06:00 hrs.  28 de Mayo de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-421

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de foto al final del boletín

 

PARTICIPAN ESTUDIANTES DE LA UNAM EN EL SANEAMIENTO DEL BOSQUE DE CHAPULTEPEC

 

·        Trabajan en las áreas de control de fauna nociva (aves y mamíferos) y de resguardo de fauna acuática

·        La idea ha sido recuperar el valor que el Bosque tuvo en el pasado, como un área de importantes implicaciones biológicas, de conservación de recursos y de conciencia ambiental para la sociedad

 

Estudiantes de la UNAM participan en el Proyecto Integral de Saneamiento del Bosque de Chapultepec, en las áreas de control de fauna nociva (aves y mamíferos) y de resguardo de fauna acuática durante la limpieza de los lagos.

 

Ellos son Dalia Ayala Islas, egresada de la maestría en ciencias en el Instituto de Biología y quien actualmente trabaja en proyectos asociados a la Colección Nacional de Aves de la propia entidad; así como los alumnos de maestría en el Instituto de Ecología, Beatriz Hernández Meza y Juan Cruzado Cortés, y de licenciatura, Claudia Colón Covarrubias.

 

La idea, refirieron, ha sido recuperar el valor que el Bosque tuvo en el pasado, no sólo como parque urbano, sino como un área de importantes implicaciones biológicas, de conservación de recursos y de conciencia ambiental para la sociedad.

 

 

 

La gente, explicó Dalia Ayala, debe valorar al Bosque y su biodiversidad, que no es poca. En Estados Unidos y Canadá hay 600 especies de aves; en esta zona de nuestra ciudad existen más de 100 variedades, entre residentes y migratorias.

 

En cuanto a ejemplares silvestres de mamíferos se encontraron tlacuaches, atacados por la gente al creer que son ratas gigantes, cuando en realidad son marsupiales, parientes de los canguros, y cuya población se ubicó en buen número y estable; y, en especial, cacomixtles, reportados históricamente en puntos como Tacubaya.

 

Dentro del Bosque se creía que era una especie perdida. Sin embargo, pese a la perturbación, visitantes, movimiento y tráfico, este carnívoro se mantuvo. Su presencia es importante, señaló Beatriz Hernández, porque forma parte de una cadena alimenticia compleja, que requiere la preservación de todos sus eslabones.

 

Los jóvenes recordaron que el Proyecto Integral de Saneamiento, a cargo del gobierno del DF, las autoridades del Bosque y de la ciudadanía mediante el Fideicomiso ProBosque, tiene un plan maestro de desarrollo dividido en tres etapas, una para cada sección.

 

Parte importante de la primera fase fue el estudio preliminar para determinar las condiciones de la fauna, trabajo a cargo de los biólogos universitarios. A partir de los resultados se planteó un programa para control de animales nocivos.

 

Dalia Ayala agregó que la presencia desordenada de vendedores ambulantes, comida, desechos y la mala recolección de basura, propiciaban plagas de roedores y palomas, así como de ardillas, las cuales, aunque son nativas, se pueden considerar dañinas para la estructura de los árboles cuando sus poblaciones son excesivas.

 

De tal forma, una vez que se aprobó el plan correspondiente, el primer paso fue contener las especies perjudiciales. Luego del estudio preliminar, donde se obtuvo un listado y condición de su existencia, su ubicación y sitios de distribución, así como la identificación de posibles sitios de muestreo y control, se procedió a la intervención, indicó.

 

Para el caso de ratas y ratones se usó un método letal; para las ardillas, una reubicación de 101 ejemplares en otros sitios arbolados de la ciudad, que lo aprobó la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, y para las aves (palomas, gorriones y zanates) una disminución de sitios potenciales para anidación, expresó.

 

Dalia Ayala mencionó que los gorriones, originarios de Europa, se asocian a centros urbanos y se benefician de la basura, pero, sobre todo, entran en competencia con las especies nativas.

 

Además, junto con los zanates, que llegan a depredar nidos de otros ejemplares, podían impactar a los ahuehuetes, los árboles más preciados del Bosque. De esa forma, dijo, se decidió disminuir los sitios potenciales para reducir su número con el tiempo.

 

También había una población considerable de patos domésticos, que representaban un riesgo sanitario. Además de ser agresivos con especies silvestres, su presencia propiciaba que la gente echara comida a los lagos, advirtió.

 

“Éstos representan un hábitat ideal para que lleguen especies de aves acuáticas migratorias o para el establecimiento de las silvestres. Al buscar que el bosque tuviera un valor biológico, de conservación y de educación ambiental, se trasladaron las aves domésticas. Desde entonces han llegado especies silvestres mexicanas protegidas”, puntualizó.

 

En cuanto a la fauna acuática, Claudia Colón sostuvo que en los lagos existen especies importantes, tres resguardadas por las leyes, de las cuales algunas están en peligro de extinción y una bajo protección especial.

 

Una de ellas, endémica, es el ajolote, anfibio de nombre científico Ambystoma mexicanum. A ella se suman el pez mexcalpique (Girardinichthys viviparus) y la Rana montezumae, también originaria de México, además del pez Goodea atripinnis. Otra especie presente, sin peligro, es el charal (Chirostoma jordani) y un crustáceo, el acocil (Cambarellus montezumae), exclusivo de nuestro país, informó.

 

Esa es la riqueza que hay en el lago, tanto de peces, como de crustáceos y anfibios, expuso la alumna. Aunque se intuía su presencia.

 

Claudia Colón refirió que el principal problema de los lagos de Chapultepec era la eutroficación, proceso que consiste en el enriquecimiento de las aguas con nutrientes a un ritmo tal, que no puede ser compensado por la mineralización, de manera que la descomposición del exceso de materia orgánica produce una disminución del oxígeno en sus partes profundas, a lo cual contribuía la basura y la presencia de patos domésticos.

 

Para resolver esta cuestión, enfatizó, se reduce la cantidad de algas y se instalarán fuentes que permitirán que los recambios de agua sean más frecuentes. Para solucionar la acumulación de sedimentos, los lagos se dragaron y se extrajeron miles de metros cúbicos de lodo, con lo cual el tirante fluvial aumentó en beneficio de las poblaciones faunísticas.

 

Juan Cruzado Cortés atendió el problema de los perros y gatos, algunos de los cuales eran salvajes, no acostumbrados al contacto humano, y otros que fueron abandonados por sus dueños.

 

La gente cree que con esos felinos se controla a ratas y ratones. No obstante, para ellos es más fácil y menos riesgoso cazar un pájaro o una lagartija, por ello vulneran la fauna silvestre, añadió.

 

Desde el cierre del bosque al público, los animales potencialmente nocivos ya no impactan de la misma forma. Sin embargo, concluyó, es necesario continuar la evaluación una vez que se reabra, de forma que se identifiquen sitios que sean atacados de forma periódica.

 

Pronto las autoridades decidirán quien se encargará del monitoreo de la fauna. Mientras tanto, los jóvenes biólogos consideran que la UNAM podría encargarse de ello e, incluso, de realizar investigación científica de las especies silvestres. El Instituto de Biología evalúa las posibilidades de vinculación.

 

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01

 

Los estudiantes de la UNAM Beatriz Hernández, Dalia Ayala, Juan Cruzado y Claudia Colón, participan en el Proyecto Integral de Saneamiento del Bosque de Chapultepec.

 

 

FOTO 02

 

Claudia Colón, Dalia Ayala, Juan Cruzado y Beatriz Hernández, estudiantes de la UNAM, participan en las áreas de control de fauna nociva (aves y mamíferos) y de resguardo de fauna acuática durante la limpieza de los lagos de Chapultepec.