06:00 hrs.  19 de Marzo  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-213

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

 

EN AUMENTO LA BÚSQUEDA AFECTIVA EN LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

 

·        El ser humano recurre a la búsqueda de sexo en Internet y la telefonía, así como en los llamados table dance o salas de masaje

·        Sustituyen los encuentros reales por fantasías, indicó José de Jesús González Núñez, profesor de la Facultad de Psicología

·        Todos estos recursos son consumidos porque están disponibles en el mercado; la facilidad de acceder a ellos posibilita el incremento de su demanda, consideró

 

En una época donde crece la necesidad de afecto entre la gente, el ser humano recurre a la búsqueda de sexo en Internet y la telefonía, en los llamados table dance o salas de masaje, que sustituyen los encuentros reales por fantasías, afirmó José de Jesús González Núñez, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

Todos estos recursos son consumidos porque están disponibles en el mercado; la facilidad de acceder a ellos posibilita el incremento de su demanda, aunque las exigencias amorosas entre las personas sigan insatisfechas, añadió.

 

La sexualidad, consideró, tiene tres funciones primordiales: la procreación, reafirmar la personalidad y el placer. Sin embargo, en los últimos años se ha invertido esa jerarquía, porque ya no se busca agrandar la descendencia, ni obtener cariño que afiance como hombre o mujer; por ello, persiguen otros tipos de contacto físico, visual o auditivo.

El sujeto tiene como objetivo gratificar sus necesidades de ser escuchado, de tocar y ver; por eso acude a los table dance, consulta pornografía en la red, participa en chats, utiliza las hot lines y busca citas a ciegas ofertadas en anuncios de periódicos y revistas, precisó.

 

Por ejemplo, dijo, en el caso de la Internet, la persona supone que la computadora tiene vida y le da un contenido simbólico, pues sólo basta con apretar los botones adecuados para encontrar lo requerido. Con el tiempo se vuelven adictas a estos estímulos, aunque realmente nunca les retribuyan afectos; es entonces cuando adoptan conductas patológicas como las perversiones, entendidas como desviaciones en las prácticas y modos de obtener placer sexual.

 

Esta gente no advierte que no es tratada como ser humano, sino como objeto de gratificación económica y pasa a formar parte de una transacción comercial, subrayó.

 

Este fenómeno también se advierte en las relaciones de pareja, que suponen un compromiso emocional libre, pero si interfiere el hedonismo en alguno de ellos, puede aparecer la infelicidad unilateral y no hacerse los esfuerzos necesarios para mantener ese vínculo.

 

De hecho, los casados dejan de tocarse y comienzan una “competencia” para dar cada vez menos. El marido acusa a su esposa de no satisfacerlo emocional y sexualmente, y su contraparte se siente resentida; por lo mismo, no atiende las necesidades de su cónyuge. En ese momento se buscan soluciones fáciles, refirió.

 

Hoy día, destacó, a ambos les cuesta mantenerse estables y prefieren encuentros donde no se involucren. Así, mientras la mujer aprende a pedir lo que quiere y necesita, el hombre no lo hace porque teme asumir obligaciones y fallar. Por eso no establecen lazos permanentes.

 

El especialista en psicología de lo masculino consideró que los estímulos de gratificación en las relaciones amorosas no han cambiado, siguen siendo los mismos. “Si establezco una pareja y soy consciente: la enamoro, me dedico a verla, escucharla, a buscar el contacto físico y a expresarle mi amor”.

 

Pero cualquier desatención o mentira levanta resentimientos; “ya no doy elementos cariñosos, por esas limitaciones afectivas y el enojo; entonces se pierden los elementos que animaban esa unión”, abundó.

 

En esos momentos, en lugar de hacer un esfuerzo por mantenerse juntos, se piensa que es más fácil terminar porque ya no es placentero y no alimenta los afectos. Ante esta situación, se debe pensar que todos somos ambivalentes frente al otro, es decir, tenemos cualidades y defectos, los cuales el verdadero amor trata de tolerarlos y ayuda a solucionarlos, subrayó.

 

De seguir esta situación, advirtió, el futuro de las relaciones amorosas es que se favorezca la poliandria en la mujer y la poligamia en el hombre; que se dé más el aislamiento y los sujetos busquen más vínculos por teléfono e Internet, en lugar de algo real.

 

Entonces el sexo perdería por completo su papel unificador, de expresión sentimental que une a dos personas y las hace crecer, y se convertiría en un acto biológico de gratificación instintiva o económica, aseveró.

 

Por ello, hombres y mujeres deben buscar relaciones humanizadas, porque son las que llevan a la plenitud. En realidad, “hacer un esfuerzo para convivir con la pareja el mayor tiempo posible es más gratificante amorosa, emocional y psicológicamente que el cambiar de compañero por el puro placer del sexo”, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

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Cada vez es mayor el número de personas que en lugar de establecer relaciones reales recurre a la fantasía, afirmó José de Jesús González Núñez, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM. 

 

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Para gratificar sus necesidades el ser humano recurre a los table dance, pornografía por la red, chats, hot lines y citas a ciegas, afirmó el académico de la UNAM, Jesús González Núñez