06:00 hrs.  30 de Marzo  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-237

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

DEBE CONSIDERAR LA LEGISLACIÓN MEXICANA A LAS BALLENAS JOROBADAS COMO ESPECIE AMENAZADA

 

·        Por sus hábitos costeros  es vulnerable a las actividades humanas, aseguró Luis Medrano González, de la FC de la UNAM

·        Necesario revisar la autorización del uso de aperos de pesca, problema creciente de mortalidad de esas especies y otros mamíferos marinos, dijo

·        La Universidad participa en Splash, proyecto internacional que busca impulsar la conservación de esos animales en el Pacífico norte

 

La legislación mexicana debe considerar a las ballenas jorobadas como especie amenazada, ya que, aunque se encuentra en proceso de recuperación, es de hábitos costeros y, por tanto, vulnerable a las actividades humanas, aseguró Luis Medrano González.

 

El jefe del Laboratorio de Animales Marinos de la Facultad de Ciencias de la UNAM, aclaró que la norma oficial mexicana que define el estado de las especies establece que la categoría de esos cetáceos es de “protección especial”.

 

En muchos lugares del mundo, dijo, ese grupo animal tiene la categoría de amenazada y “nuestro país debería tomar esa acción precautoria”.

 

 

Recordó que desde hace dos años se propuso a las autoridades correspondientes un Plan de Investigación y Conservación de la Ballena Jorobada para México, que existe desde 1991 en Estados Unidos.

 

Financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el proyecto se presentó a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), que a su vez lo entregó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, donde ahora está en revisión, reveló.

 

Ese estudio también propone revisar la autorización del uso de aperos de pesca, que representa un problema creciente de mortalidad de las ballenas y otros mamíferos marinos, agregó.

 

Al respecto comentó que “no hay un registro de las muertes de estos animales por esta causa, porque no se ha hecho un análisis sistemático de la abundancia y uso de las redes en México. De lo que sí nos damos cuenta es que este tipo de accidentes o enmallamientos es cada vez más frecuente, como se vio recientemente”.

 

El científico también alertó acerca del desarrollo de actividades recreativas, que tiene diversos efectos en las poblaciones de cetáceos, debido al ruido del tránsito marítimo, el acoso directo de las embarcaciones a las ballenas y la degradación del hábitat asociada al desarrollo urbano.

 

Todos estos hechos tienen efectos negativos en las concentraciones de jorobadas. “Hemos detectado cambios importantes a largo plazo en su distribución”, añadió. Es decir, esos animales están mudando sus sitios de estancia por otros menos adecuados debido al turismo.

 

Medrano González advirtió que es necesario restringir más la actividad turística. “Pensamos que las poblaciones actuales de ballenas no permiten sustentar a los intereses económicos alrededor de ellas”. Así ocurre en sitios como Bahía Banderas, en el Pacífico, donde está en riesgo el hábitat y reproducción de las jorobadas.

 

 

 

Asimismo, el universitario señaló que su laboratorio participa en Splash, un proyecto internacional que busca impulsar un esfuerzo de conservación de gran alcance de esas ballenas en el Pacífico norte, mediante el conocimiento de la abundancia, diversidad genética y toxicología de los ejemplares de esa región.

 

Es dirigido por la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de EU. Intervienen también investigadores de países como Japón, Canadá y México, a través de la UNAM y la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

 

Splash, indicó Luis Medrano, se inició el año pasado. Los trabajos de campo se extenderán hasta el año entrante. Luego, el análisis de los datos obtenidos tardará alrededor de dos años más. La Universidad Nacional, invitada a colaborar, se adhiere al esfuerzo de estudio y conservación de esos cetáceos, aportando el resultado de sus investigaciones.

 

Al respecto, abundó que desde 1986 en las costas del Pacífico mexicano, y desde 1987 en las Islas Revillagigedo, la presencia de los científicos universitarios es constante.

 

En particular, en esas islas (de condición prístina, sin alteración humana) Medrano González y sus estudiantes han encontrado que entre la población de jorobadas, la cual es de más de mil ejemplares, la tasa de natalidad es mayor que en la costa, de 12 y 10 por ciento respectivamente.

 

En la región, por ejemplo, en Isla Socorro, los científicos han descubierto que se registra una competencia de los machos por las hembras con cría, hecho contrario a lo que ocurre en las costas. "Eso haría que muchas hembras puedan tener crías cada año y no cada dos como ocurre en el continente, por eso la tasa de crecimiento es mayor en las Revillagigedo", explicó.

 

Se piensa que el canto de las ballenas es un despliegue de atracción hacia las hembras y, por lo tanto, un componente de competencia sexual entre machos por el apareamiento, abundó.

 

 

Pero también entre los machos se establecen grupos donde se registran agresiones. "Queremos conocer cómo esta forma de competencia, de ataque directo, se relaciona con la otra", refirió. Ello podría deberse, precisamente, a factores como la abundancia relativa de hembras, las cuales en principio no estarían disponibles si están lactando, aunque no ocurre así en las islas.

 

"Creemos que eso tiene que ver con la ecología de las zonas de alimentación, menos perturbadas por la actividad humana, que en las islas, donde disponen de más comida que en las costas de México", adelantó.

 

En realidad, reconoció el experto, la reproducción depende de cómo consuman esos animales en el verano, lo cual se determina mediante el estudio de los tejidos grasos de las ballenas.

 

Al respecto expuso que la ingesta es variable entre las ballenas que habitan las islas y las costas de México; las primeras, por ejemplo, tienen sus zonas de vida en Alaska. Además, influyen otros factores como El Niño, que produce cambios en la dieta y su abundancia. Después de que se registra ese fenómeno la concentración de ácidos grasos es menor y diferente, es decir, "comen menos y otras cosas".

 

Normalmente se nutren de varias especies, de pequeños crustáceos y peces, como arenques, sardinas o capelanes. "Sabemos si cambia la dieta y si comen o no", precisó. Además, en estudios realizados en otras partes del mundo se han identificado en estos animales contaminantes diversos, metales pesados e hidrocarburos clorados derivados del DDT.

 

Por  último, Luis Medrano aclaró que en el Golfo de México no es usual la presencia de ballenas jorobadas, "pero tampoco tiene nada de extraordinario ni es nuevo", ya que en el Atlántico noroccidental existe una población de 10 mil ejemplares que se alimenta desde la costa oriental de EU hasta Groenlandia y que durante el invierno migra a las Antillas para reproducirse.

 

Algunos de los cetáceos en su camino de regreso al norte, pueden distribuirse sobre la costa del Golfo de México, hasta Florida, por lo que no es raro que algunas se adentren en esa zona, llegando hasta las cercanías del puerto de Veracruz. Se trata, concluyó, de un evento que no es extraordinario, tampoco es nuevo, pero sí es poco usual.

 

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Las ballenas jorobadas son vulnerables a las actividades humanas por sus hábitos costeros, por lo que debe protegérseles, aseguró el investigador de la UNAM Luis Medrano González

 

 

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La legislación mexicana debe considerar a las ballenas jorobadas como especie amenazada, recomendó Luis Medrano González, jefe del Laboratorio de Animales Marinos de la Facultad de Ciencias de la UNAM.

 

 

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El jefe del Laboratorio de Animales Marinos de la FC de la UNAM, Luis Medrano González, aclaró que se labora con el proyecto internacional Splash, para conservar las ballenas del Pacífico norte.