14:30 hrs.  2 de Mayo de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-348

Ciudad Universitaria

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CONMEMORA LA FFYL DE LA UNAM LOS 400 AÑOS DEL QUIJOTE

 

·        Al inaugurar el Coloquio El que a buen árbol se arrima… Horizonte cultural del Quijote, el director de esa entidad, Ambrosio Velasco, destacó que ésta es una forma de reivindicar la importancia de la lectura y la escritura

·        Don Quijote es un personaje que refrenda valores fundamentales del humanismo, sostuvo

·        En esta obra, el cambio del nombre del protagonista está asociado al tema de la locura–cordura, aseveró Margit Frenk, profesora emérita de la UNAM

 

En un sitio como la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) debe reivindicarse la importancia de la escritura y la lectura como una forma de vida; como una manera de interpretar y recrear el mundo; de cuestionarlo, criticarlo y verlo desde una perspectiva de valores humanos fundamentales, afirmó el director de esta entidad de la UNAM, Ambrosio Velasco Gómez.

 

Al inaugurar el Coloquio El que a buen árbol se arrima… Horizonte cultural del Quijote, efectuado en el Aula Magna “Fray Alonso de la Veracruz” de esa instancia el funcionario consideró que El Quijote es una obra señera de nuestra lengua, no sólo de nuestra literatura sino también de la forma que tenemos de ver el mundo desde el castellano.

 

En ese sentido, constituye una revaloración de nuestra lengua y de la importancia de redactar y leer para vivir y observar la realidad de manera distinta, recalcó en el evento donde también estuvieron presentes Nair Anaya, coordinadora del programa de maestría y doctorado en Letras de la Facultad; Axayácatl Campos, coordinador de Letras Hispánicas de la FFyL, y María Stoopen, coordinadora del Coloquio.

 

Don Quijote es un personaje que refrenda valores esenciales del humanismo y en mucho nos previene de los “monstruos” que ha logrado construir la modernidad y, al mismo tiempo, nos alienta contra las virtudes que ella misma puede producir, aseveró.

 

Principios como la dignidad de las personas; la autonomía del individuo; la solidaridad y la compasión; la libertad de expresión y acción, y la congruencia con uno mismo, son expresados en la obra de Miguel de Cervantes y resultan relevantes en nuestro tiempo, destacó.

 

Por ello, subrayó, este Coloquio ha de servir no sólo como una actividad académica sino también como un acto cultural y político, pues busca rescatar el castellano y dichos valores humanos.

 

En la mesa Don Quijote y Sancho personajes, Margit Frenk, profesora emérita de la FFyL, presentó la ponencia “¿Alonso Quijano?”, en la cual señaló: “Entre los muchísimos que han escrito sobre el Quijote pocos son quienes no han identificado a su protagonista como Alonso Quijano”.

 

Ellos, abundó, parten de la convicción general de que ese era el nombre original del personaje antes de que adquiriera otros con apellidos como Quijada, Quezada y Quijana.

 

Sin embargo, Quijano es uno de los que más se le adjudican al ingenioso Hidalgo, el cual aparece al inicio de la novela y no vuelve a presentarse sino hasta cerca del final de la obra, precisó.

 

A esta situación se le atribuyen varias causas, dijo, una de ellas es que se ve como la solución que da Cervantes para sanar de su locura a don Quijote.

 

Otros autores, mencionó, consideran que cada uno de los nombres representa una reorientación vital del protagonista, quien al final de su vida, al seguir la usanza de los antiguos andantes, adopta el de Alonso Quijano “el bueno”.

 

Sin duda, aseguró, el cambio de apellido está asociado al tema de la locura–cordura, porque a don Quijote le interesa declararse cuerdo al final de su vida para tener una muerte cristiana y formal.

 

En su oportunidad, Leonor Fernández, profesora de posgrado de la FFyL, habló sobre La sordera de don Quijote, y destacó que en algún pasaje del libro la impresión olfativa del caballero andante es tan real que dejará una huella indeleble en su mundo.

 

“Este episodio marca una nueva fase en la locura del personaje, pues empieza a ver la realidad tal cual es y serán aquellos que lo  circundan quienes le crearán un mundo de fantasía, en el cual las imágenes, sonidos, colores y sabores serán tal y como su mente quiera que sean”, indicó.

 

Una lectura atenta del funcionamiento de los sentidos del protagonista, me ha revelado que es el sentido del oído el que ofrece más posibilidades para explorar la compleja y cambiante personalidad del caballero, precisó.

 

Así es cómo las diferentes maneras como su oído capta los sonidos y las palabras muestran las diversas facetas por las cuales pasa su estado mental, qué obsesiones dominan su imaginación, qué ideas ocupan su juicio y qué emociones sujetan su espíritu en diferentes momentos de la historia, acotó.

 

En ese sentido, subrayó, el sensible sentido musical de don Quijote funciona de manera diferente en algunas situaciones. Muchas veces las palabras de algunos personajes que interactúan con él penetran por esta vía pero no las escucha, es decir, percibe sus sonidos, pero no les presta atención.

 

 

 

 

En muchas ocasiones esas frases son verdaderos ataques a sus convicciones y a su conducta, ofensas a su investidura, agravios contra su honra de Hidalgo e injurias contras sus más preciados ideales y él no se da por enterado, comentó.  

 

Por su parte, Verónica Nájera, alumna de la FFyL, se refirió a El Sancho Panza de 1615 y dijo que fue en El Quijote de 1605 donde se delinearon los rasgos esenciales de la caracterización del escudero. Ahí, su naturaleza habla de un ser ambiguo y contradictorio.

 

De hecho, añadió, de acuerdo con algunos autores hispanistas, este personaje surge de un erigido de contradicciones: materialista en un sentido, soñador y abnegado, por el otro.

 

No obstante, concluyó, a las simplicidades, gracias, malicias, credibilidad e incredulidad de Sancho Panza, el lector habrá que agregar un elemento esencial, que se le sumó al de 1615: su protagonismo y capacidad de inventar historias, pues es en esta versión donde cobra importancia en varios capítulos del relato y además se destaca por sus narraciones.

 

 

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FOTO 01

María Stoopen, Ambrosio Velasco, Nair Anaya y Axayácatl Campos durante la inauguración del Coloquio El que a buen árbol se arrima… Horizonte cultural del Quijote, efectuado en la FFyL de la UNAM.

 

FOTO 02

En El Quijote el cambio del nombre del protagonista está asociado al tema de la locura–cordura, aseveró Margit Frenk, profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

 

FOTO 03

El sentido del oído de don Quijote es el que ofrece más posibilidades para explorar la compleja y cambiante personalidad del caballero, aseveró Leonor Fernández, profesora de posgrado de la UNAM.

 

FOTO 04

En El Quijote de 1605 se delinearon los rasgos esenciales de la personalidad de Sancho Panza, señaló Verónica Nájera, al participar en el Coloquio El que a buen árbol se arrima… Horizonte cultural del Quijote, efectuado en la FFyL de la UNAM.