16:00 hrs.  21 de Febrero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-142

Antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia

Pies de fotos al final del boletín

 

CADA VEZ MENOS EFECTIVO, EL MODELO PRESIDENCIALISTA MEXICANO

 

 

Políticos, economistas y académicos advirtieron desde distintas ópticas que el modelo presidencialista mexicano es cada vez menos efectivo y en algunos aspectos puede considerarse agotado, al participar en el Coloquio Internacional “Gobierno de Gabinete. Una propuesta de gobernabilidad y pluralidad política”, organizado por la UNAM, la Cámara de Diputados y el diario El Universal.

 

Al dictar una conferencia magistral  sobre el tema, el investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas, Joseph M. Colomer, se pronunció a favor de la “parlamentarización del presidencialismo” en México y planteó el acercamiento a un modelo típico de la Europa actual.

 

Sin embargo, indicó que con el multipartidismo, la integración de poderes similar a esa región, requeriría la formación de gabinetes de coalición, que tuvieran una mayoría en el Congreso, con la existencia de un primer ministro o jefe de Gabinete, con responsabilidad colectiva ante el Poder Legislativo.

 

En esta óptica, planteó que el jefe de Gabinete sea nombrado por el Presidente, pero ratificado por el Congreso, éste último con facultades de destituir a los miembros del equipo de gobierno. Ello, planteó, permitiría crear una mayoría legislativa-ejecutiva que favorezca la legislación, toma de decisiones y estabilidad política.

 

Durante la mesa El presidencialismo mexicano ¿un sistema agotado?, el diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional, José Alberto Aguilar Iñarritu, coincidió con la figura de un jefe de Gabinete, que sea un puente con doble legitimidad, al ser propuesto por el Ejecutivo, pero ratificado por el Legislativo, cuyo objetivo sería la formación de un gobierno  acorde con la voluntad del elector.

 

Planteó un pacto mayoritario de minorías activas para tener un país con rumbo acordado en lo fundamental. Por ello, sugirió avanzar  en la reforma del régimen presidencial, ya que en el actual sistema el que gana, gana todo y el que pierde, pierde no es convocado.

 

En su oportunidad, el legislador del Partido de la Revolución Democrática, Manuel Camacho Solís, señaló que el régimen político seguirá siendo presidencial por lo menos en el horizonte del próximo sexenio, pues ni la sociedad espera un cambio, ni los líderes de los partidos políticos tienen interés en establecer un régimen parlamentario en México, por muchos que sean sus méritos.

 

Por ello, aseveró, la solución al desencanto político se debe construir  dentro del actual régimen, por lo que es necesario facilitar la formación de mayorías en un sistema de partidos de tres fuerzas y aumentar la cooperación entre los poderes, y la efectividad del gobierno. Así, apuntó, se debe evitar poner en riesgo la estabilidad del país.

 

 

 

A su vez,, el profesor e investigador  del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Alberto Azis Nassif, expuso que con la alternancia que se dio en el año 2000 han habido cambios, donde la presidencia de la República ha perdido facultades y recursos, mientras que no tiene una mayoría en el Congreso.

 

Así, indicó, la nueva relación entre los poderes es un nuevo tema de la incipiente democracia mexicana, aunque la cuestión de fondo, dijo, es la transformación del régimen presidencialista.

 

Por su parte, Enrique González Pedrero, profesor de la UNAM, coincidió en que hubo optimismo sobre el cambio en el año 2000, pero las modificaciones no se dan de la noche a la mañana.

 

Expresó que la transformación del Estado en un espacio social y plural de derecho es una tarea colectiva. Ante ello, expresó que el presidencialismo prevalece porque la inercia social ha seguido, por lo que son esenciales los fundamentos de una auténtica cultura política.

 

En su turno, José Antonio Crespo, colaborador de El Universal y miembro del Centro de Investigación y Docencia Económicas, explicó que México comienza a conocer y ensayar el presidencialismo sin las condiciones de partido hegemónico.

 

Aseveró que este sistema con gobierno dividido tiende a la parálisis y a la anarquía, y está destinado al fracaso, por ello planteó la necesidad de introducir reformas, una de ellas la ampliación del periodo de diputados de tres a seis años.

 

Gobierno de Gabinete

Ante la propuesta de crear la figura de un gobierno de gabinete, la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, consideró indispensable preservar la dignidad de la institución presidencial, pero también fortalecer la confianza de los ciudadanos hacia el Poder Legislativo.

 

En la mesa Poder Ejecutivo en un gobierno de gabinete, aseguró que esta figura con tareas claras, con autoridad y con atribuciones constitucionales, y sujeta a las supervisión y censura del Legislativo, irremovible por el Ejecutivo, eliminaría ciertas condiciones que invitan al autoritarismo en el actual diseño de la institución presidencial.

La coordinadora de asesores del secretario de Gobernación, María Amparo Casar, coincidió en que México necesita un Ejecutivo más fuerte, lo cual no significa un Congreso más débil, ni en sus funciones de representación, ni de legislador ni de control. La propuesta busca acotar más al presidente y dotar al legislativo de mejores mecanismos de gestión. Sin embargo, la concentración del poder en el mandatario es un asunto del pasado”.

 

Si bien no se opuso abiertamente a una jefatura de gabinete porque tiene varias ventajas, advirtió que esa no es una de las reformas más urgentes a las que tenemos que enfrentarnos, como sí lo es la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, en particular la de crear herramientas mediante las cuales puedan tomarse decisiones de manera expedita. “Hay mejores vías para modificar nuestra constitución y atacar este problema”.

 

Por su parte, Francisco Valdés Ugalde, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, subrayó que nuestro país ha transitado a la democracia sin llevar acabo la renovación debida de su estructura política. “No ha abordado la reforma refundacional que el Estado mexicano requiere como fue, equivalentemente pero sólo de manera parcial, la reforma electoral”.

 

Así, insistió en tres asuntos pendientes: la relación entre Estado y régimen político, los componentes internos del sistema que no permiten un funcionamiento adecuado, y la relación general entre Estado y sociedad, que no corresponde al momento actual. Ello permitiría que el gobierno y sus órganos cumplan su función fundamental: servir a la sociedad.

 

El catedrático de la Universidad de Heildelberg, Dieter Nohlen, reconoció que el establecimiento de una democracia operante y el fortalecimiento de la gobernabilidad en México requieren reformas institucionales y modificaciones de conductas. Los cambios pendientes en las relaciones del Ejecutivo con el Legislativo no se restringen a acotar las facultades presidenciales y afianzar el Congreso, sino en estimular actitudes más acordes con el desempeño gubernamental.

 

 

 

Aseveró que las propuestas más convenientes para alcanzar mayor gobernabilidad democrática, preservando la actual estructura del sistema son: la formación de coaliciones parlamentarias en apoyo a la acción del gobierno, facilitando las alianzas electorales con vocación mayoritaria, así como la institucionalización de la figura del primer ministro en apoyo al presidente.

 

Al declararse en contra de la propuesta de jefe de gabinete o de gobierno de gabinete, Ignacio Marván, profesor del CIDE, acotó que más que agotado, en México el presidencialismo democrático apenas se ha iniciado y está en procesos de construcción, a través de los conflictos. Es como se ha venido erigiendo la gobernabilidad.

 

La controversia entre el Ejecutivo y la Cámara de Diputados en torno al presupuesto aportará más al presidencialismo democrático en nuestro país que lo dicho hasta ahora, en torno a la reforma del Estado. La responsabilidad que la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene en ella es mostrar que la división de poderes establecida en la Constitución no lo impedirá.

 

Para el senador panista, César Jáuregui, debemos formar una cultura democrática que genere también las relaciones entre los ejecutivos y los parlamentos. “Si bien ha permeado más la mezquindad, el desconocimiento y la ignorancia de muchos temas, tenemos que dar pasos más acelerados hacia la transición”.

 

Consideró que no se debe desdeñar la figura de jefe de gabinete, ni sobredimensionarla. Hay que tratar de acompañarla con otras reformas como la interpelación privilegiada, que se establece por escrito y por la cual el mandatario está obligado a rendir cuentas de la misma forma, a través del Diario Oficial de la Federación.

 

Finalmente Jorge Triana, diputado por el PAN, insistió en que la propuesta de un jefe de gabinete es una falacia para el sistema político que tenemos. Por eso no se habla de que la reforma vaya encaminada a un sistema de gabinete, sino de una transformación completa al régimen del Estado mexicano.

 

 

 

Por ello, tenemos que transitar de un presidencialismo infuncional, a lo largo de más de siete décadas, a un semipresidencialismo efectivo, concreto,  que dé resultados tangibles en el ejercicio de gobierno para todos los mexicanos, concluyó.

 

 

 

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Foto 1

Aspecto de la mesa “El presidencialismo mexicano : ¿Un sistema agotado?”, en el marco del Coloquio Internacional Gobierno de Gabinete: una propuesta de gobernabilidad y pluralidad política”.

 

Foto 2

Políticos y juristas debatieron sobre el tema “El Poder Ejecutivo en un Gobierno de Gabinete”, durante el Coloquio Internacional que realizan la UNAM, la Cámara de Diputados y el diario El Universal.