06:00 hrs.  16 de Abril  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-301

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

REFUERZAN LA VIOLENCIA SOCIAL LAS  EXPOSICIONES A CONTENIDOS AGRESIVOS

 

 

·        Afirmó Manuel González Oscoy, investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM

·        Las agresiones son cada vez más gráficas, cercanas y sangrientas, señaló

·        Los perjuicios decrecen si el menor está acompañado de algún adulto que comente y valore las escenas, resaltó

 

 

 

La repetida exposición a imágenes violentas favorece las conductas sociales agresivas y lleva al espectador a considerar ese clima como normal; es decir, la brutalidad presenciada refuerza las tendencias de los receptores, afirmó Manuel González Oscoy, investigador de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Las agresiones son cada vez más gráficas, cercanas y sangrientas, reveló. Pueden llegar a ser fácilmente asequibles mediante cómics, dibujos animados, videojuegos, películas o series juveniles, en donde la expresividad del héroe está justificada y premiada; recibe admiración y éxito, pues su proceder ha servido para ayudar. Entonces, sus parámetros pueden ser no sólo emulados, sino recompensados, sin que exista un castigo potencial, añadió.

 

Debe tomarse en cuenta, señaló González Oscoy, que esta información participa en el proceso de socialización del niño y lo hace en tres niveles: presenta conductas imitables, proporciona imágenes para provocar determinadas acciones y es el medio para familiarizarlos con los valores de la sociedad del ocio y consumo, pues es probable que los preescolares no distingan la diferencia entre lo ficticio y la realidad.

 

Ciertamente, prosiguió, si se piensa en infantes y adolescentes, se comprueba que la repetida presentación de elementos crueles favorece la utilización de la agresividad como vía para resolver problemas cotidianos.

 

El maestro en psicología clínica sostuvo que observar acciones brutales provoca un estado de excitación o sobreestimulación y aumenta las posibilidades en el usuario de comportarse de manera similar.

 

Además, dijo, los menores de edad se podrían afectar si supiesen que otros infantes son las víctimas. Nada es más conmovedor que la muerte de un pequeño, pero se muestran los decesos e imágenes aterradoras de los caídos en las guerras del mundo. El saber sobre los desastres naturales que asuelan a regiones remotas también repercute.


Los perjuicios derivados decrecen si el menor está acompañado de algún adulto que comente y valore las escenas. Si no se dan explicaciones apropiadas, sugirió, los pequeños quedarán expuestos a otras informaciones, acaso distorsionadas y nocivas. “Poco a poco, conforme ha ido cambiando la sociedad, también ha aumentado la presencia de agresiones en situaciones reales, hasta llegar a superar a los hechos imaginarios”, consideró el investigador en psicología y arte.

 

Enseñándole al menor a dosificar este consumo, agregó González Oscoy, ya sea imponiéndole una restricción moderada, instruirlo sobre cómo manejar su tiempo y asignándole una cuota de distracción, se promueve su papel activo en sentido conceptual y afectivo, su capacidad asertiva que él mismo pueda darse y definir qué acepta de los mensajes.

 

Se busca, en todo caso, promover una cultura critica que involucre tanto cómo planear su tiempo, como el juicio hacia los contenidos, como no la hay en la escuela y el medio nuclear, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 01

 

La repetida exposición a imágenes violentas favorece las conductas agresivas y lleva al espectador a considerar ese clima como normal, alertó Manuel González Oscoy, investigador de la FP de la UNAM.

 

 

FOTO 02

 

Los perjuicios decrecen si el menor está acompañado de algún adulto que comente y valore las escenas, propuso el especialista universitario Manuel González Oscoy.