Boletín UNAM-DGCS-138
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
PARTICIPA UNAM EN PROYECTO MIRAGE–MEX PARA DETERMINAR EFECTOS DE LA
CONTAMINACIÓN
·
Ello
se realizará a escala regional y global, afirmó la investigadora universitaria
Mireya Moya
·
Dijo
que el programa lo llevan a cabo científicos mexicanos, en especial de la
Universidad Nacional, y estadounidenses
·
Se
busca conocer las consecuencias de la infición por aerosoles o partículas en
ámbitos como medio ambiente, funcionamiento de la atmósfera, clima y salud
·
El
Premio Nobel de Química Mario Molina y Mireya Moya forman parte del Comité
Científico de este programa
Para determinar los efectos locales, regionales
y globales de la contaminación de las grandes ciudades –como la capital de
nuestro país–, en ámbitos como medio ambiente, funcionamiento de la atmósfera,
clima y salud, científicos de México, sobre todo de la Universidad Nacional, y
de Estados Unidos llevan a cabo el Proyecto MIRAGE–MEX (Megacity Impacts on
Regional and Global Environments–México City Pollution Outflow Field Campaign).
Al respecto, el Premio Nobel de Química Mario
Molina y la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la
UNAM, Mireya Moya Núñez, ambos miembros del Comité Científico de MIRAGE, junto
con Telma Castro, informaron que este programa se creó para realizar mediciones
intensas y caracterizar la “pluma saliente” de infición en la Ciudad de México.
Precisaron que se trata del primer estudio de esta magnitud que se hará
en el mundo –liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas
(NCAR, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Energía (DOE) del vecino
país del norte– porque el muestreo de contaminantes se efectuará no sólo en la
superficie, sino en forma más precisa.
Mario Molina subrayó la importancia de MIRAGE
por ser un proyecto especializado que permitirá entender la pregunta: “¿qué
efecto tienen las emisiones de las grandes ciudades en el medio ambiente,
además de la repercusión local?”, porque hay conexión entre calidad, aire y
cambio climático. Con el análisis se espera entender esa relación.
Por su parte, la investigadora Mireya Moya
Núñez precisó que la intención es efectuar un estudio de campo intensivo de la
medición de tóxicos, el cual se llevará a cabo en la zona metropolitana.
El objetivo, aclaró, no es cuantificar la
polución en la Ciudad de México porque ya se conoce. El trabajo más
significativo al respecto es la intensa campaña que coordinó Mario Molina en
2003 para caracterizar los contaminantes superficiales del Valle de México.
Luego de ese ejercicio, el siguiente paso,
explicó, es la realización de MIRAGE. Se busca determinar hacia dónde se va la
“pluma” de infición en fase gaseosa y de partículas atmosféricas. Es importante
porque uno de los tóxicos de mayor interés académico son los aerosoles, los
cuales afectan el balance radiativo del sistema Tierra–atmósfera. Como
consecuencia, tienen incidencia en el cambio climático global.
La especialista subrayó que esperan entender
mejor los procesos físico–químicos que generan la formación de esos compuestos;
comprender sus interacciones y reactividad. Es decir, no se trata de medir
estos elementos porque existe una red automática de monitoreo que depende del
gobierno local y que los caracteriza en gas y partículas.
Para llevarlo a cabo, detalló, dos aviones
especializados de NCAR y de DOE, con instrumentación de vanguardia, harán
vuelos intensivos de muestreo para identificar la “pluma” saliente de polución.
Las aeronaves irán a distintas alturas, de acuerdo con la evolución diurna o
nocturna de la capa de mezcla y registrarán sus diversos niveles. Luego,
trazarán la ruta adecuada para hacer reconocimientos más allá de la superficie,
lo que dependerá del crecimiento de dicho estrato.
Detalló que el Valle de México se encuentra a
una altura aproximada de dos mil 200 metros sobre el nivel del mar. Por sus
características topográficas –rodeado de montañas– puede hacer difícil la
dispersión de contaminantes (en ciertas épocas del año, como la planeada para
el estudio MIRAGE). Estas características, junto con las condiciones
meteorológicas, pueden tener incidencia en el crecimiento de esta capa de
mezcla, la cual puede crecer por encima de los 2 mil metros sobre el nivel del
Valle. Con la radiación solar las partículas generadas provocan el crecimiento
de dicha capa.
Mireya Moya resaltó el interés científico en
estos aerosoles, debido a que pueden incidir en la salud por su composición
química, la cual podría tener elementos orgánicos dañinos. Son partículas de
fracciones respirables que, por su tamaño –menores a una micra, a 2.5 micras–,
pueden penetrar al tracto respiratorio, llegar a los alvéolos pulmonares e,
incluso, al torrente sanguíneo, según estudios publicados por la Escuela de
Salud de Harvard.
También, agregó, porque por su tamaño afectan
la visibilidad y, concretamente, el balance radiativo, es decir, interfieren
con la radiación que viene del Sol y llega a la superficie de la Tierra. Cuando
absorben ese calor, se produce un efecto de calentamiento, con implicaciones en
el clima. De acuerdo con su conformación se pueden atraer o reflejar. En este
último caso la actividad a producir es conocida como “enfriamiento”.
Esto es, detalló, si absorben o dispersan las
ondas caloríferas, de cualquier manera afectan dicho equilibrio.
Las partículas atmosféricas, señaló la
investigadora, son un contaminante criterio que no está en fase gas, como el
ozono, y desde hace cerca de 15 años ha cobrado gran interés por su estructura
química compleja: orgánicos, inorgánicos o metales. Esas fuentes darán la
característica en su integración química. Por ello, se vuelve un reto llevar a
cabo estos estudios.
Luego, Moya Núñez expuso que el Valle de México se estudia porque tiene
características peculiares: 3.5 millones de autos, una flota vehicular
particular, más de 18 millones de habitantes y una topografía que no ayuda a la
dispersión de tóxicos; es decir, se analiza esta zona porque son muchas las
fuentes y la incidencia que se presenta.
Una vez definidos los procesos físico–químicos,
expuso, se entenderán mejor los que originan la formación de aerosoles. Ello
dará pauta para que otras instituciones o ramas, como la de salud o
biodiversidad, hagan conexión entre su composición, recurrencia o niveles de
polución y cómo afectan en otras áreas.
Dejó en claro que la colaboración internacional
es necesaria, porque este tipo de proyectos conlleva muchos recursos dada la
instrumentación o infraestructura de vanguardia utilizada.
Más adelante, Mireya Moya informó que el
estudio se encuentra en fase de planeación, faceta que requiere de coordinación
entre los científicos de ambos países.
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FOTO 01
Mario Molina, premio Nobel de
Química y miembro del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, forma
parte del Comité Científico de MIRAGE, proyecto para determinar los efectos de
la contaminación de las grandes urbes en distintos tópicos.
FOTO 02
Mireya Moya, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM y miembro del Comité Científico de MIRAGE, explicó que este último pretende caracterizar la “pluma” de contaminantes en fase de gas y partículas en la Ciudad de México.