06:00 hrs.  15 de Marzo  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-203

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

 

DEGRADACIÓN AMBIENTAL, ASPECTO  PERNICIOSO  DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO DE CHINA

 

·        Eclipsa ya a Estados Unidos como gran consumidor mundial, aseguró Yolanda Trápaga Delfín, profesora de la Facultad de Economía de la UNAM

·        Se han producido graves daños en zonas como Indonesia, donde cada año se registra la pérdida de áreas boscosas equivalentes al territorio de Suiza, en virtud de la demanda de madera ilegal, reveló

·        Desde el 2002 esa nación se ha convertido en el principal receptor de inversión extranjera directa a escala global, explicó el también docente Enrique Dussel

 

Uno de los aspectos perniciosos del crecimiento económico de China es la degradación ambiental. Su demanda de bienes es insaciable y eclipsa ya a Estados Unidos como gran consumidor mundial. De hecho, se calcula que dentro de una década será el primer emisor de gases de efecto invernadero, afirmó Yolanda Trápaga Delfín, catedrática de la Facultad de Economía de la UNAM.

 

Al participar en el ciclo “Oportunidades y retos de la economía de la República Popular de China para México”, expuso que la utilización de televisores, refrigeradores o celulares de ese país asiático es mayor que la de productos norteamericanos.

 

Al hablar de la base material sobre la que se sustenta este éxito, dijo que el año pasado multiplicó por siete sus importaciones de soya, gracias a la provisión de Brasil y a la pérdida de zonas de la selva del Amazonas, de donde se obtiene el grano a precios bajos.

Siendo la sexta economía mundial, China es el primer exportador de artículos basados en recursos primarios, aún cuando a últimas fechas cede paso a las manufacturas, explicó la experta.

 

“En ese país oriental la agricultura sigue siendo fundamental. A últimas fechas eligió, empero, la senda de especializarse en productos exportables, desplazando la producción doméstica de básicos, en los cuales logró alcanzar grados de autosuficiencia de alrededor de 100 por ciento a un alto costo ambiental”, recordó.

 

Esa nación no es sólo la segunda productora y consumidora mundial de fertilizantes, incluidos los tóxicos, sino que de manera intensiva ha arrasado su región norte. El hato bovino, caprino y bovino desertificó esa zona, sentenció.

 

A ello se aúna el ritmo de extracción maderable –utilizada en la fabricación de muebles– que de haber continuado hubiese destruido los bosques chinos dentro de una década. El gobierno decidió proteger el recurso para la recarga de acuíferos debido a la escasez de agua, refirió.

 

Empero, se volcaron sobre su periferia, generando graves daños en zonas como Indonesia, donde cada año se registra la pérdida de áreas arboladas equivalentes al territorio de Suiza, en virtud de su necesidad de cargamentos ilegales. Cada minuto se procesa un árbol de ese origen en áreas manufactureras, señaló.

 

Esas son algunas de las condiciones para mantener su competitividad. Pero el efecto no termina ahí, pues en naciones como la nuestra también se fomenta la tala y comercio clandestinos para contar con recursos a costos mínimos y competir, alertó.

 

Trápaga Delfín precisó que además, China –segundo importador de petróleo, fundamentalmente del Medio Oriente– tiene un déficit energético de 11 por ciento. Debido a que la planta productiva ha sufrido apagones, han decidido invertir en la industria nuclear. Apuestan a construir dos reactores cada año.

 

No sólo eso, reveló, 80 por ciento de su electricidad depende del carbón, el combustible más barato y sucio, que provoca lluvia ácida más allá de sus fronteras. Su legislación ambiental es más laxa que en México. No internaliza, por ejemplo, el costo de la disposición de desechos. Con todo ello se mantiene a la delantera.

 

Por su parte, Enrique Dussel, también de la FE, habló de lo que pasa en China y no sucede en América Latina y, en particular, en nuestro país. Señaló que su tasa de crecimiento promedio anual (PIB per cápita) de los últimos 25 años es ocho veces superior.

 

Desde el 2002 se ha convertido en el principal receptor de inversión extranjera directa en todo el orbe, incluso por encima de Estados Unidos, elemento fundamental para entender su dinámica. Un aspecto importante y comparativo es que ahí el sector productivo y sus empresas cuentan con financiamiento, comentó.

 

El especialista consideró que gran parte de este espectacular dinamismo se debe a la formación bruta de capital. “Hablamos de un país que invierte 40 por ciento del PIB desde hace al menos dos décadas”.

 

Enrique Dussel mencionó que China tiene una enorme presión  interna para generar empleo. Para el periodo 1980-2000 registró una reducción importante de población rural y crecimiento en el sector industrial, sobre todo el de manufactura.

 

Se requieren entre 10 millones y 13 millones de plazas anuales, resultado de la migración y el aumento de la población económicamente activa, añadió. La apuesta del Estado es generar puestos especializados. Así, países similares, como México, se verán enfrentados a una mayor masificación y grado de integración.

 

Los chinos han desplazado a México de su principal mercado de ventas: EU; desde 2003 se han convertido en el segundo importador de los norteamericanos, en sectores dinámicos para nuestro país, reiteró.

 

En 2003, China ya era nuestro segundo socio comercial. En noviembre de 2004 las exportaciones chinas a territorio mexicano crecieron 42 por ciento y las importaciones de México en 8 por ciento. Es decir, “les compramos 30 y les vendemos uno”.

 

No obstante, no se cuenta con información ni diagnósticos, ni con una política en este sentido. De ahí la importancia de hacer propuestas desde la academia, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 01

 

China eclipsa ya a Estados Unidos como gran consumidor mundial. Dentro de una década será el primer emisor de gases de efecto invernadero, afirmó Yolanda Trápaga Delfín, de la FE de la UNAM.

 

 

FOTO 02

 

Enrique Dussel, de la Facultad de Economía de la UNAM, señaló que la tasa de crecimiento promedio anual (PIB per cápita) de los últimos 25 años de China es ocho veces superior.