19:30 hrs.  21 de Febrero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-143

Antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia

 

 

FUNDAMENTAL, LA REFORMA EDUCATIVA PARA LA ECONOMÍA MEXICANA

 

·        En la Primera Reunión Trimestral del CEMPE de la Facultad de Economía de la UNAM, Ernesto Acevedo señaló que ella es posible, a diferencia de otras transformaciones estructurales

·        Sólo en la medida como la mano de obra sea más calificada, la producción crecerá a un ritmo más elevado, aseguró

·        Eduardo Loría afirmó que la expectativa de crecimiento propuesta para México es de 3.95 por ciento, liderada por el consumo e inversión privados

 

Mientras gran parte del discurso oficial se concentra en reformas estructurales de tipo fiscal, laboral y energético, en el mediano plazo sería mucho más importante la educativa, porque incidiría de forma directa en la calidad de la mano de obra. Eso se traduciría, eventualmente, en un crecimiento económico sostenido, afirmó el investigador de la UNAM Ernesto Acevedo Fernández.

 

En la Primera Reunión Trimestral del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (CEMPE) de la Facultad de Economía (FE), expuso que esta adecuación es posible, a diferencia de otras transformaciones estructurales con un alto costo político que ningún partido desea asumir.

 

La misma debe orientarse a incrementar la calidad y cobertura de educación secundaria, media superior y tecnológica, mediante una estrategia de “ganar-ganar”, la cual no conllevaría discordias partidistas.

 

Asimismo, señaló que si bien para este año el CEMPE pronostica un crecimiento de 3.9 o 4 por ciento de la economía mexicana, “es importante considerar que esa tasa no es sostenible en el mediano plazo”. Dicho ritmo no es posible si la capacidad potencial y los factores determinantes no se incrementan, en particular la calificación de la mano de obra y el nivel de inversión.

 

Acevedo Fernández refirió que tasas de alrededor de 5 por ciento se pueden observar en algunos trimestres, pero no son seguros, pues generarían que la demanda no pudiese ser compensada con la estructura productiva del país. “Eso llevaría a tasas de inflación más altas y a ampliar el déficit de cuenta corriente”, abundó.

 

Para ser estable, mencionó, se requiere un clima microeconómico que fomente el financiamiento y acreciente la calidad laboral, la cual se traduciría en mayor productividad. Este desarrollo es congruente con la utilización plena de los factores lucrativos con que cuenta un país, en particular: empleo y capital. Aunque, aclaró, no sólo depende de esos elementos, sino de la cualidad de los mismos, porque modifican la posibilidad de progreso en el mediano plazo.

 

Ellos pueden ser internos, relacionados con las condiciones del mercado doméstico, política económica fiscal y monetaria, y el entorno. Los externos se refieren a la evolución de Estados Unidos, debido a los vínculos comerciales y financieros y por la cantidad de recursos transferidos a México mediante las remesas familiares.

 

En el CEMPE se estableció que la economía mexicana puede avanzar de forma sostenida a una tasa de 3.5 por ciento. “Eso significa que si alcanzara esos ritmos generaría un problema de ‘sobrecalentamiento’, porque aumentaría a un promedio más allá de lo permitido por sus factores productivos”. Sólo en la medida en que la mano de obra esté más calificada, los indicadores crecerían a un ritmo más elevado, reiteró Ernesto Acevedo.

 

Por su parte, Eduardo Loría Díaz de Guzmán sostuvo, que el Producto Interno Bruto (PIB) del cuarto trimestre del año pasado cerró en 4.4 por ciento, lo cual, junto con la expectativa de mayor crecimiento de EU, generó una esperanza para México de 3.95, tasa liderada principalmente por el consumo e inversión privados.

 

Esas variables son fundamentales y lograron que la economía mexicana despegara en 2004. Otra más ha sido la de inflación. La proyección para tal indicador se ha establecido en 3.93 por ciento, es decir, la meta del Banco Central de 3 por ciento será difícil de alcanzar, aclaró el especialista.

 

Este será un año de avance menor al del pasado, pero de estabilidad macroeconómica. De ninguna manera hay elementos para pensar que habrá una devaluación, crisis financiera o fiscal.

 

Loría Díaz mencionó que el déficit de cuenta corriente, o el desequilibrio del país en bienes y servicios con el resto del mundo, cayó desde 2001, por dos cuestiones: la contribución de las remesas, que pasaron de 6 mil 500 millones de dólares en 2000, a 16 mil millones en 2004, y cuya entrada “ha sido factor básico para darle estabilidad al tipo de cambio y financiar el déficit”.

 

La segunda, que el coeficiente de ahorro e inversión varió. El último descendió mientras que el primero fue estable. Explica por qué la cuenta corriente mantuvo índices estables. En 2004 y 2005, dado que la inversión creció, el déficit será manejable: de alrededor de 9 mil 900 millones de dólares, la mitad del 2000, aclaró.

 

También expuso que en el entorno nacional, la parte política tiene cada vez menos incidencia; al menos, en términos de la inflación. Desde 1993 el Banco Central es autónomo por ley y, en ese sentido, la conducción de la política monetaria se orienta a controlar ese indicador. Esas perturbaciones no se trasmitirán a los precios; pero de forma eventual, a las expectativas de crecimiento.

 

Por último, Hugo Contreras Sosa, dijo que hay dos problemas cruciales en EU: el comportamiento del mercado de trabajo y los desequilibrios sectoriales. En el primer caso se observa que la recuperación del PIB total observada desde el 2001 no fue respondida con igual intensidad por el mismo indicador industrial, lo cual trajo un crecimiento lento del empleo. Además, nuestro vecino tiene un gran déficit fiscal como contrapartida del externo.

 

Contreras Sosa aseguró que la consecuencia más visible del cambio de condiciones de política macroeconómica de EU en México puede verse en el alza de las tasas de interés; por ese efecto, las nuestras también se elevarán.

 

Por otro lado, no se observa afectación a la relación peso–dólar o a las condiciones fiscales de México. En este momento no hay a la vista impactos económicos negativos severos de las políticas macro de Norteamérica para nuestra economía, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO A 01

 

Ernesto Acevedo, Eduardo Loría y Hugo Contreras participaron en la Primera Reunión Trimestral del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos de la Facultad de Economía de la UNAM.

 

 

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Ernesto Acevedo Fernández, investigador del CEMPE de la FE de la UNAM, afirmó que una reforma educativa se traduciría eventualmente en un crecimiento económico sostenido.