11:30 hrs.  6 de Abril  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-266

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

NO DEBEN IMPONERSE PERSPECTIVAS ACTUALES PARA ENFRENTAR LA CRISIS AMBIENTAL

 

·        Aseguró en la UNAM Stefanía Gallini, de la Universidad Nacional de Colombia

·        Participó en el Seminario ¿Es relevante la historia para los estudios ambientales?, organizado por  el Instituto de Biología

 

La magnitud y rapidez de los cambios ambientales de los últimos 70 o 100 años no encuentran paralelo en otras épocas de la historia, pero no por eso la perspectiva actual debe imponerse como la más apta para enfrentar la crisis del entorno, aseguró en la UNAM la especialista Stefanía Gallini.

 

La profesora del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia expuso, durante el Seminario “¿Es relevante la historia para los estudios ambientales?”, que se ha fortalecido este tema como un problema del presente, requiriendo soluciones nuevas y por inventar.

 

Empero, aclaró, se busca hacer historia de forma que las valoraciones expresadas por la sociedad contemporánea y las medidas adoptadas sobre la naturaleza tengan una perspectiva trascendental y de largo plazo.

 

En el auditorio del Jardín Botánico del Instituto de Biología, la doctora por la Universidad de Génova, Italia, dijo también que es un campo recién reconocido en América Latina. En el Segundo Simposio de Historia Ambiental Americana, en la Habana, Cuba, en 2003, se presentó la Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental, que agrupa a historiadores, geólogos y ecólogos, entre otros profesionales.

 

Añadió que la complejidad de importantes procesos de cambio ambiental vividos por la región exige miradas complejas y diacrónicas.

 

Recordó que la dicotomía clásica entre naturaleza y cultura, sobre la cual ha crecido la tradición occidental, ha fundamentado también la división entre ciencias sociales y naturales. A las primeras se les ha encargado el estudio de lo humano, entendido en su contraposición con lo natural.

 

Empero, argumentó, uno de los resultados de esta relación ha sido que las segundas han ejercido la hegemonía sobre el tema ambiental, moldeando el lenguaje, introduciendo palabras, definiendo la agenda de investigación y el marco interpretativo de los fenómenos.

 

Ante ello, reconoció, uno de los pocos impactos positivos de la crisis ecológica contemporánea y de la crítica ambientalista, motivada por el reconocimiento de esta situación, ha sido la “invasión” de este campo por las ciencias sociales y humanas.

 

Han surgido nombres nuevos para representar híbridos conceptuales y metodológicos, además de disciplinarios, que estudian al medio y las sociedades humanas como parte de un mismo ecosistema, abundó. Uno de ellos es el de historia ambiental, junto con la ecología política o histórica, biogeografía y una serie de disciplinas o campos de estudio disciplinarios.

 

Pero, prosiguió la académica, el tema no sólo ha traspasado las barreras de los departamentos de ciencias, sino que desde 1980 las agencias internacionales, como la Comisión Económica para América Latina o el Banco Interamericano de Desarrollo, han introducido este tema en las políticas públicas y presupuestos, y puesto en evidencia su dramático peso en las cuentas económicas, tanto de comunidades locales como nacionales.

 

La historia ambiental se ha gestado hasta ahora en tres direcciones: la primera se refiere al estudio de las interacciones de determinadas sociedades humanas con ecosistemas particulares que cambian de forma continua, explicó.

 

La segunda apunta a investigar las nociones culturales variantes de la relación hombre–naturaleza, es decir, ideas y representaciones que distintas sociedades han tenido; o sea, la forma en que éstas conciben a su entorno, señaló.

 

Stefanía Gallini indicó que la tercera dirección abarca la política ambiental, entendida no como las decisiones acerca del medio, sino referido a los movimientos ciudadanos y decisiones institucionales y legislativas relativas al manejo y protección ecológicos, como son los parques y reservas naturales.

 

Sin embargo, precisó, no deben entenderse como compartimentos o estancos, sino como capas superpuestas, continuamente intercomunicadas. “Las ideas, discursos, formas de representación acerca del medio importan, no como factores de contextos, sino como elementos concretos de transformación material de los ecosistemas”.

 

Se ha señalado que estos paradigmas alteran panoramas, desvían ríos, modifican la composición de los suelos, desplazan población humana y animal, cambian la dirección de circulación de microbios y hongos, desaparecen algunas especies y multiplican otras, alertó.

 

Las ideas, percepciones y representaciones de la naturaleza que cada cultura produce para conectarse con su entorno actúan como principios ordenadores y clasificadores del medio y de las relaciones que las personas tienen, deberían o se obligan a no tener con el mismo, informó.

 

Sostuvo que esta disciplina investiga los procesos de inserción de Latinoamérica en el mercado internacional. El desafío de la historia ambiental es entender el vínculo entre sociedad y medio ambiente al organizar esos paisajes culturales, sociales y políticos, cuál fue el papel que jugó en la construcción de lo que hoy es nuestro presente, concluyó.

 

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FOTO 1.

La especialista Stefanía Gallini aseguró en la UNAM que la perspectiva actual debe imponerse como la más apta para enfrentar la crisis del entorno.

 

 

FOTO 2

 

La profesora Stefanía Gallini intervino en el Seminario “¿Es relevante la historia para los estudios ambientales?”, efectuado en la UNAM, donde dijo que este tema se ha fortalecido en la actualidad.