Boletín UNAM-DGCS-215
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
EL DEPORTE PUEDE GENERAR TRASTORNOS ALIMENTICIOS
·
Advierte Gilda Gómez Pérez-Mitre, de Posgrado de la Facultad de
Psicología
·
Las gimnastas y nadadoras, entre otras disciplinas, son más vulnerables a padecer conductas
nocivas, al practicar disciplinas donde exhiben su cuerpo, convertido en
instrumento de trabajo
El deporte puede convertirse en factor de
riesgo si genera trastornos alimenticios como ansiedad, perfeccionismo o alta
dependencia al ejercicio, que en casos extremos llevarían a la anorexia o
bulimia en los ejercitantes, señaló Gilda Gómez Pérez-Mitré, de la Facultad de
Psicología (FP) de la UNAM.
De ahí que científicos de esta casa de estudios
realicen investigaciones para identificar posibles conductas nocivas en la
ingesta de los atletas de alto rendimiento en nuestro país, lo que podría dañar
su salud, al hacer vulnerable al individuo de contraer alguna enfermedad.
Resaltó que las gimnastas y nadadoras tienen
mayor peligro, porque practican disciplinas donde exhiben su cuerpo, el cual se
convierte en instrumento de trabajo. Hay mayor probabilidad de una preocupación
excesiva por su imagen externa y de que los transfiera a sus hábitos
alimenticios. “El riesgo depende de qué tanto exponga su figura a las miradas”.
Explicó que en las sociedades
occidentales se le da mucho valor a la complexión delgada, estereotipo
aprendido desde la familia, escuela y medios de comunicación, los cuales
enseñan –muchas de las veces de manera inconsciente– “el ideal de belleza”. Es
en el proceso de socialización donde se introyecta ese objetivo.
Refirió que un deportista puede llegar a
sufrir ansiedad por presiones internas o externas. Existen jóvenes que no
admiten errores, alcanzar la meta en primer lugar es lo fundamental; se
obsesionan por ganar, y para ello se tensan a sí mismos.
Pero subrayó que la parte genética
también puede influir, pues intervienen diferentes niveles de registro, como
los de carácter bioquímico. En este caso llegan a sentirse coaccionados por el
medio y, en muchos casos, por los entrenadores y las propias familias; se
plantean altas metas, sobre todo en competencias de alto rendimiento.
Por su parte, Alfredo Hernández Alcántara
y José Salinas, estudiantes del doctorado de la FP, destacaron la importancia
del trabajo realizado bajo la supervisión de Gómez Pérez-Mitré.
Resaltaron que en el ámbito
internacional, el análisis sobre trastornos alimentarios en atletas está
documentada ampliamente; sin embargo, en México es escaso o nulo. Por ello,
esta línea de trabajo le confiere un carácter especial, pues pone atención en
factores asociados con conducta nutricional en deportistas profesionales y en
variables características de población ejercitante.
Al explicar sus avances, Hernández Alcántara
informó que tomó una muestra de más de mil sujetos mexicanos (nadadores y
gimnastas), para detectar los elementos dañinos en los hábitos de ingesta, que
pueden dividirse en cuatro grandes grupos: los asociados con la imagen
corporal; con conducta alimentaria; con el cuerpo real o biológico; y con
prácticas compensatorias.
Los resultados preliminares muestran que
el deporte se relaciona con factores de riesgo, como la preocupación por el
peso y la alteración de la imagen corporal, que puede interpretarse como la
percepción subjetiva del grado de desviación o diferencia entre el peso real y
el imaginario que un sujeto experimenta en relación con su talla.
A su vez, José Salinas resaltó que cuando
una gimnasta cree estar gorda, a pesar de ser delgada, tendrá un factor de
riesgo claro, porque si ellas consideran tener más peso del que tienen, podría
ser que incurran en alguna ingesta inadecuada (como dietas restrictivas,
consumo excesivo de menús “light”, uso de laxantes o ayunos, entre otras prácticas).
Informó que el Índice de Masa Corporal
(IMC) de estas deportistas es bajo; “hablamos de un índice de 18 o menos, por
ello es un factor de riesgo, ya que el IMC de 17.5 ya es considerado como
indicador de anorexia”. Por ello,
señaló, las deportistas de élite sí se hayan en peligro, no se sabe si
desarrollarán o no un trastorno, pero sí es dañino.
Al retomar su exposición sobre
prevención, Gómez Pérez-Mitré destacó que la información que generan estas
investigaciones servirá para saber qué estrategias pueden desarrollarse.
Uno de los abordajes adecuados para este
propósito sería el de reestructuración cognitivo conductual, consistente en
enseñar a los sujetos a interpretar y responder al medio ambiente de una manera
más saludable. Desde cómo desarrollar competencias o habilidades sociales, por
ejemplo, hasta ser asertivos. “Uno de los problemas más graves para que los
chicos sean más vulnerables a los factores de riesgo en trastornos de la
conducta alimentaria, es que no saben decir no y aceptan la información sin
crítica“; por ello, sería importante que el niño formara parte de audiencias de
recepción informada.
Otra cuestión es el manejo de su
autoestima, cómo enseñarles a las adolescentes a quererse, respetarse, aceptar
su cuerpo, cómo valorarse, y cómo mejorar su autoconcepto, entre otros
aspectos, concluyó.
-0o0-
PIES DE FOTO
FOTO 01
Alfredo Hernández
y José Salinas, estudiantes del doctorado de la FP de la UNAM, señalaron que
según estudios, las gimnastas creen estar gordas, a pesar de estar delgadas; es
un factor de riesgo claro, por el que podría incurrir en alguna conducta
alimentaria inadecuada.
FOTO 02.
En la Facultad de
Psicología de la UNAM se analizan los factores de riesgo asociados con conducta
alimentaria, en especial de deportistas. A cargo de esta investigación se
encuentra Gilda Gómez Pérez-Mitré.