15:15 hrs.  16 de Mayo de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-383

Ciudad Universitaria

 

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CONSTITUYE DEMOCRACIA CAMPO DE POSIBILIDADES PARA LA SOCIEDAD

 

·        Con ella podemos elegir gobiernos buenos o pésimos, o tener partidos políticos y organizaciones que se preocupen poco o nada por las cuestiones de ciudadanía social, dijo Guillermo O’Donnell

·        El reconocido politólogo argentino dictó la conferencia ¿Para qué sirve la democracia?, del ciclo México y sus horizontes organizado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

 

“La democracia es un campo de posibilidades cuyo aprovechamiento depende de nosotros”, afirmó en la UNAM Guillermo O’Donnell, de la Universidad de Notre Dame, Indiana, quien agregó que con ella podemos elegir gobiernos pésimos o buenos, tener partidos políticos y organizaciones que se preocupen poco o nada por las cuestiones de la ciudadanía.

 

El politólogo argentino dictó la conferencia magistral ¿Para qué sirve la democracia?, del ciclo México y sus horizontes, ante la presencia de René Millán Valenzuela, director del Instituto de Investigaciones Sociales, entidad organizadora en el marco de su 75 aniversario.

 

Expuso que cualquier respuesta a ese tipo de pregunta tiene dos niveles. Uno, el de la aceptabilidad, es decir, tratar de fundamentar por qué el “gobierno de las mayorías” es una forma política reconocida. El segundo es de la preferencia o argumentación de que es mejor a cualquier otra estructura política.

 

Se trata de un buen sistema para decidir pacíficamente quién nos va a gobernar por un determinado periodo de tiempo, dijo. Pero el verdadero reto para tal pregunta es cuestionarse si hay ciertos criterios o valores que están en la base de la conceptualización de esa forma de gobierno y donde ésta aparece en argumentos, encarnando o expresando esas consideraciones. Ahí se encontraría su fundamentación básica sobre otras corrientes políticas.

 

Guillermo O’Donnell argumentó que un componente sustancial es la existencia de un régimen democrático, o sea, un sistema en el cual hay elecciones razonablemente libres y competitivas, con libertades políticas, de asociación, de movimiento, de expresión y organización, que además de su valor intrínseco, son condiciones necesarias para la existencia de dichos procesos, y más allá, que deben permanecer vigentes en los periodos que median entre los comicios.

 

Pero la democracia incluye otros aspectos. La existencia de libertades y de las propias elecciones implican la de un complejo entramado legal, sancionado y hecho efectivo por el aparato estatal, sin el cual el régimen no puede existir.

 

Es decir, abundó el experto, junto con el Estado y como condición al menos necesaria para la existencia del mismo, debe haber un mínimo de legalidad, es decir, por lo menos una parte que cumple esa condición al hacer efectivas las libertades y los criterios que hacen a las elecciones limpias y competitivas, y sin las cuales habría solo gobiernos autoritarios.

 

De tal forma,  precisó, “hay un engarzamiento entre los derechos políticos que sustentan al régimen, con los civiles, que organizan y protegen nuestra vida en la sociedad”.

 

La unidad propia del régimen democrático no es el votante, sino la población. Tal característica se basa en que el propio sistema nos constituye en agentes, seres construidos como capaces de razón práctica y, por lo tanto, moralmente valiosos.

 

 

 

Así, no sólo se garantiza la posibilidad de sufragar, sino el de ser elegidos, de participar con otros ciudadanos en el compromiso republicano de ser parte en la toma de decisiones vinculantes e, incluso, respaldadas por la supremacía coactiva del Estado, dijo.

 

Alan Turaine afirmó que la democracia introduce un plano de igualdad en medio de las desigualdades sociales. Tal plano, agregó Guillermo O’Donnell, está sancionado y respaldado de forma legal, por lo que se crean expectativas legítimas de empeñarse para que esas semejanzas sean reconocidas por el Estado y por nosotros, en instancias que van más allá de los derechos.

 

En la medida como el sistema jurídico nos  hace sujetos políticos, se cimenta esa condición y se presenta la visión moral de un ser humano, cargado de razón práctica y responsabilidades, opinó el politólogo.

 

La democracia, sostuvo, es el mejor arreglo posible para hacer viable en todos los miembros de la comunidad el reconocimiento de que ellos son la verdadera fuente de los poderes que coordinan, organizan, facilitan y, no pocas veces, oprimen sus vidas.

 

Una característica más es que es el único sistema que postula de forma necesaria e inherente un panorama abierto a la historia. Por ello, “otra razón para preferirla es que inevitablemente propone un horizonte de posibilidades para siempre, necesariamente abierto”.

 

Por último, siempre permitirá poner en cuestión cuáles son sus propios límites y con ellos las fronteras adecuadas del poder, concluyó Guillermo O’Donnell.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 01

 

Guillermo O’Donnell, de la Universidad de Notre Dame, Indiana, y René Millán, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, durante la conferencia ¿Para qué sirve la democracia?

 

 

FOTO 02

 

El politólogo argentino Guillermo O’Donnell destacó en la UNAM que la democracia es un campo de posibilidades que puede o no ser usado bien o mal como una expresión de ciertos valores.