Boletín UNAM-DGCS-249
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
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Indicó en la UNAM el profesor Alastair
McCartney, del Rothamsted Research, de Gran Bretaña
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Existen métodos para detectar las
esporas en bajas concentraciones, aún antes de infectar las plantas u observar
sus síntomas, reveló
Con el fin de prevenir enfermedades epidémicas en los
cultivos, los científicos buscan entender el proceso de dispersión de las
biopartículas en la atmósfera, indicó en la UNAM Alastair McCartney.
El profesor del Rothamsted
Research, de Gran Bretaña, añadió –en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de
esta casa de estudios– que los análisis pretenden conocer sus concentraciones y
persistencia en el aire, identificar sus fuentes de origen, además de cómo y
cuándo se extienden los microorganismos en el medio ambiente.
El investigador explicó que
hay muchos agentes que atacan los sembradíos. Sin embargo, a veces es
infructuoso tratar de evitar su diseminación atmosférica y su conversión en
epidemia. Sin embargo, ya se pueden detectar las esporas en bajas
concentraciones, aún antes de infectar las plantas u observar sus síntomas.
De hecho, existen distintos
métodos para colectar las biopartículas. El más sencillo es el tradicional:
poner una caja de Petri con un medio de cultivo, para luego dejar que crezcan
dichos microorganismos. Pero tiene ciertas desventajas, reconoció, pues no
permite saber cuántas biopartículas hay por metro cúbico de aire; es lento,
requiere de gente hábil para detectar lo que se busca, y hay dificultad para
identificarlas.
Otros son los inmunológicos,
que usan anticuerpos para reconocer tipos específicos, aseguró al dictar la
conferencia Diseminación y detección de partículas biológicas.
También se cuenta con los
basados en la biología molecular, en la detección de ADN, los cuales son
novedosos, rápidos y efectivos; tienen un gran potencial, expresó. Se toma una
muestra y se sabe si se tiene o no en el ambiente un hongo específico. Su
ventaja es que se pueden identificar diez esporas por metro cúbico; es decir,
cuando sus concentraciones no afectan todavía el cultivo. Lo mejor es que en
ese momento se pueden emprender medidas de control. O quizá todavía no las
tiene y, por tanto, no conviene gastar en fungicidas, los cuales dañan el
entorno.
Por ello, Alastair McCartney
se preguntó si el futuro del manejo de las enfermedades de las plantaciones
consistirá en un monitoreo de las esporas, esos datos irían a una computadora y
de ahí se podrán controlar sus padecimientos.
Asimismo, el investigador
destacó que contar con nuevos métodos puede ayudar a la detección y control del
bioterrorismo. “Si en algún momento dado hay peligro de que se esté dispersando
a la atmósfera algún microorganismo patógeno de esa naturaleza, podría con facilidad
determinarse”.
La idea sería verificar
constantemente el ambiente, por seguridad. Sería fácil saber si es antrax,
ejemplificó o algún microorganismo patógeno que pueda distribuirse con rapidez.
Alastair McCartney habló
también del triángulo de la enfermedad. Primero debe existir un inóculo o
biopartícula y un huésped susceptible, que puede ser una planta, animal o ser
humano; de ahí se desencadena el padecimiento.
Por último, concluyó que los
modelos que permiten conocer la dispersión de esporas –proceso en donde el
viento juega un papel especial: cuando es mayor, menor concentración de
aquellas– se pueden aprovechar para estudiar la contaminación atmosférica.
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FOTO 01
El profesor inglés Alastair
McCartney indicó en la UNAM que con el fin de prevenir la contaminación en
cultivos los científicos buscan entender el proceso de dispersión de las
biopartículas en la atmósfera.
FOTO 02.
Es posible
detectar las esporas en bajas concentraciones, aún antes de infectar las plantas
u observar sus síntomas en los cultivos, mediante novedosas técnicas de
análisis, aseveró en la UNAM el profesor Alastair McCartney.