06:00 hrs.  11 de Marzo  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-194

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

DISTINTO EN FUNCIÓN DEL TIEMPO, EL UNIVERSO

 

·        Señaló Manuel Peimbert, del Instituto de Astronomía de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional

·        Ofreció la conferencia “El universo en que vivimos”, dentro de las actividades del Año Internacional de la Física

·        Hasta ahora se conocen cerca de 160 mundos, llamados exoplanetas, los cuales giran alrededor de otros soles, dijo

 

El universo es distinto en función del tiempo. En épocas anteriores, era más pequeño y caliente, y en el futuro será más grande y frío. El nuestro es “privilegiado”, porque antes fue demasiado ardiente para permitir observadores y dentro de miles de millones de años será tan gélido que no habrá vida.

 

Así lo aseguró Manuel Peimbert, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional, quien agregó que quizá haya muchos cosmos, y la humanidad pertenezca a uno de ellos. Los especialistas confirman un número infinito de espacios fuera o en un lugar distinto al nuestro.

 

Al ofrecer la conferencia “El universo en que vivimos”, dentro de las actividades del Año Internacional de la Física, señaló que esa idea surgió hace apenas dos décadas. En ese sentido, estas formaciones podrían generarse y desaparecer en función del tiempo; “llegaríamos a una teoría de metauniverso, de creación continua, de tal manera que no hubiera principio ni final, pero eso es hasta ahora una especulación”.

 

Lo que sí es seguro, aclaró, es que el nuestro no es todo lo visible afuera de la Tierra. Hay otra materia, pero obscura. Se conoce su existencia por la fuerza gravitacional; por ejemplo, la velocidad de rotación de nuestra galaxia se mantiene constante a grandes distancias, de otra forma disminuiría.

 

Manuel Peimbert expuso que los antepasados más remotos son los objetos celestes, nebulosas planetarias y supernovas, estas últimas “alquimistas exitosas” que pueden transmutar elementos en otros y por ello son responsables de la existencia de los “ingredientes” que nos forman, como oxígeno, carbono, sodio o magnesio, entre otros. Si tales estrellas masivas no hubieran existido no estaríamos aquí.

 

El profesor emérito refirió que los astros en formación tienen pequeños discos de polvo alrededor que dan lugar a la formación de planetas. Hasta ahora se conocen cerca de 160 mundos, llamados exoplanetas, los cuales giran alrededor de otros soles.

 

Se cree, abundó el destacado científico, que la mayoría de las estrellas poseen planetas. El universo observable tiene aproximadamente 100 mil millones de galaxias, cada una de las cuales contiene alrededor de 100 mil millones de estrellas.

 

Ante tal cantidad, resultaría raro que sólo el nuestro estuviera habitado. A pesar de que por el momento no se ha establecido contacto con alguna civilización extraterrestre, ese es uno de los objetivos a los cuales se dedica la astronomía, explicó.

 

Manuel Peimbert recordó que 98 por ciento de lo conocido del cosmos proviene de la observación de los fotones provenientes de los objetos celestes, los cuales, al igual que nosotros, los emiten, aunque no puedan observarse por estar en el infrarrojo.

 

Uno de los problemas para entender el espacio, dijo el astrónomo, es determinar las distancias; como un foco, entre más lejano está un objeto se observa menos brillante. Las galaxias, si están cercanas se alejan más despacio y conforme están más lejos se distancian con mayor rapidez, lo cual revela una expansión.

 

Para entender esta situación se requiere una teoría como la de la Gran Explosión. Si se aleja, significa que antes la materia estaba más cerca, y en un pasado todavía más remoto todo estuvo concentrado en un solo punto. Entonces se registró el “estallido” y se creó cuanto existe, añadió.

 

Albert Einstein cuestionó algo que los niños también preguntan: ¿por qué las estrellas no han caído sobre la Tierra? O más específicamente, ¿por qué si la teoría de la gravitación dice que las masas se atraen no se encuentran otras galaxias con la nuestra?

 

Sin saber de la expansión, contestó que debía haber una fuerza que lo impidiera, por lo que propuso un principio de repulsión a la cual llamó la “constante cosmológica”. La introdujo en sus ecuaciones de campo y encontró un universo estático, que podría tener una edad infinita sin que se modificaran las distancias entre galaxias.

 

En 1929 supo que efectivamente hay dicho alejamiento y reconoció la no existencia de su constante propuesta. Años más tarde, en 1998, se descubrió que las partes más alejadas del universo se aceleran con respecto a nosotros. En lugar de que la atracción frene su carrera, se están activando, recalcó.

 

Posteriormente, en el 2000 volvió a sustentarse este fenómeno, y la única explicación para ello es que existe una fuerza de repulsión gravitacional a grandes distancias, precisó.

 

“El gran error de Einstein en el siglo XX es el más importante para el XXI, porque podemos determinar de qué está hecha la energía del universo observable, y sólo 4 por ciento se debe a los átomos que conocemos, a la tabla periódica. Del resto (la materia obscura) no sabemos casi nada. Debe estar formada de partículas aún no encontradas”, concluyó Manuel Peimbert.

 

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FOTO 01

Manuel Peimbert, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, señaló que quizá haya muchos cosmos, y la humanidad pertenezca a uno de ellos.

 

FOTO 02

Manuel Peimbert ofreció la conferencia “El universo en que vivimos”, dentro de las actividades del Año Internacional de la Física.