06:00 hrs.  22 de Marzo  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-219

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

EVOLUCIÓN Y TRANSFORMACIÓN PERMANENTE DEL LENGUAJE

 

·        La académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Tatiana Sule, dijo que cambia de acuerdo con el tiempo y las necesidades de la población

·        Aclaró que México no ha perdido su identidad en esta materia, porque la lengua no se remite a las palabras, sino a aspectos como la cultura de los pueblos

 

El lenguaje vive un permanente proceso de evolución y transformación de acuerdo con el tiempo y las necesidades de la población, pero nunca sufre retrocesos. Es un hecho vivo, un fenómeno inherente que resulta inevitable, afirmó la académica de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, Tatiana Sule.

 

Precisó que, por lo regular, los cambios presentados tienen su causa en los usos, por lo que son continuos. Sin embargo, aclaró, hasta el momento México no ha perdido su identidad en esta materia, porque la lengua no se remite sólo a las palabras, sino a otros aspectos importantes, como la cultura de los pueblos.

 

Ejemplificó que hace cinco años nadie decía palabras altisonantes o populares en la televisión; hoy se usan todas y se han convertido en un hecho exótico. Se incorporaron hasta por clases sociales y perdieron cargas anteriores, como las groserías. Tales son los casos de “güey” o “chido”. Antes “gacho” no era aceptada y ahora es común.

 

En la actualidad, destacó, las modificaciones más importantes se dan en la lengua escrita y, como hecho novedoso, surgen con la utilización del chat, Internet, y con los mensajes de texto a través de los teléfonos celulares.

 

En entrevista, la jefa de Estudios Profesionales de la FFyL explicó que en estos dos últimos casos es reciente la reducción de palabras a siglas o claves, pues se empezaron a usar hace no más de cuatro años. Sin embargo, se ha generalizado por ser una comunicación rápida.

 

Es un fenómeno interesante, abundó, porque primero existían en la jerga juvenil o en un argot específico. Ahora es un tipo de escritura no sólo compartida por este sector sino reflejada en todos los ámbitos, hasta alcanzar a los adultos; ello hace pensar que se puede generalizar entre toda la población.

 

Ese grupo, dijo, utiliza más los mensajes a través del teléfono celular por ser más fácil, silencioso y económico. Ejemplificó con palabras como “te quiero mucho”, las cuales abrevian con “TQM”.

 

Tatiana Sule manifestó que también hay simplificación ortográfica: la Q se sustituye con la K; algunos vocablos se cambian por caracteres ajenos al alfabeto, como la X de las matemáticas en lugar de “por”, los signos + y – en vez de sus similares. En otros casos, utilizan iconos, escritura conocida como “emoticones”, que denotan emociones: carita feliz, triste, corazón, sorpresa, admiración.

 

Se mostró sorprendida de que, en el caso de los adolescentes, al chatear se cambian el nombre de identificación cada semana. Lo interesante, dijo, es que muchos de ellos buscan con fervor el verso más bonito, romántico o que diga más sobre su personalidad.

 

Otra de las observaciones, dijo, es que los muchachos de secundaria reportan que cuando escriben sus apuntes o trabajos de la escuela deben reflexionar sobre la forma de anotar las palabras, porque ya están acostumbrados a su lenguaje particular. Incluso, reconocen que se equivocan y escriben con su argot, con mensajes cortos e iconografía, provocando errores.

Esto muestra, argumentó, cómo es una necesidad generada del propio uso de estos mensajes, que avanza en forma vertiginosa. A largo plazo, esta influencia podría propiciar cambios ortográficos reales en la escritura, la cual siempre es más conservadora que la lengua hablada.

 

La especialista subrayó que otro fenómeno es la forma particular de expresarse de la población. Los diferentes grupos –sin importar la edad–, usan palabras exclusivas por sector.  Los cambios, insistió, se dan por necesidades de la gente. Por lo regular tienen su causa en los usos. Como la lengua tiene vida propia, no se pueden evitar las transformaciones. Los hablantes mandan, así el lenguaje no se enriquece ni empobrece, simplemente cambia.

 

Hoy día, señaló, la innovación se da en una clase social con acceso a telefonía celular e Internet. Para que se extienda a otros medios pasará un tiempo, porque está relacionado con aparatos y sistemas. Debe considerarse que los diferentes grupos sociales tienen alcance de las cosas en momentos distintos.

 

A esto se suma el hecho de que idiomas como el inglés y costumbres estadounidenses han invadido México en distintos rubros, como el lenguaje, en forma inevitable, sobre todo en materia de informática. Ahí están palabras como Web, software, escanear. Este fenómeno se genera en todas las lenguas del mundo, porque es el idioma internacional del momento, pero siempre hay un equilibrio.

 

De repente, advirtió, hay voces de alerta sobre una invasión del inglés; pero, por ejemplo, en la frontera es inevitable, porque al estar en contacto con otra habla, no se puede impedir que se use un mayor número de palabras influidas, como “troca” o “parqueo”. Tatiana Sule refirió que es un proceso de adaptación, pero por el momento no se puede decir que a México lo vaya a absorber el inglés.

 

El estudio iniciado en la FFyL sobre estos cambios del lenguaje, externó, está en etapa de observación, luego se hará un proyecto formal de investigación. Los lingüistas de la Universidad deberán dedicar una parte de su análisis a este fenómeno, pues las mutaciones son permanentes, concluyó.

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PIES DE FOTO

 

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La académica de la FFyL de la UNAM, Tatiana Sule, dijo que es permanente la evolución y transformación del lenguaje y cambia de acuerdo con el tiempo y las necesidades de la población.

 

 

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A pesar de la permanente mutación del lenguaje, México no ha perdido su identidad en esta materia, porque no se remite sólo a las palabras sino a aspectos como la cultura de los pueblos, afirmó la académica de la FFyL de la UNAM, Tatiana Sule.