06:00 hrs.  22 de Marzo  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-220

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

 

FUNDAMENTAL, LA ATENCIÓN DE LA ENFERMERÌA HACIA LAS EMBARAZADAS

 

·        Coincidieron en señalar Leticia Hernández y Angelina Rivera, profesoras de la ENEO de la UNAM

·        En el mundo, alrededor de 500 mil mujeres mueren al año por complicaciones de la gestación

·        Involucra el cuidado de la madre, feto y del recién nacido, pero también al padre, familia o a los interesados

 

La atención que brinda el profesional de enfermería a las embarazadas es de vital importancia. En el mundo, alrededor de 500 mil mujeres mueren al año por complicaciones en la gestación; en México hay 5.8 por ciento de muertes maternas por cada 10 mil nacidos vivos, coincidieron en señalar Leticia Hernández Rodríguez y Angelina Rivera Montiel, profesoras de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM.

 

Entre sus responsabilidades, añadieron, destaca la atención primaria: detección y atención oportuna de factores de riesgo por medio de estrategias básicas, como vigilancia del incremento de peso, presión arterial, orientación en aspectos relacionados con la alimentación, pues de ello dependerá el crecimiento del feto, favoreciendo la disminución de riesgos en el trabajo de parto y después del alumbramiento.

 

Leticia Hernández explicó que involucra el cuidado de la madre, feto y del recién nacido, pero también al padre, familia o a los interesados.

 

La enfermera o enfermero tienen elementos teóricos y prácticos para la atención durante la gestación; incluso con madres que por distintas circunstancias “tienen un alto riesgo que podría afectar su vida e incluso predisponer a la muerte”, como hipertensión, hemorragias (relacionadas con el aborto) e infecciones durante el puerperio, principales causas de deceso materno en nuestro país, agregó.

 

A su vez, Angelina Rivera Montiel destacó que si en una valoración prenatal, identifica altos factores de riesgo, debe compartir la responsabilidad con el médico. De esta manera, se manejan aspectos de prevención enfocada a limitar daños; y si se presentan, de rehabilitación.

 

Otra actividad es la consejería en planificación familiar, lo que permite a la mujer tomar la decisión libre y responsable de los aspectos relacionados con el número de hijos que se deseen tener y el espaciamiento entre cada uno de ellos. Una vez nacido el vástago, se encarga del seguimiento y control del crecimiento del niño, expresó.

 

Al hablar sobre las herramientas con que cuenta esta profesional explicó que una de ellas es la parte disciplinaria, donde el objeto de estudio principal es el cuidado de la persona; detrás de ello hay una fundamentación filosófica y epistemológica.

 

“Estamos en una transición, pues nuestro eje durante muchos años fue la enfermedad y su curación. Esto hacía ver al sujeto en su dimensión biológica”, aseguró; de ahí la renovación conceptual desde los años 50, pero que en México no se la había puesto atención.

 

Se pasó a un paradigma de cuidado, con el método atención–enfermería. Así, precisó, a través de diferentes procesos de valoración se pueden identificar las necesidades biológicas, sociales, psicológicas, culturales y espirituales.

 

Leticia Hernández resaltó que la labor de la enfermera también implica necesidades educativas; es decir, “de adecuar las atenciones que debe tener una madre con ella misma y con su hijo a sus recursos”; es decir, a sus prácticas culturales. Con ello se hace una negociación para lograr factores positivos para su salud.

 

En cuanto a los embarazos en las adolescentes, estos implican mayores factores de riesgo que ponen en peligro su salud y la del producto. Advirtió que las adolescentes menores de 18 años tienen mayor peligro que las de entre 20 y 35 años. Sus capacidades, desarrollo y maduración biológica no son las mismas.

 

A lo anterior se suman repercusiones emocionales, pues en su mayoría se preñaron en su primer contacto sexual. Esto significa, dijo, que no son planeados ni deseados, por lo que llegan a situaciones de ansiedad y agresión tanto con ellas mismas como con sus hijos.

 

De esta manera, para este sector de la población, la atención no sólo se enfoca al parto, sino a acciones preventivas. Por ejemplo, trabaja en educación para la salud con jóvenes, usa la consejería para prevenir e informar sobre aspectos relacionados con enfermedades de transmisión sexual, argumentó.

 

En cuanto a amamantar al bebé, Rivera Montiel apuntó que la mujer tiene muchas dudas sobre cómo hacerlo. “No todas tienen la orientación para ello, y es ahí donde entra la enfermera”.

 

Frecuentemente se juzga a quien no quiere darle pecho al niño, sin embargo, es erróneo, “no sabemos si fue violada, si vive un proceso de duelo, pues tiene que compartir a su bebé con los demás”. Es decir, como profesionales de la salud “debemos investigar si la joven tiene temores que le impidan enfrentar la maternidad, o si pasa por un proceso en donde se siente desplazada, pues toda la atención se enfoca a su hijo”, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01.

 

En el mundo, alrededor de 500 mil mujeres mueren al año por complicaciones en la gestación; en México hay 5.8 por ciento de muertes maternas por cada 10 mil nacidos vivos, revelaron profesoras de la UNAM.

 

 

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Entre las responsabilidades de la enfermera materno–infantil, destaca la detección y atención oportuna de factores de riesgo en la mujer embarazada, señaló Leticia Hernández Rodríguez, de la ENEO de la UNAM.

 

 

FOTO 03

 

Angelina Rivera Montiel, de la ENEO de la UNAM, destacó la importancia de la prevención en embarazadas, enfocada a limitar daños; y en caso de que éstos se presenten, se brinda rehabilitación.