los años setenta.
FOTO 02
La profesora de
la UNAM María Ingrid Alonso Gómez, habló sobre la intención de llevar de la mano
al alumno para que su tránsito para hacer ciencia sea más amable.
FOTO 03
José Arellano
Sánchez, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, dijo que
los cambios tecnológicos de los últimos años han tenido mayor impacto en el
quehacer científico.
FOTO 04.
Los académicos José María Calderón Rodríguez,
Alejandro Labrador Sánchez y José Arellano hablaron sobre “Los esquemas
metodológicos para la investigación social” en la FCPyS de la UNAM.