Boletín UNAM-DGCS-220
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
FUNDAMENTAL, LA ATENCIÓN DE LA ENFERMERÌA HACIA LAS EMBARAZADAS
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Coincidieron en
señalar Leticia Hernández y Angelina Rivera, profesoras de la ENEO de la UNAM
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En el mundo, alrededor
de 500 mil mujeres mueren al año por complicaciones de la gestación
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Involucra el cuidado
de la madre, feto y del recién nacido, pero también al padre, familia o a los
interesados
La atención que brinda el profesional de
enfermería a las embarazadas es de vital importancia. En el mundo, alrededor de
500 mil mujeres mueren al año por complicaciones en la gestación; en México hay
5.8 por ciento de muertes maternas por cada 10 mil nacidos vivos, coincidieron
en señalar Leticia Hernández Rodríguez y Angelina Rivera Montiel, profesoras de
la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM.
Entre sus responsabilidades,
añadieron, destaca la atención primaria: detección y atención oportuna de
factores de riesgo por medio de estrategias básicas, como vigilancia del incremento
de peso, presión arterial, orientación en aspectos relacionados con la
alimentación, pues de ello dependerá el crecimiento del feto, favoreciendo la
disminución de riesgos en el trabajo de parto y después del alumbramiento.
Leticia Hernández explicó que
involucra el cuidado de la madre, feto y del recién nacido, pero también al
padre, familia o a los interesados.
La enfermera o enfermero
tienen elementos teóricos y prácticos para la atención durante la gestación;
incluso con madres que por distintas circunstancias “tienen un alto riesgo que
podría afectar su vida e incluso predisponer a la muerte”, como hipertensión,
hemorragias (relacionadas con el aborto) e infecciones durante el puerperio,
principales causas de deceso materno en nuestro país, agregó.
A su vez, Angelina Rivera
Montiel destacó que si en una valoración prenatal, identifica altos factores de
riesgo, debe compartir la responsabilidad con el médico. De esta manera, se
manejan aspectos de prevención enfocada a limitar daños; y si se presentan, de
rehabilitación.
Otra actividad es la
consejería en planificación familiar, lo que permite a la mujer tomar la
decisión libre y responsable de los aspectos relacionados con el número de
hijos que se deseen tener y el espaciamiento entre cada uno de ellos. Una vez
nacido el vástago, se encarga del seguimiento y control del crecimiento del
niño, expresó.
Al hablar sobre las herramientas con que
cuenta esta profesional explicó que una de ellas es la parte disciplinaria,
donde el objeto de estudio principal es el cuidado de la persona; detrás de
ello hay una fundamentación filosófica y epistemológica.
“Estamos en una transición,
pues nuestro eje durante muchos años fue la enfermedad y su curación. Esto
hacía ver al sujeto en su dimensión biológica”, aseguró; de ahí la renovación
conceptual desde los años 50, pero que en México no se la había puesto
atención.
Se pasó a un paradigma de
cuidado, con el método atención–enfermería. Así, precisó, a través de
diferentes procesos de valoración se pueden identificar las necesidades
biológicas, sociales, psicológicas, culturales y espirituales.
Leticia Hernández resaltó que la labor de
la enfermera también implica necesidades educativas; es decir, “de adecuar las
atenciones que debe tener una madre con ella misma y con su hijo a sus
recursos”; es decir, a sus prácticas culturales. Con ello se hace una
negociación para lograr factores positivos para su salud.
En cuanto a los embarazos en
las adolescentes, estos implican mayores factores de riesgo que ponen en
peligro su salud y la del producto. Advirtió que las adolescentes menores de 18
años tienen mayor peligro que las de entre 20 y 35 años. Sus capacidades,
desarrollo y maduración biológica no son las mismas.
A lo anterior se suman
repercusiones emocionales, pues en su mayoría se preñaron en su primer contacto
sexual. Esto significa, dijo, que no son planeados ni deseados, por lo que
llegan a situaciones de ansiedad y agresión tanto con ellas mismas como con sus
hijos.
De esta manera, para este sector
de la población, la atención no sólo se enfoca al parto, sino a acciones
preventivas. Por ejemplo, trabaja en educación para la salud con jóvenes, usa
la consejería para prevenir e informar sobre aspectos relacionados con
enfermedades de transmisión sexual, argumentó.
En cuanto a amamantar al bebé,
Rivera Montiel apuntó que la mujer tiene muchas dudas sobre cómo hacerlo. “No
todas tienen la orientación para ello, y es ahí donde entra la enfermera”.
Frecuentemente se juzga a
quien no quiere darle pecho al niño, sin embargo, es erróneo, “no sabemos si
fue violada, si vive un proceso de duelo, pues tiene que compartir a su bebé
con los demás”. Es decir, como profesionales de la salud “debemos investigar si
la joven tiene temores que le impidan enfrentar la maternidad, o si pasa por un
proceso en donde se siente desplazada, pues toda la atención se enfoca a su
hijo”, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01.
En el mundo,
alrededor de 500 mil mujeres mueren al año por complicaciones en la gestación;
en México hay 5.8 por ciento de muertes maternas por cada 10 mil nacidos vivos,
revelaron profesoras de la UNAM.
FOTO 02
Entre las responsabilidades de la
enfermera materno–infantil, destaca la detección y atención oportuna de
factores de riesgo en la mujer embarazada, señaló Leticia Hernández Rodríguez,
de la ENEO de la UNAM.
FOTO 03
Angelina Rivera
Montiel, de la ENEO de la UNAM, destacó la importancia de la prevención en
embarazadas, enfocada a limitar daños; y en caso de que éstos se presenten, se
brinda rehabilitación.