06:00 hrs.  27 de Mayo de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-418

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

GENERARON NECESIDADES Y FUERZAS POLÍTICAS INTERNAS EL CAMBIO DEMOCRÁTICO EN MÉXICO

 

·        Destacó José Woldenberg, profesor de la FCPyS de la UNAM

·        Afirmó que la Constitución amparó este proceso, pese a no tener una tradición como muchos países del Cono Sur

·        Participó, junto con un grupo de analistas, en la mesa redonda El cambio en México. Miradas desde otras latitudes, en el Instituto de Investigaciones Sociales

 

El proceso de cambio democrático del país se estableció en un contexto internacional favorable; es decir, hubo una ola mundial que lo influyó. Sin embargo, su fundamento se generó por necesidades internas, y fue modelado por fuerzas políticas nacionales, señaló José Woldenberg, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

 

Al participar en la mesa redonda El cambio en México. Miradas desde otras latitudes, realizada en el marco del 75 aniversario del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), el académico aseguró que la Constitución amparó esta transformación porque es democrática. México es reconocido como tal y federal y representativo pero, al mismo tiempo, no tenía una tradición como muchos países del Cono Sur.

 

Advirtió que por ello se estableció un sistema de partidos y un régimen electoral capaz de compilar y asimilar los resultados de las urnas. Ahí estuvo quizá, la singularidad de este tránsito, visto en relación con otras latitudes.

José Woldenberg reconoció que México generó una nueva realidad a partir de un proceso singular: el establecimiento de reformas comiciales que dotaron a los contendientes de facultades pero que, sobre todo, modificó el mundo de la representación política. Se pasó de un partido de sistema hegemónico, a otro de fuerzas equilibradas: de jornadas sin competencia a cada vez más concurridas. Esa mecánica hizo que la inclusión en el poder pasara de ser monocolor a una auténtica pluralidad.

 

Esa fórmula expresa, de manera elocuente, que la academia mexicana está en contacto con la realidad y, al mismo tiempo, puede y es capaz de generar los matices, inflexiones y peculiaridades que la realidad nacional impone, precisó. Nuestro país está lejos de un nacionalismo académico extremo y está inmerso en este circuito global de elaboración y reflexión.

 

A su vez, la investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Guadalupe González precisó que en medio del ruido y la turbulencia, normal y consustancial a la democracia, desde el exterior México se observa “menos maltrecho” de lo que en ocasiones los propios analistas locales lo ven.

 

No obstante, añadió, el proceso de cambio político se encuentra en una etapa de desencanto, mayor entre los ensayistas nacionales que el de los extranjeros, porque su visión es más panorámica. La mirada externa sobre esas contrariedades oscila entre el pesimismo y el optimismo moderados.

 

Hoy día, “se habla de un país paralizado, pero en donde el riesgo de regresión autoritaria no es claro. La posibilidad de inestabilidad en México se mantiene más o menos estable”. No hay ningún escenario del país al borde del caos o que las elecciones del 2006 planteen una nueva crisis de poder, aclaró.

 

Los observadores internacionales aprecian una consolidación. El problema es más de eficacia para la gobernabilidad, explicó Guadalupe González en el auditorio de la Coordinación de Humanidades, donde aseguró que desde afuera se ve a la nación detenida, luego de caminar a la velocidad acostumbrada; en tanto, otras naciones consolidan sus reformas y cambios.

Se le analiza como una democracia electoral incompleta y las visiones más críticas provienen de los países europeos, principalmente Francia e Italia, en donde se habla del déficit social como reto para consolidar la legitimidad, puntualizó.

 

Sostuvo que se encienden focos rojos, pues de no darse algún tipo de respuesta a los problemas comunitarios, México correría el riesgo de que su proceso perdiese apoyo entre la ciudadanía y llevase a la búsqueda de una opción distinta.

 

Afirmó que Estados Unidos no teme a la conformación de un gobierno de izquierda, porque se piensa que un hombre de esa tendencia podría tender la red social para impulsar las reformas del crecimiento económico y lograr mayores bases para los cambios estructurales.

 

Por su parte, Claudio Lomnitz, de la Universidad de Nueva York, sostuvo que desde el siglo XIX la imagen de México ha sido modulada desde el extranjero y hoy debe ser propia. “Tiene la obligación de pensar en su esfera pública, en la producción de un ámbito desde la perspectiva nacional”.

 

Destacó la importancia de espacios como el IIS para analizar estos factores de manera cuidadosa, y generar estrategias para producir versiones propias del mundo y no sólo foráneas.

 

Entre tanto, el director del Rockefeller Center for Latin America Studies, Universidad de Harvard, John Coatsworth, comentó que desde la segunda elección de George W. Bush, la orientación política de Norteamérica es más nacionalista y unilateral. Su política hacia América Latina responde más a la feroz competencia dentro de la política interna que a cualquier doctrina o principio.

 

Afirmó que el apoyo a los gobiernos democráticos es menos consistente o ausente. La prioridad de las administraciones anteriores a la integración económica descendió. La política arancelaria, por ejemplo, funciona más como instrumento para asegurar la realización del presidente que para facilitar el flujo internacional en beneficio del país, concluyó.

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La orientación política de Norteamérica es más nacionalista y unilateral, reveló John Coatsworth, de la Universidad de Harvard, al participar en la mesa redonda El cambio en México. Miradas desde otras latitudes, realizada en el IIS de la UNAM.

 

 

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La investigadora Guadalupe González precisó en la UNAM que desde el exterior, México se observa “menos maltrecho” de lo que en ocasiones los propios analistas locales lo ven.

 

 

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El proceso de cambio democrático del país se generó por necesidades internas, y fue modelado por fuerzas políticas nacionales, señaló José Woldenberg, profesor de la FCPyS de la UNAM.