Boletín UNAM-DGCS-301
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
REFUERZAN LA VIOLENCIA SOCIAL LAS EXPOSICIONES A CONTENIDOS AGRESIVOS
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Afirmó Manuel González Oscoy, investigador
de la Facultad de Psicología de la UNAM
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Las agresiones son cada vez más gráficas, cercanas
y sangrientas, señaló
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Los perjuicios decrecen si el menor está
acompañado de algún adulto que comente y valore las escenas, resaltó
La repetida exposición a
imágenes violentas favorece las conductas sociales agresivas y lleva al
espectador a considerar ese clima como normal; es decir, la brutalidad
presenciada refuerza las tendencias de los receptores, afirmó Manuel González
Oscoy, investigador de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Las agresiones son cada vez
más gráficas, cercanas y sangrientas, reveló. Pueden llegar a ser fácilmente
asequibles mediante cómics, dibujos animados, videojuegos, películas o series
juveniles, en donde la expresividad del héroe está justificada y premiada;
recibe admiración y éxito, pues su proceder ha servido para ayudar. Entonces,
sus parámetros pueden ser no sólo emulados, sino recompensados, sin que exista
un castigo potencial, añadió.
Debe tomarse en cuenta, señaló
González Oscoy, que esta información participa en el proceso de socialización
del niño y lo hace en tres niveles: presenta conductas imitables, proporciona
imágenes para provocar determinadas acciones y es el medio para familiarizarlos
con los valores de la sociedad del ocio y consumo, pues es probable que los
preescolares no distingan la diferencia entre lo ficticio y la realidad.
Ciertamente, prosiguió, si se
piensa en infantes y adolescentes, se comprueba que la repetida presentación de
elementos crueles favorece la utilización de la agresividad como vía para
resolver problemas cotidianos.
Además, dijo, los menores de
edad se podrían afectar si supiesen que otros infantes son las víctimas. Nada
es más conmovedor que la muerte de un pequeño, pero se muestran los decesos e
imágenes aterradoras de los caídos en las guerras del mundo. El saber sobre los
desastres naturales que asuelan a regiones remotas también repercute.
Los perjuicios derivados decrecen si el menor está acompañado de algún adulto
que comente y valore las escenas. Si no se dan explicaciones apropiadas,
sugirió, los pequeños quedarán expuestos a otras informaciones, acaso distorsionadas
y nocivas. “Poco a poco, conforme ha ido cambiando la sociedad, también ha
aumentado la presencia de agresiones en situaciones reales, hasta llegar a
superar a los hechos imaginarios”, consideró el investigador en psicología y
arte.
Enseñándole al menor a dosificar este consumo,
agregó González Oscoy,
ya sea imponiéndole una restricción moderada, instruirlo sobre cómo manejar su
tiempo y asignándole una cuota de distracción, se promueve su papel activo en
sentido conceptual y afectivo, su capacidad asertiva que él mismo pueda darse y
definir qué acepta de los mensajes.
Se busca, en todo caso, promover una cultura
critica que involucre tanto cómo planear su tiempo, como el juicio hacia los
contenidos, como no la hay en la escuela y el medio nuclear, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
La repetida
exposición a imágenes violentas favorece las conductas agresivas y lleva al
espectador a considerar ese clima como normal, alertó Manuel González Oscoy,
investigador de la FP de la UNAM.
FOTO 02
Los perjuicios
decrecen si el menor está acompañado de algún adulto que comente y valore las
escenas, propuso el especialista universitario Manuel González Oscoy.