Boletín UNAM-DGCS-142
Antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia
Pies de fotos al
final del boletín
CADA VEZ MENOS
EFECTIVO, EL MODELO PRESIDENCIALISTA MEXICANO
Políticos, economistas y académicos advirtieron
desde distintas ópticas que el modelo presidencialista mexicano es cada vez
menos efectivo y en algunos aspectos puede considerarse agotado, al participar
en el Coloquio Internacional “Gobierno de Gabinete. Una propuesta de gobernabilidad
y pluralidad política”, organizado por la UNAM, la Cámara de Diputados y el
diario El Universal.
Al dictar una conferencia magistral sobre el tema, el investigador del Centro de
Investigación y Docencia Económicas, Joseph M. Colomer, se pronunció a favor de
la “parlamentarización del presidencialismo” en México y planteó el
acercamiento a un modelo típico de la Europa actual.
Sin embargo, indicó que con el multipartidismo,
la integración de poderes similar a esa región, requeriría la formación de
gabinetes de coalición, que tuvieran una mayoría en el Congreso, con la
existencia de un primer ministro o jefe de Gabinete, con responsabilidad
colectiva ante el Poder Legislativo.
En esta óptica, planteó que el jefe de Gabinete
sea nombrado por el Presidente, pero ratificado por el Congreso, éste último
con facultades de destituir a los miembros del equipo de gobierno. Ello,
planteó, permitiría crear una mayoría legislativa-ejecutiva que favorezca la
legislación, toma de decisiones y estabilidad política.
Durante la mesa El presidencialismo mexicano
¿un sistema agotado?, el diputado federal por el Partido Revolucionario
Institucional, José Alberto Aguilar Iñarritu, coincidió con la figura de un
jefe de Gabinete, que sea un puente con doble legitimidad, al ser propuesto por
el Ejecutivo, pero ratificado por el Legislativo, cuyo objetivo sería la
formación de un gobierno acorde con la
voluntad del elector.
Planteó un pacto mayoritario de
minorías activas para tener un país con rumbo acordado en lo fundamental. Por
ello, sugirió avanzar en la reforma del
régimen presidencial, ya que en el actual sistema el que gana, gana todo y el
que pierde, pierde no es convocado.
En su oportunidad, el legislador del Partido de
la Revolución Democrática, Manuel Camacho Solís, señaló que el régimen político
seguirá siendo presidencial por lo menos en el horizonte del próximo sexenio,
pues ni la sociedad espera un cambio, ni los líderes de los partidos políticos
tienen interés en establecer un régimen parlamentario en México, por muchos que
sean sus méritos.
Por ello, aseveró, la solución al desencanto
político se debe construir dentro del
actual régimen, por lo que es necesario facilitar la formación de mayorías en
un sistema de partidos de tres fuerzas y aumentar la cooperación entre los
poderes, y la efectividad del gobierno. Así, apuntó, se debe evitar poner en
riesgo la estabilidad del país.
A su vez,, el profesor e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social, Alberto Azis Nassif, expuso que con la
alternancia que se dio en el año 2000 han habido cambios, donde la presidencia
de la República ha perdido facultades y recursos, mientras que no tiene una
mayoría en el Congreso.
Así, indicó, la nueva relación entre los
poderes es un nuevo tema de la incipiente democracia mexicana, aunque la
cuestión de fondo, dijo, es la transformación del régimen presidencialista.
Por su parte, Enrique González Pedrero,
profesor de la UNAM, coincidió en que hubo optimismo sobre el cambio en el año
2000, pero las modificaciones no se dan de la noche a la mañana.
Expresó que la transformación del Estado en un
espacio social y plural de derecho es una tarea colectiva. Ante ello, expresó
que el presidencialismo prevalece porque la inercia social ha seguido, por lo
que son esenciales los fundamentos de una auténtica cultura política.
En su turno, José Antonio Crespo, colaborador
de El Universal y miembro del Centro de Investigación y Docencia Económicas,
explicó que México comienza a conocer y ensayar el presidencialismo sin las
condiciones de partido hegemónico.
Aseveró que este sistema con gobierno dividido
tiende a la parálisis y a la anarquía, y está destinado al fracaso, por ello
planteó la necesidad de introducir reformas, una de ellas la ampliación del
periodo de diputados de tres a seis años.
Ante la propuesta de crear la figura
de un gobierno de gabinete, la gobernadora de Zacatecas, Amalia García,
consideró indispensable preservar la dignidad de la institución presidencial,
pero también fortalecer la confianza de los ciudadanos hacia el Poder
Legislativo.
En la mesa Poder Ejecutivo en un gobierno de
gabinete, aseguró que esta figura con tareas claras, con autoridad y con
atribuciones constitucionales, y sujeta a las supervisión y censura del
Legislativo, irremovible por el Ejecutivo, eliminaría ciertas condiciones que
invitan al autoritarismo en el actual diseño de la institución presidencial.
La coordinadora de asesores del secretario de
Gobernación, María Amparo Casar, coincidió en que México necesita un Ejecutivo
más fuerte, lo cual no significa un Congreso más débil, ni en sus funciones de
representación, ni de legislador ni de control. La propuesta busca acotar más
al presidente y dotar al legislativo de mejores mecanismos de gestión. Sin
embargo, la concentración del poder en el mandatario es un asunto del pasado”.
Si bien no se opuso abiertamente a una jefatura
de gabinete porque tiene varias ventajas, advirtió que esa no es una de las
reformas más urgentes a las que tenemos que enfrentarnos, como sí lo es la
relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, en particular la de crear
herramientas mediante las cuales puedan tomarse decisiones de manera expedita.
“Hay mejores vías para modificar nuestra constitución y atacar este problema”.
Por su parte, Francisco Valdés Ugalde, del
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, subrayó que nuestro país ha
transitado a la democracia sin llevar acabo la renovación debida de su
estructura política. “No ha abordado la reforma refundacional que el Estado
mexicano requiere como fue, equivalentemente pero sólo de manera parcial, la
reforma electoral”.
Así, insistió en tres asuntos pendientes: la
relación entre Estado y régimen político, los componentes internos del sistema
que no permiten un funcionamiento adecuado, y la relación general entre Estado
y sociedad, que no corresponde al momento actual. Ello permitiría que el
gobierno y sus órganos cumplan su función fundamental: servir a la sociedad.
El catedrático de la Universidad de
Heildelberg, Dieter Nohlen, reconoció que el establecimiento de una democracia
operante y el fortalecimiento de la gobernabilidad en México requieren reformas
institucionales y modificaciones de conductas. Los cambios pendientes en las
relaciones del Ejecutivo con el Legislativo no se restringen a acotar las
facultades presidenciales y afianzar el Congreso, sino en estimular actitudes
más acordes con el desempeño gubernamental.
Aseveró que las propuestas más convenientes
para alcanzar mayor gobernabilidad democrática, preservando la actual
estructura del sistema son: la formación de coaliciones parlamentarias en apoyo
a la acción del gobierno, facilitando las alianzas electorales con vocación
mayoritaria, así como la institucionalización de la figura del primer ministro
en apoyo al presidente.
Al declararse en contra de la propuesta de jefe
de gabinete o de gobierno de gabinete, Ignacio Marván, profesor del CIDE, acotó
que más que agotado, en México el presidencialismo democrático apenas se ha
iniciado y está en procesos de construcción, a través de los conflictos. Es
como se ha venido erigiendo la gobernabilidad.
La controversia entre el Ejecutivo y la Cámara
de Diputados en torno al presupuesto aportará más al presidencialismo
democrático en nuestro país que lo dicho hasta ahora, en torno a la reforma del
Estado. La responsabilidad que la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene
en ella es mostrar que la división de poderes establecida en la Constitución no
lo impedirá.
Para el senador panista, César Jáuregui,
debemos formar una cultura democrática que genere también las relaciones entre
los ejecutivos y los parlamentos. “Si bien ha permeado más la mezquindad, el
desconocimiento y la ignorancia de muchos temas, tenemos que dar pasos más
acelerados hacia la transición”.
Consideró que no se debe desdeñar la figura de
jefe de gabinete, ni sobredimensionarla. Hay que tratar de acompañarla con
otras reformas como la interpelación privilegiada, que se establece por escrito
y por la cual el mandatario está obligado a rendir cuentas de la misma forma, a
través del Diario Oficial de la Federación.
Finalmente Jorge Triana, diputado por el PAN,
insistió en que la propuesta de un jefe de gabinete es una falacia para el
sistema político que tenemos. Por eso no se habla de que la reforma vaya
encaminada a un sistema de gabinete, sino de una transformación completa al
régimen del Estado mexicano.
Por ello, tenemos que transitar de un
presidencialismo infuncional, a lo largo de más de siete décadas, a un
semipresidencialismo efectivo, concreto,
que dé resultados tangibles en el ejercicio de gobierno para todos los
mexicanos, concluyó.
--- 0 ---
Foto 1
Aspecto de la mesa “El
presidencialismo mexicano : ¿Un sistema agotado?”, en el marco del Coloquio
Internacional Gobierno de Gabinete: una propuesta de gobernabilidad y
pluralidad política”.
Foto 2
Políticos y juristas debatieron sobre el tema “El Poder Ejecutivo en un Gobierno de Gabinete”, durante el Coloquio Internacional que realizan la UNAM, la Cámara de Diputados y el diario El Universal.