06:00 hrs.  31 de Mayo de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-427

Ciudad Universitaria

Pies de foto al final del boletín

 

BENEFICIA A CIENTÍFICOS SOCIALES AVANCES TECNOLÓGICOS

  

·        Un buen investigador requiere saber utilizar los mecanismos de recolección y clasificación, y definir la estructura adecuada para acomodar los datos, señaló el académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, José Arellano Sánchez

·        Habló sobre “Los esquemas metodológicos para la investigación social”

·        Participaron José María Calderón Rodríguez, Margarita Santoyo Rodríguez, María Ingrid Alonso Gómez y Alejandro Labrador Sánchez, todos académicos de la FCPyS

 

Los avances de la tecnología han permitido contar con programas mucho más complejos en la automatización de los datos. Incluso, la nueva era en los medios electrónicos también ha facilitado a los científicos sociales elaborar fichas, esquemas y búsquedas de una manera más rápida, práctica y eficiente.

 

Así lo señaló José Arellano Sánchez, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, quien dijo que, por ejemplo, el Statistical Package for the Social Sciences (SPSS), que en un inicio servía para vaciar información y programar la función que se requería, ahora ofrece al usuario hacer prácticamente todo el proceso.

 

Además, los estados del arte los podemos hacer a través de organizadores de búsqueda por Internet. No sólo limitarnos a un buscador como Google o Yahoo, aclaró al hablar de “Los esquemas metodológicos para la investigación social”, en la Casa de las Humanidades.

 

Pero independientemente de la tecnología, destacó que un buen investigador requiere saber utilizar los mecanismos de recolección y clasificación, y definir la estructura adecuada para acomodar los datos: “Una vez que tú diseñas los instrumentos, la investigación corre prácticamente sola; lo que tienes que hacer es dedicarte a buscar información y clasificarla”, por ello es  necesario contar con el apoyo de libros como el de “Los esquemas metodológicos para la investigación social”.

 

En las últimas dos décadas hemos sido testigos de cambios estructurales en la colectividad. “Estamos en los albores de una nueva etapa en el mundo de la sociedad de la información, que influye en los investigadores”, reconoció.

 

Añadió que los ordenadores actuales son apenas “la punta de un alfiler” de lo que serán mañana. No habrá libretas de campo, sino “palms” conectadas directamente a una computadora vía inalámbrica. La producción de conocimiento será mayor. Lo que aún es incierto es sobre si la forma de procesar ese flujo será igual de grande.

 

Recordó que los científicos sociales trabajaban literalmente a mano, es decir, tenían que vaciar en papel casi toda la información recolectada durante su trabajo. Más tarde se apoyaban en algunos equipos, que permitían hacer conteos; y en software en el que se introducían datos para hacer cuestionarios semi procesados y codificados, en donde el registro era más sencillo.

 

Todo ello permite inferir que los nuevos cambios tecnológicos de los últimos años han tenido mayor impacto en el quehacer científico, abundó. Si bien es cierto que en la investigación cuantitativa se echaba mano de procesadores, ahora los equipos de cómputo son más complejos y permiten mayor eficiencia en la sistematización de datos, sentenció.

 

Acompañado por José María Calderón Rodríguez, Margarita Santoyo Rodríguez, María Ingrid Alonso Gómez y Alejandro Labrador Sánchez, todos académicos de la FCPyS, apuntó que su texto surgió por las dificultades que enfrentan los estudiantes al momento de comenzar a indagar.

 

“En mi trayectoria de más de 20 años de profesor me he percatado que la metodología resulta ardua y tediosa para los alumnos, es decir, aseguró, existe una gran dificultad para concretar los procesos metodológicos de una investigación”.

 

De ahí que en el trabajo intenté representar de forma gráfica los procesos de esta actividad, y es que las formas de inteligencia no son sólo abstractas ni textuales, más bien son las más usadas, extendidas y dominantes, pero en realidad uno aprende más con esquemas, colores y figuras, indicó.

 

Arellano Sánchez explicó que la investigación implica procesos relacionales. Cuando planteamos algún problema son vinculatorios entre lo cotidianos de una sociedad. Así, cuando nos planteamos los estados de arte de la temática nos lleva a la inserción de la actualidad; y si podemos hacer algunos esquemas –que son mapas mentales y conceptuales– de interrelación y actualización, los alumnos pueden ver con claridad por dónde van las tendencias metodológicas, técnicas y teóricas de sus temas.

 

A su vez, José María Calderón Rodríguez, Coordinador del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de la FCPyS, advirtió que la investigación ha dejado de concebirse como una mera reproducción estática o puramente fotográfica de la realidad, para más bien entenderla como el resultado de una actividad objetivante, dependiente de las perspectivas y experiencias de conocimiento y del marco epistémico del observador.

 

A partir de este cambio de óptica se sostiene reiteradamente que la información científica no puede sustentarse en sujetos neutros de ontologías trascendentales, sino en percepciones relacionadas con el punto de vista y las posibilidades del científico y referidas, por lo mismo, a un contexto y a un trasfondo, expresó.

  

Lo anterior lo mencionó para ofrecer un marco donde contextualizar las preocupaciones teóricas y pedagógicas de José Arellano y poner de relieve la importancia de su obra en estos momentos de incertidumbre y confusión.

 

Ofrece una brújula para sortear mejor las dudas. Sus consejos no coartan la libertad del investigador, por el contrario, da una guía para ejercerla, reiteró Calderón Rodríguez.

 

En su oportunidad, María Ingrid Alonso Gómez, de la FCPyS, resaltó que en el texto los lectores pueden encontrar una forma clara de poner en orden las ideas, seguir paso a paso por un camino despejado para construir un trabajo de investigación.

 

Así, la intención es llevar de la mano al alumno para que su tránsito de hacer ciencia sea más amable. Con la ayuda de los esquemas se deja claramente explicado todo el proceso cuantitativo y cualitativo, así como el procesamiento de datos, expuso.

 

Por su parte, la profesora Margarita Santoyo Rodríguez rememoró que en los años setenta hubo un gran auge del cómo hacer la investigación; en la siguiente década, un decaimiento, y en los 90 aún más. Podemos decir que casi hay diez años de vacío metodológico, donde no hay una guía de cómo realizar esos trabajos.

 

En este sentido, la obra tiene varias aportaciones: primero, nos habla de una experiencia de 30 años, la cual retoma y hace una nueva forma de ver a la metodología, de encontrar ese acercamiento entre la realidad y el hacer científico, aseveró.

 

Plantea algo simple: que cuando ya tenemos un cierto bagaje de procedimiento, podemos pensar en acercarnos, en manejarla. Además, la búsqueda de vínculos, de relaciones a partir de procesos, de hechos concretos que son parte de la realidad para poder entenderla y estudiarla. “Nos da la metodología como una llave para descubrir esas relaciones”, concluyó.

 

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Margarita Santoyo Rodríguez, de la FCPyS de la UNAM, afirmó que hay casi diez años de vacío metodológico, donde no hay una guía de cómo realizar investigación, en contraste con los esfuerzos de los años setenta.

 

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La profesora de la UNAM María Ingrid Alonso Gómez, habló sobre la intención de llevar de la mano al alumno para que su tránsito para hacer ciencia sea más amable.

 

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José Arellano Sánchez, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, dijo que los cambios tecnológicos de los últimos años han tenido mayor impacto en el quehacer científico.

 

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Los académicos José María Calderón Rodríguez, Alejandro Labrador Sánchez y José Arellano hablaron sobre “Los esquemas metodológicos para la investigación social” en la FCPyS de la UNAM.