06:00 hrs.  14 de Mayo de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-377

Ciudad Universitaria

 

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SE REGISTRA UNA “MIGRACIÓN” DE LAS LLUVIAS EN LA REGIÓN DEL COFRE DE PEROTE

 

·        Ello afecta a comunidades de Veracruz, donde han disminuido, y en contraste, se registra un aumento de las precipitaciones en Ciudad Serdán, Puebla

·        Aseguró Víctor Luis Barradas Miranda, del Instituto de Ecología de la UNAM

·        Dijo que la causa es la deforestación, que incrementa la temperatura del aire y provoca la elevación de la base de las nubes, que pasan a distintas zonas

 

Debido a la deforestación, en la región del Cofre del Perote se registra una “migración” de las lluvias que afecta a la ciudad de Xalapa y a comunidades como Las Vigas en el estado de Veracruz. En contraste, hay un aumento de las precipitaciones en Ciudad Serdán, Puebla.

 

Así lo aseguró el doctor Víctor Luis Barradas Miranda,  integrante del Laboratorio de Ecofisiología Tropical del Instituto de Ecología de la UNAM, quien sostuvo que debido a la disminución arbórea, la temperatura del aire aumenta y eso provoca la elevación de la base de las nubes, las que pasan de la zona donde el viento marino azota las montañas (conocido como barlovento) a una parte interna, protegida de esas ráfagas (sotavento).

 

En trabajos en colaboración con la Universidad Veracruzana “nos llamó la atención tal disminución pluvial. Pensamos que no era un efecto urbano, producto de la actividad y crecimiento de la ciudad de Xalapa, sobre todo porque el fenómeno se registró también en la localidad de Las Vigas, donde no ha aumentado la población de forma significativa en los últimos 90 años”, relató.

 

Por ello, se consideró que la deforestación, no sólo del Cofre de Perote sino del Pico de Orizaba, podría tener algún efecto en el clima regional, pues al cambiar la cobertura de árboles por pastizales y cultivos, se afecta la redistribución de la energía solar con un aumento calorífero del aire, agregó.

 

Si ese flujo fuese considerable hasta hacer que la base de las nubes se levantara, llovería menos en la zona cercana al mar y más en las zonas internas. “Tenemos altitudes que van desde cero (en el puerto de Veracruz) hasta 5 mil 500 metros sobre el nivel del mar (la punta del Pico de Orizaba)”. Es una gran barrera montañosa, consideró.

 

El análisis de la precipitación se realizó en la región que va del Pico al Cofre de Perote. Se encontró que no sólo en Xalapa y Las Vigas bajó la descarga pluvial, sino en Elotepec o El Coyol, entre otros.

 

El estudio del científico universitario abarcó de 1895 a 2000. Arrojó que en Xalapa las precipitaciones disminuyen en 1.24 milímetros por año. En Las Vigas es de 1.4 mm anual. Por el contrario, en Ciudad Serdán, Puebla, aumenta 0.4 mm por año y en Tecamachalco 0.3 mm en el mismo lapso, por ejemplo.

 

Asimismo, puntualizó Barradas Miranda, se presenta el problema de que los años de grandes lluvias decrecen a una tasa más rápida. Por ejemplo, en 1915 se registraron 2 mil 200 mm; en 1995, la cifra fue de mil 800 mm. Es decir, ha dejado de caer agua y, en consecuencia, los acuíferos dejan de recargarse como antes.

 

A pesar de que el decremento pluvial podría parecer pequeño, de continuar la tendencia, para los años 2020 o 2030, el problema podría agravarse, y el panorama empeoraría si se suman los efectos del cambio climático global, urgió.

 

No sólo eso, alertó. Además de la lluvia, hay modificación en la niebla, que ha ascendido a las partes altas de las montañas, en poblaciones como Altotonga y Atzalan, y en otras que antes se veían beneficiadas, como Coatepec, Las Minas y Los Pescados, disminuyó.

 

“Antes, a mil 400 metros sobre nivel de mar, eran frecuentes las neblinas; ahora, ellas se han elevado a mil 700 y hasta dos mil metros de altura. Por ello, el bosque mesófilo pierde humedad, lo cual podría cambiar la biodiversidad de ese ecosistema, desaparecer ciertas especies y cambiar la composición y la estructura florística”, reveló.

 

Con esta migración de agua de lluvia y temperaturas más altas, las zonas arboladas serán más secas y el riesgo de incendios, como los de la actual temporada de sequía, irá a la alza. En el sotavento crecería la productividad forestal o agrícola, pero al mismo tiempo estaría más expuesto a inundaciones. “Hay que estudiarlo para implementar estrategias con las cuales enfrentemos esta problemática”, refirió.

 

Por el momento no hay que alarmarse, sostuvo el científico. El fenómeno se ha registrado en invierno, en la estación seca; o sea, hay menos precipitaciones de las pocas que se presentaban antes, en los meses de enero, febrero, marzo y abril.

 

Sin embargo, aseveró, la preocupación es que en esta región “tenemos bosques extremadamente fragmentados y una gran área ocupada por cafetales cultivados a sombra (bajo árboles)”. Empero, los sembradíos de café son sustituidos por cañaverales, equivalente a cambiar el bosque por pastizales.

 

La falta de lluvia, por lo tanto, podría ser mayor que en la actualidad si la superficie dedicada al aromático se transforma en mil 500 kilómetros cuadrados nuevos de caña. Ante esta situación, Víctor Luis Barradas aseguró que los bosques actuales deben mantenerse, lo mismo que los cultivos de café, de lo contrario la falta de precipitaciones se acentuará.

 

La salvación de estos sistemas naturales podría ser los llamados “pagos por servicios ambientales”,  que ya empiezan a implementar las autoridades. Son cantidades por la manutención de entornos en las mejores condiciones, a cambio de que los dueños capten agua para los mantos acuíferos, redistribuyan la energía solar y “recojan” gases de efecto invernadero de la atmósfera, como el bióxido de carbono, abundó.

 

El especialista señaló que de la superficie boscosa original en la región sólo se conserva la mitad. Además, está fragmentada y perturbada, los ejemplares están enfermos, no de plagas, sino por presencia humana y la extracción ilegal de madera, a pesar de que desde 1932 el Cofre de Perote está declarado como Parque Nacional.

 

Barradas Miranda expuso que ese mismo fenómeno podría acaecer en otras regiones del país, sobre todo en el Golfo de México, en lugares donde las montañas son mucho más bajas y las nubes no encuentran ningún obstáculo para “migrar”. Tamaulipas sería un ejemplo.

 

Los bosques no sólo tienen un precio, sino un valor incalculable, por lo que su explotación debería ser racional. No basta con la reforestación, arguyó, que en la mayoría de los casos sólo es efectiva en 30 por ciento o menos, y la cual implica, como mínimo, cinco décadas para lograrse.

 

En todo caso, es necesaria la participación de las autoridades, los dueños de las tierras, los científicos y las comunidades para lograr el cuidado óptimo de estos recursos, recomendó.

 

Este estudio se entregó a la Comisión Nacional Forestal local, para advertir del posible aumento de incendios. Asimismo, se presentó en un congreso de especialistas en España. Ahora se pretende hacerlo llegar a las autoridades municipales de las zonas más afectadas, finalizó Víctor Luis Barradas Miranda.

 

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FOTO 1

Víctor Luis Barradas Miranda, del Instituto de Ecología de la UNAM, explicó que la deforestación ha provocado un migración en las lluvias en la ciudad de Xalapa y comunidades cercanas. En contraste, se incrementaron en Puebla.

 

FOTO 2

El doctor Víctor Luis Barradas Miranda explica en el Instituto de Ecología de la UNAM, cómo ante la disminución arbórea, la temperatura del aire aumenta y eso provoca la elevación de la base de las nubes, que pasan a diversas zonas.

 

FOTO 3.

Estudios de la UNAM revelan que en Xalapa las precipitaciones disminuyen en 1.24 milímetros por año. Por el contrario, en Ciudad Serdán, Puebla, aumenta 0.4 mm por año y en Tecamachalco 0.3 mm en el mismo lapso.